Seguro que en alguna ocasión habéis escuchado hablar de las rabiosas motos japonesas de 250 cc y cuatro cilindros que durante los 80 y 90 hicieron las delicias de las carreteras japonesas. Con propulsores capaces de subir hasta cerca de las 19.000 vueltas, eran réplicas a pequeña escala con un motor que más parecía una pieza de relojería.
Pero a estos motores supieron sacarle más partido, incluso vestidas de aspecto clásico. Y un ejemplo perfecto es la poco conocida (al menos aquí) Kawasaki Balius ZR 250. La Kawasaki Balius ZR 250 está hermanada directamente con la Kawasaki ZXR 250, que fue el modelo que estreno el rabioso propulsor tetracilíndrico.
Debemos pensar que es como tener entre las piernas cuatro pequeños motores de ciclomotor (cada cilindro cubica poco más de 60 cc), con 16 válvulas diminutas y todo creado para ofrecer el máximo rendimiento. Con unas dimensiones internas de 48×34,5 mm, refrigeración líquida y una compresión elevada (12,2:1), declaraba una potencia de 45 CV a 15.000 vueltas.
Estos datos corresponden a los primeros modelos (A1 y A2) que fueron comercializados en 1991 y 1992. Posteriormente, y para las versiones desde la A3 a la B4 (1993-2000), el motor rebajó su potencia a los 40 CV debido a cambios de normativa. En 2001 (B5), y hasta el fin de su vida comercial en 2007 (B7F), el motor fue renovado completamente. Sus cotas internas pasaron a ser de 49×33,1 mm, y la potencia de nuevo decreció ligeramente (39,5 CV a 14.000 RPM).
Como os imaginaréis, un cuatro cilindros de esta cilindrada no destaca por su par máximo. En las primeras versiones era de 25,49 Nm a 11.500 RPM para luego pasar a 23,53 Nm a 10.000 RPM. En su última evolución, la banda de entrega se estrechó, dando 20,59 Nm a 13.000 vueltas. Entre el par máximo y la potencia máxima solamente había un millar de vueltas.
La alimentación corría a cargo de cuatro carburadores Keihin CVKD de 30 mm, y que poner a punto debía ser una locura. Con esta potencia y un peso de 163 kg con todos los llenos, la velocidad máxima era de 170 km/h gracias a su caja de cambios de seis velocidades.
Al igual que el motor, el chasis de la Kawasaki Balius ZR 250 cambió de la primera generación (91-96) a la segunda (97-07). Si os fijáis por los años, el motor fue compartido por ambos modelos. En ambos teníamos como estructura principal un chasis tubular de acero (doble viga de aluminio en la ZXR). El basculante con la tecnología Kawa Uni-Track era de aluminio, pero empezó con un monoamortiguador para, posteriormente, montar una mucho más bonita y clásica pareja de amortiguadores con depósito separado tipo piggy-back.
A nivel de parte de ciclo, nos deleitaba con una horquilla telescópica de 39 mm, un disco de freno delantero de 300 mm con pinza de dos pistones, otro trasero de 230 mm (monopistón) y ruedas en dimensiones 110/70 y 140/70, ambas en 17″.
El depósito de gasolina empezó siendo de 15 litros, para pasar a 14 litros en la segunda generación. Y lo mejor, una doble esfera de instrumentación con la aguja del tacómetro que rozaba la zona roja en las 19.000 (!!!) vueltas. Pero lo mejor es que escuchéis a la Kawasaki Balius ZR 250 aullando en el siguiente vídeo.
Nota para los más freaks: el nombre de Balius se refiere a Balio, uno de los dos caballos de Aquiles. ¿Sabéis cuál era el nombre del otro? Janto, es decir, la Kawasaki Xanthus 400 de la que os hablamos el otro día. Además de motos fantásticas, usan nombres históricos. Y si queréis ver una extensa galería de esta moto, los compañeros japoneses de Autoby (de dónde proceden nuestras fotos), hicieron una retro-prueba de una unidad de segunda generación.
Ender
Japan Rules!!COMENTARIOS