La Malaguti Spidermax GT500, es un scooter que procede de una época, en la cual, los mega scooter tenía mucho auge en el mercado y había casi todo entre lo que elegir. No obstante, en el caso del Spidermax GT500, se podría decir que era un scooter de alta cilindrada de Piaggio, pues escondía en su interior un monocilíndrico que se podía encontrar en otros modelos como la Aprilia Scarabeo 500, la Piaggio Beverly 500 o el Gilera Nexus 500.

Hace tiempo que los maxiscooter no tienen el mismo tirón comercial de antes, han perdido un poco fuelle y no fue precisamente ayer cuando ocurrió. Todo lo que sea mayor a 400 centímetros cúbicos no parece encontrar usuarios, a pesar de representar un concepto de motocicleta bastante interesante.

Ahí quedan los modelos “viejos” como testigos de aquel auge, modelos como el Malaguti Spidermax GT500, un modelo que se puso en circulación en el año 2004 y que no tuvo el recibimiento que, por lo visto, se merecía. Son pocos los que se acuerdan de este modelo, cuya estética le va como anillo al dedo a su denominación comercial –ciertamente, parece un insecto–, pero la prensa de la época habla bastante bien, sobre todo la italiana.

El Malaguti Spidermax GT500 mezclaba conceptos de forma que podría haber establecido un segmento propio de haber tenido éxito. En teoría, es un scooter de tipo GT, con amplio asiento, mucho espacio para los ocupantes, una protección bastante conseguida y un motor de 500 centímetros cúbicos lo suficientemente potente para viajar hasta donde fuera. Todo ello sin olvidar el hueco bajo el asiento para dos cascos integrales.

Pero además, tenía un chasis de aluminio similar a un doble viga –con estructuras tubulares para dar soporte a carrocería y elementos varios– y unas llantas de 16 pulgadas en los dos ejes, que le conferían una estabilidad que no tenía ningún otro scooter. Ademas, como se ha comentado antes, el motor era de origen Piaggio y su fiabilidad, además de tener una red de asistencia muy grande, estaban probados.

Si tenemos en cuenta lo que decía la prensa de la época, el Spidermax GT500 era el mejor vehículo que había fabricado Malaguti hasta ese momento, tanto por cualidades dinámicas como por calidades. La aerodinámica se estudió y diseñó en túnel de viento para conseguir una protección máxima sin crear turbulencias ni afectar negativamente a consumos o estabilidad. La horquilla era Paioli con barras de 41 milímetros.

El corazón de tan peculiar insecto con ruedas era el propulsor MASTER de Piaggio, un monocilíndrico de 459 centímetros cúbicos estrenado en el Piaggio X9 500, un propulsor reconocido como uno de los mejores de su categoría, equipado con inyección, ejes de equilibrado, refrigeración líquida y capaz de superar la Euro 2. Rendía 40 CV, con los que podía flirtear con los 160 km/h.