Moto del día: Aprilia Scarabeo 500

Moto del día: Aprilia Scarabeo 500

A medio camino entre un scooter y una motocicleta al uso


Tiempo de lectura: 6 min.

La Aprilia Scarabeo 500 nacía a principios de la década del 2000 para completar la gama que la marca italiana había iniciado con sus modelos de 125 cc y 200 cc, respectivamente, siguiendo con su línea tan característica y singular. Para la marca la creación de este modelo no era solamente el entrar en el segmento de los maxiscooter, comandado por las japonesas y en especial por la Yamaha T-Max.

De algún modo quería unificar dentro de su Scarabeo 500 la conjunción entre un scooter, gracias a su posición de conducción y cambio automático, y la de una motocicleta convencional con el empleo de ruedas en medidas más parecidas a las de estas últimas. De esta manera la marca de Noale dio en el clavo, ya que este versátil scooter se mantuvo desde el año 2003 hasta 2014 dentro de su lista de ventas, sin apenas modificaciones o cambios reseñables para mantenerse actual y efectivo al mismo tiempo.

Pero volviendo al modelo inicial, los italianos instalaron dentro de su chasis de doble cuna en acero un monocilíndrico de 460 cc dotado de refrigeración líquida y distribución SOHC de cuatro válvulas, capaz de generar 39 CV a 7.500 RPM y alcanzar una velocidad punta de 158 km/h.

El modelo Scarabeo 500 llegaba revolucionando el segmento de los maxiscooter con una nueva fórmula nunca vista en el segmento, a medio camino entre las motocicletas al uso y el scooter convencional, disfrutando de lo mejor de ambos mundos

Si a esto le sumamos su magnífica estabilidad y paso por curva, además de una aceleración contundente y sin titubeos, teníamos la receta perfecta para movernos dentro y fuera de la ciudad de una manera cómoda y sencilla. Aprilia no escatimó en nada para ayudar a su fantástico propulsor a sacar el máximo rendimiento, como por ejemplo en su frenada compuesta de sendos discos en su tren delantero de 260 mm y pinzas flotantes de dos pistones. En el eje posterior se optó por un disco de 220 mm y pinza de dos pistones opuestos.

Además, había que sumarle el sistema combinado de frenada con el que la marca italiana había dotado al Scarabeo 500, con el cual si accionábamos la maneta derecha frenaríamos tan solo con los discos delanteros, pero si la que presionábamos era la izquierda, además de frenar con el disco posterior, también se enviaba presión a uno de los discos delanteros, ayudando de este modo a detener el maxiscooter italiano de una manera más efectiva.

Pero si en algo destacaba este “invento italiano” era precisamente en sus ruedas, que a diferencia de la competencia montaba neumáticos más estrechos y de mayor diámetro, en medidas 110/80 delante y 140/70 detrás, en unas bonitas llantas de cinco palos y 16 pulgadas fabricadas en aluminio.

Con un propulsor de casi 40 CV de potencia, unido a un excelente equipo de frenado y un gran equilibrio general del conjunto, el Scarabeo 500 era una opción muy recomendable para quien buscara un vehículo diferente y funcional a partes iguales

En cuanto a las suspensiones, se optó por una horquilla convencional con barras de 40 mm y un recorrido máximo de 100 mm sin opción de reglajes. El tarado de esta era lo suficientemente suave para un uso urbano y se comportaba con dignidad en carreteras con firme bacheado o a la hora de afrontar cualquier tramo de curvas.

Para la parte posterior un doble amortiguador era el encargado de realizar el trabajo, que en caso de llevar pasajero y carga en su baúl trasero era conveniente endurecer por la pérdida de recorrido en este. En este caso era regulable la precarga y nuevamente era suficiente para el comportamiento y uso que se le daría al Scarabeo 500.

Otro dato destacable era la autonomía de la que gozaba, gracias a la unión por un lado de unos consumos medios en torno a los 5,2 litros/100 km y por otro su depósito de 17 litros incluida la reserva, con lo que podíamos realizar medias de más de 300 kilómetros sin tener que repostar.

A nivel de equipamiento este maxiscooter era diferente a lo conocido hasta ese momento, disponía de un baúl trasero donde podíamos albergar dos cascos, un completo panel de instrumentos con tacómetro, velocímetro, relojes de nivel de gasolina y temperatura, así como una completa tira de chivatos y una pequeña pantalla digital de información.

Tras más de 10 años en el mercado y compartiendo segmento con el Arrecife 500, la marca transalpina decidió sacarlo de su gama, dejando al Aprilia SRV 850 como único exponente de la firma en el sector de los maxiscooter

También disponía de llave codificada e incluso una pequeña guantera en la parte interior de su frontal donde podíamos depositar pequeños bultos, aunque la forma de esta no era homogénea disminuyendo de este modo su capacidad.

Pero si algo había que resaltar en el Scarabeo 500 por encima de cualquier otra cualidad, era su estética, que podía gustar más o menos, y donde destacaba su faro delantero de grandes dimensiones que presidia su frontal con los pilotos de intermitencia a los lados de este. En el año 2005 fue modificado y recolocado justo detrás de los relojes, como en el resto de gama, dándole un aspecto más afilado y armonioso al conjunto, además de una cúpula de nueva factura y algún que otro elemento estético.

Pocos cambios más hubieron hasta el año 2013, momento en el que cesó su fabricación. El propulsor se mantuvo inalterado a lo largo de su vida comercial, al igual que el resto de elementos mecánicos o de parte ciclo, como frenada (más adelante llegó la versión con ABS) o suspensiones. No le hizo falta para estar batallando con la dura competencia del segmento, ya que quien optaba por el Scarabeo 500 sabía lo que quería desde un inicio y no buscaba el convencionalismo del resto de maxiscooter.

En la actualidad podemos encontrar en el mercado de segunda mano alguna unidad de este singular scooter, pero la realidad es que su hermano, el Aprilia Arrecife 500 (Atlantic en el resto de países), propulsado por el mismo motor, le quitó bastante cuota de mercado, ya que este sí era un maxiscooter al uso y lo que la mayor parte de la clientela demandaba.

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J. Rubio

Soy un enamorado del motor en general y de los vehículos clásicos y motocicletas en particular. Dedicado al mundo de la automoción desde hace unos años, disfruto probando toda clase de vehículos y escribiendo mis impresiones y experiencias sobre ellos.

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