Mototrans es una de las referencias motociclistas indiscutibles en la historia industrial de España. De hecho, un simple vistazo a su trayectoria nos revela cómo no fue una simple filial de Ducati en Barcelona. Lejos de ello, durante años se caracterizó por una notable autonomía a la hora de crear sus propios diseños, llegando a embarcarse en aventuras tan reseñables como la 24 Horas o la 250/4 GP. No obstante, antes de emprender aquella asociación con la casa italiana ya existía un germen desde el cual se creó la futura Mototrans. Hablamos de la empresa Maquitrans, fundada en 1941 con el objetivo de reparar tranvías y trolebuses.

Pero vayamos por partes. Para empezar, hemos de situarnos en la Barcelona de la posguerra. Especialmente marcada por la contienda civil así como por la posterior represión, la ciudad condal encontró en los años cuarenta del siglo XX uno de sus tiempos más lúgubres. De hecho, aquel ambiente creado por el Franquismo avivó aún más las ya de por sí notables desigualdades sociales. Especialmente visibles en una ciudad que, desde mediados del siglo anterior, acumulaba una gran cantidad de barrios obreros con problemas evidentes en su día a día. Todo ello, en claro contraste con el ensanche donde residía la burguesía catalana. Tan abierta a Europa como a los capitales provenientes de la trata de esclavos en las colonias ultramarinas.

Dicho esto, en aquel lugar donde habían florecido empresas automotrices tan excelentes como la Hispano-Suiza, la necesidad azuzó el ingenio hasta el punto de crear un panorama realmente interesante. De hecho, Barcelona no sólo es clave para entender la gran creatividad ibérica en torno a la motocicleta. Sino que también apareció como una de las ciudades más activas de Europa en lo que se refiere a lo microcoches. Además, el racionamiento de combustible llegó a avivar iniciativas tan visionarias como la representada por Vehículos Eléctricos Autarquía S.A. Un ambiente donde, asimismo, Pere Permanyer creció en lo industrial gracias a su empresa de autogasógenos. En suma, un paraíso para arqueólogos del motor al que sumar la existencia de la propia Maquitrans.

Maquitrans venía desde los años cuarenta dedicándose a la reparación de tranvías y trolebuses. Junto con Clipper – la cual importaba parte de la gama de Ducati – se asoció con Ducati para la formación de Mototrans de cara a fabricar bajo licencia ya en 1958

MT Scooter, el primero con el sello de Maquitrans

Durante los años cuarenta, la lenta pero progresiva recuperación de la economía española posibilitó la apertura de nuevos negocios. Así las cosas, llegados a 1952 Maquitrans decidió dar un paso hacia adelante diversificando su actividad más allá de la reparación de tranvías y trolebuses. Así las cosas, ¿por qué no lanzar un scooter? De hecho, en aquellos mismos momentos Moto Vespa S.A estaba echando a andar en Madrid con buenas expectativas. Es más, justo en el verano de aquel mismo año se fundaba en Éibar Lambretta de Locomociones.

En suma, los dos referentes para el mundo scooter acababan de aterrizar en el mercado español con una excelente visión de futuro. De esta manera, Maquitrans ideó como salto al mundo de las dos ruedas su propio modelo, dotado con un original motor de dos cilindros paralelos en posición horizontal con 188 centímetros cúbicos y 7,3 CV para alcanzar unos 70 kilómetros por hora. Además, éste se iba a presentar junto a un motocarro, completando así la gama con una opción perfecta para autónomos y repartidores.

Aquellos mismos que, hasta la llegada de la Citroën AZU producida en Vigo a finales de los cincuenta, no pudieron gozar de las ventajas de una furgoneta. No obstante, mientras el motocarro salió a serie, el scooter se quedó en fase experimental. Y es que, no en vano, crear desde cero una montura así requería de una enorme inversión tanto en el desarrollo como en el equipamiento de la cadena de montaje. Debido a ello, el MT Scooter quedó como un prototipo devorado finalmente por los descuidos del tiempo. Vamos, que no se conserva.

Curiosamente, también en 1952 Ducati lanzó en Italia un scooter que, si bien sí llegó a serie, tampoco obtuvo el éxito esperado

De todos modos, este diseño sigue teniendo el honor de ser el primero en portar las siglas MT pues, de hecho, su prototipo se ultimó antes que el del motocarro. Además, existe una curiosidad cronológica muy interesante. Y es que, precisamente en aquel mismo 1952, Ducati se venía arriba lanzando el scooter Cruiser. Mucho más caro que las sencillas 55R, 60 Turismo / Sport y 65T con las que había ampliado su gama más allá de la saga de motores Cucciolo. Posteriormente, Maquitrans y Ducati unirían sus destinos con la comercialización de la 98 Sport y el ensamblaje ya en Barcelona de la 125 durante 1959. Y es que, por lo que se ve, haber fracaso en el mundo scooter une mucho.

P.D. Si ha llegado usted hasta aquí, comprenderá cómo estamos hablando de temas con un rastro difuso en los ya de por sí precarios registros históricos del motociclismo español. Por ello, le pedimos comprensión respecto a la carencia de más material gráfico.