A todo vehículo se le puede analizar desde una evidente perspectiva técnica. Además, algunos lograron ser verdaderos éxitos comerciales, por lo que también se ha de tener en cuenta su faceta financiera e incluso publicitaria. Sin embargo, sólo muy pocos han traspasado las barreras de la simple movilidad para alzarse así a la categoría de iconos culturales. En este sentido, la Montesa Impala sigue siendo hoy en día uno de los elementos definitorios para la ciudad de Barcelona, sintetizando en sus líneas e historia gran parte del pasado industrial de la misma.
Asimismo, paseando por las calles de la capital catalana no resulta extraño contemplar a una de estas máquinas en movimiento. Todavía en uso diario al haber sido cuidadas, en muchos casos, por diferentes generaciones de una misma familia. Y es que, desde que apareciera en 1962, la Montesa Impala ha logrado ocupar un hueco importante en el imaginario emocional de la población barcelonesa, la cual contempló cómo la burguesía del Eixample escogía a esta motocicleta de cara a realizar con fiabilidad y limpieza sus movimientos diarios.
Eso sí, la progresiva popularización de las scooter fue arrinconando a la Montesa Impala, experimentando el fin de su producción allá por 1972. No obstante, a comienzos de los años ochenta ésta regresó bajo el nombre de Impala 2. Un modelo prácticamente igual en todo al original, nacido bajo el convencimiento de que, en un contexto de recesión económica, el diseño de la Impala seguía siendo plenamente válido para el desempeñó urbano en el día a día. Y sí, de hecho aquella idea sobrevivió incluso a la absorción de Montesa por parte de Honda, estando en catálogo hasta 1989.
Más allá de su acierto en materia de diseño, la Impala también ha pasado a la historia por su capacidad a la hora de convertirse en un icono para la ciudad de Barcelona
Montesa Impala 3, un proyecto movido por la nostalgia
En la vida de todo vehículo suele darse un tiempo crítico en el que, ya evidentemente usado y desgastado, ha dejado de ser nuevo sin llegar a acumular aún los años suficientes como para encender el ímpetu de los coleccionistas. Es decir, hablamos de ese periodo en el que no tenemos aún un vehículo histórico, sino simplemente viejo. Y sí, éste es verdaderamente peligroso para la conservación del patrimonio industrial. Un trance en el que no pocas joyas de la ingeniería han acabado desguazadas.
Así las cosas, lo cierto es que la aparición de la Montesa Impala 2 durante los años ochenta no ha de verse como una estrategia comercial unida a la nostalgia. En absoluto. Lejos de ello, aquella iniciativa tuvo sus raíces en la practicidad de la Impala a pesar de los años que habían pasado desde su lanzamiento y el necesario ahorro de costes dado en Montesa, la cual estaba profundamente afectada en lo financiero hasta el punto de ser absorbida por Honda. Un destino difícil, aunque menos duro que la definitiva extinción experimentada por Bultaco o Sanglas.
Ahora, ya en pleno siglo XXI la resurrección de la Impala ha de leerse en otra clave. Y es que, como bien ha ilustrado el automovilismo con éxitos como los de los nuevos 500, Mini y Beetle, el guiño a la nostalgia vende de forma satisfactoria. Toda una vía de trabajo a la que incluso se están sumando los eléctricos con modelos como el próximo Renault 5. Bajo este contexto, el pasado 2016 vio el estreno de un proyecto con intenciones de haber llegado a serie. Hablamos de la Montesa Impala 3.
La Honda escogida sintetiza bajo parámetros actuales el comportamiento de la Impala original de los años sesenta
Eso sí, éste no se ha sido creado por los responsables de Honda. Lejos de ello, la idea ha partido de un concesionario Honda en Barcelona, muy unido a la memoria de las Impala gracias a la conexión de sus dueños con el Moto Club Impala. De esta manera, Xavi y José Arenas coordinaron los esfuerzos necesarios para crear el kit gracias al cual una Honda CB500F puede asemejarse a la histórica motocicleta de Montesa. Escogida por su carácter versátil, fiable y apto para el toque deportivo, esta Honda ha sido vista como la base perfecta de cara a pensar cómo podría ser una máquina actual en comunión con las ideas plasmadas por Leopoldo Milá en la Impala hace más de seis décadas. Por de pronto se fabricaron tres unidades preserie del kit para la Impala 3. Quién sabe, dicen que no hay dos sin tres. Veremos qué ocurre.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.“Si la hacen, ellos vendrán”
Buenas tardes. A los que ya tenemos una edad, nos corre la nostalgia cuando recordamos estas motos, bellas y con caracter, tanto sea Montesa como Bultaco, Benelli, Sanglas, Derby etc…era el año 1984 cuando en pleno apogeo Honda Hurricane, Yamah TZR, etc…movido por esa nostalgia, escogí mi primera moto nueva: la Montesa Enduro H7 ya a punto de dejar de fabricarse…No fue un error y la pasee durante unos años por Barcelona.. Hoy en dia, ya con 55 años, y después de haber pasado por todas las japonesas entre otras, acabo de adquirir una Benelli…Esas máquinas nos marcaron y nos… Leer más »