Moto del día: Montesa Impala Trial

Moto del día: Montesa Impala Trial

Con el tiempo, este prototipo no sólo hay que verlo como una respuesta a la Sherpa T de Bultaco, sino también como otra muestra de la versatilidad de la Impala.


Tiempo de lectura: 4 min.

En la historia del motociclismo existen una serie de diseños disruptivos capaces de haber dictado un punto y aparte en sus respectivas especialidades. Así las cosas, mientras los bastidores de Antonio Cobas cambiaron los esquemas en el Mundial de Velocidad, la aparición de la Bultaco Sherpa T en 1964 puso del revés todo lo relacionado con el Trial. Es más, su victoria en los Seis Días de Escocía de 1965 marcó la apertura de un nuevo capítulo en esta rama del Off-Road, dejando así atrás a las pesadas monturas británicas de cuatro tiempos con las que se venía compitiendo.

Además, todo aquello fue liderado por Sammy Miller. Un piloto especialmente habilidoso no sólo por sus capacidades sobre la pista sino también por su gran talento afinando y desarrollando nuevas máquinas. Asimismo, el cambio producido por la Sherpa T llegó en un momento empresarial crucial para Bultaco, necesitada de seguir desarrollando más y más su oferta en el extranjero con motocicletas camperas de toda índole.

Eso sí, tras todo esto bien cabe preguntarse qué estaba ocurriendo en Montesa por aquellos mismos años. No en vano, la génesis de Bultaco puede verse como una escisión de la propia Montesa, provocada por el airado enfado de Francisco Xavier Bultó tras la decisión de Pere Permanyer relativa a cerrar el departamento de competición aún tras los éxitos de la Sprint 125. En todo caso, lo cierto es que el lanzamiento de la Impala en 1962 asentó la posición de Montesa en el mercado, teniendo no sólo un excelente modelo turismo sino, igualmente, la base idónea para preparaciones y versiones muy distintas entre sí.

montesa impala trial (3)

Montesa y Bultaco siguieron caminos paralelos durante los años sesenta. Por ello, no es difícil entender cómo la aparición de la Sherpa T hizo que Montesa quisiera contar con su propia montura de Trial especializada, algo que culminó en 1968 con la excelente Cota 247

Montesa Impala Trial, un prototipo clave para entender la llegada de la Cota 247

Sin duda, la década de los años sesenta fue una de las más trepidantes en la historia del motociclismo. Algo que se refleja no sólo en términos tecnológicos sino también comerciales. No en vano, las distintas especialidades del Off-Road fueron cobrando formas cada vez más concretas, separándose entre sí al tiempo que crecía una afición creciente al Trial, el Motocross o las carreras por caminos de largo recorrido.

Llegados a este punto, en Montesa vieron la importancia de subirse a este tren a fin de remediar la tremenda caída en ventas experimentada por las turismo. Otrora dominantes en los concesionarios pero, ya a mediados de los sesenta, completamente arrinconadas ante el auge del automovilismo masivo firmado por FASA o SEAT. De esta manera, al año de aparecer en catálogo la Impala ya contaba con una versión Cross con motores de 175 y 250 centímetros cúbicos.

Basada en la turismo barcelonesa, la Impala Cross presentó excelentes resultados tanto comerciales como deportivos gracias a su mezcla de buen diseño, fiabilidad y adaptación sencilla pero eficaz a las pistas de tierra. Eso sí, cuando unos meses más tarde la Sherpa T de Bultaco abrió el camino a un tipo de diseño totalmente distinto – y especializado – en el ámbito del Trial, Montesa tenía que reaccionar de alguna manera. Más aún si, como ya estaba claro a mediados de los sesenta, esta especialidad iba a gozar de una amplia popularidad en Cataluña.

De esta manera, en 1966 presentó un prototipo de Trial realizado sobre la Impala. Algo que hablaba muy bien sobre la versatilidad del diseño base creado por Leopoldo Milá. Y es que, durante ese mismo año, entró a producción la Impala 250 Sport. Una máquina pensada para la velocidad en el cuatro de litro con aspiraciones de cara a vérselas con la excelente Bultaco Metralla MK2. Es más, al igual que ésta la Impala 250 Sport tuvo un kit de preparación deportiva enfocado al mercado estadounidense.

montesa impala trial (1)

La Impala se utilizó como una base extremadamente versátil. Es más, mientras aquel año se afinaba este prototipo Trial salía al mercado un modelo deportivo de velocidad también con la Impala como cimiento

Sobre el prototipo Impala Trial lo más destacable fue la incorporación del motor con 247 centímetros cúbicos. La misma cilindrada exhibida por la futura Cota 247 de 1968. La excelente réplica dada por Montesa a Bultaco a cuenta de la Sherpa T. Eso sí, entre la Impala Trial y la Cota 247 distaba un enorme abismo de diseño. Y es que, al fin y al cabo, mientras la primera era la adaptación realizada a partir de una turismo la segunda sí era un diseño realizado desde cero para los nuevos parámetros de ligereza y maniobrabilidad asentados en el Trial. Entre medias, a modo de nexo, estuvo la 250 Trial de Pere Pi. Una triada con la que explicar a la perfección la trepidante evolución técnica de esta especialidad a mediados de los años sesenta.

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Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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