En una historia tan amplia como la de Moto Morini hay episodios muy diversos a recordar. De esta manera, quienes la asocien a recuerdos relativos al mercado español de los setenta u ochenta seguramente la tengan en mente por modelos como la 3 1/2. No obstante, quienes sean más seguidores del Mundial de Motociclismo quizás tengan como primera referencia la temporada de 1963. Su año de estreno en el mismo, protagonizando un intenso duelo hasta el final con el equipo oficial de Honda. Además, la máquina responsable de ello fue esta Bialbero. Una verdadera joya mecánica especialmente si hablamos de los motores con cuatro tiempos.
Pero vayamos por partes. Para empezar, lo mejor será situarse en 1937. Año en el Alfonso Morini fundó su propia empresa motociclista tras haber formado una sociedad con Mario Mazzetti desde 1925. A partir de aquí, este ingenioso italiano se sintió libre para desarrollar modelos deportivos aunque, en verdad, la mayor parte de la facturación se hizo gracias a una amplia gama de triciclos y motocarros. Eso sí, en ellos ya se veían detalles de ingeniería avanzada como sus elaboradas transmisiones por cardán. Sólo uno de los elementos que hacían de estos vehículos una opción de alta calidad dentro del campo de los modelos industriales.
No obstante, tras acabar la Segunda Guerra Mundial Moto Morini se subió definitivamente al tren del motociclismo. Es más, inauguró una nueva fábrica en 1946, desde la cual fue lanzando cada vez más opciones capaces de abarcar una amplia gama comprendida entre los 125 y los 250 centímetros cúbicos. Asimismo, fue en aquellos años cuando Moto Morini estableció los dos fundamentos sobre los que habría de construir su leyenda como marca. El primero fue la exquisita complejidad mecánica de sus motores, claramente a la altura de lo producido en Reino Unido y, posteriormente, en Japón. Y el segundo su constante participación en las carreras. Es decir, estábamos ante el nacimiento de una marca esencial para entender la historia del motociclismo deportivo en Italia.
Moto Morini venía de obtener unos excelentes resultados en el Campeonato de Italia. Sin embargo, seguía teniendo recelos a participar en el Mundial debido a su compleja y costosa logística
Moto Morini Bialbero 1963, un estreno de campeonato
Desde finales de los años cuarenta, Moto Morini se convirtió en una referencia indiscutible en los circuitos transalpinos. Es más, en 1949 ganó el campeonato nacional en la categoría de 125 centímetros cúbicos. Además, a comienzos de los cincuenta ya estaba disputando con éxito trofeos de índole europea gracias a su nuevo monocilíndrico con 250 centímetros cúbicos y 38 CV a 11.000 revoluciones por minuto.
Un verdadero hito en la ingeniería motociclista italiana, gracias al cual la marca asentó aún más su presencia en la competición. Sin embargo, lo cierto es que le costaba salir de Italia. No en vano, la logística necesaria para disputar con garantías un Mundial no estaba al alcance de cualquiera. Algo de lo cual saben hablar muy bien los bultaquistas, conscientes de las limitaciones de la casa catalana en materia de competición internacional a pesar de sus efectivas TSS.
No obstante, a comienzos de los sesenta el piloto Tarquinio Provino convenció a Alfonso Morini sobre las posibilidades de su empresa en el Mundial de 250 centímetros cúbicos. Además, en 1961 y 1962 el propio Provino consiguió ganar el campeonato de Italia con una Moto Morini 250 GP. Así las cosas, ¿por qué no intentarlo? Llegados a este punto, consiguieron estar listos para su estreno durante la temporada de 1963, centrando todos sus esfuerzos – lógico – en la cilindrada del cuarto de litro.
Aquella pugna se decidió en la última carrera, el GP de Japón. Lugar donde Honda pudo maquinar en contra de Provino impidiendo que éste lograse entrenar en la pista
Puestos sobre las pistas, bien se podría pensar que aquel primer año sería una especie de toma de contacto. Lejos de ello, la Moto Morini de Provino entró en una feroz lucha con la Honda oficial de Jim Redman. Algo verdaderamente inaudito, protagonizando una entrada triunfal que por poco acaba con el título mundial viajando para Italia. De hecho, Provino quedó segundo en la última carrera de la temporada tras una de las pugnas más competidas de la época. Estuvo a punto de conseguirlo. Además, aquel año encumbró a la Moto Morini 250 GP con cuatro tiempos como una de las mejores motocicletas de carreras en toda la historia de Italia. De hecho, muchos lo consideran el monocilíndrico más efectivo en esta categoría hasta la fecha presente.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.Tarquinio PROVINI!!