Recuerdo a la perfección cuando vi las primeras fotos de la MV Agusta Brutale 750 justo después del salón Intermot de Múnich del año 2000, me pareció sin ninguna duda la moto más bonita que había visto hasta ese momento, un recuerdo que aún perdura en mi retina y una sensación, que a día de hoy, 20 años después sigue estando tan presente como en ese momento.
Numerosas generaciones de “Brutales” se han sucedido a lo largo de estos 20 años, y también otras marcas han sacado espectaculares modelos, pero ninguna me ha dejado tan increíblemente fascinado como el diseño original de esta moto creada por el gran genio Massimo Tamburini, un diseño totalmente atemporal dominado por líneas curvas y fluidas, capaces de esconder una moto que derivaba directamente de otra deportiva de este genial diseñador, la MV Agusta F4.
En esta nueva creación se dejaba de lado el colín de la F4 con sus maravillosos escapes debajo del mismo, y se utilizaba una doble salida lateral cilíndrica de diferente sección que se aloja en el lateral derecho, en el que se había estudiado milimétricamente cada detalle para dejar totalmente a la vista una preciosa llanta trasera con radios en forma de estrella -que recuerdan a las del Ferrari F50- que se anclaba mediante un basculante monobrazo a un chasis muy compacto y que dejaba totalmente a la vista su propulsor.
En el frente destaca su faro con tecnología multiconvex con forma de óvalo, algo que en su momento resultaba criticado por algunos medios -la fórmula general era un faro circular- y que ahora podemos ver a diario en nuevas creaciones como en las Monster 797 o 821.
Pero esta moto no es sólo una obra que contemplar como si fuese un cuadro. Estamos hablando de una moto con un motor exactamente igual al de una de las superdeportivas más punteras de hace 20 años, y no derivado del mismo como se suele hacer con las hermanas “desnudas” de las deportivas, sino que en él sus cifras se mantuvieron intactas, e incluso siguen siendo muy interesantes a día de hoy.
Si hablamos de cifras puras, el motor es capaz de entregar una potencia de 127 CV, lo que junto con un peso que se conforma con 185 kg sobre la báscula, es capaz de lanzar la moto a una velocidad punta superior a 250 km/h, algo que no está nada mal para una motocicleta que carecía de algún tipo de protección aerodinámica.
El propulsor, como comentaba es el de la F4, desarrollado aún cuando la empresa pertenecía al grupo Cagiva, y es obra del ingeniero Andrea Goggi que trabajó asesorado por técnicos de Ferrari para el desarrollo de este motor. Tiene como una de sus señas de identidad las válvulas radiales que tan buenos resultados le dieron al equipo del cavallino rampante en sus motores de F1 en los 90.
Es un tetracilíndrico en linea que se monta como es habitual en la mayoría de las motos en posición transversal, se encuentra refrigerado por líquido y cuenta con distribución tipo DOHC, con cuatro válvulas por cilindro e inyección electrónica multipunto. Su cilindrada es de 749,4 cc, con una relación de diámetro 73,8×43,8 mm de carrera, por lo que estamos hablando de un motor de carrera corta, capaz de subir por encima de 13.000 RPM.
Es capaz de generar una potencia de 127 CV a 12.500 RPM y un par de 77,4 Nm a 10.500 RPM, con una entrega de potencia brusca, con poco par a bajo régimen y una explosión de sensaciones cuando superamos la mitad del tacómetro. Es un motor que le gusta girar alto de vueltas, y además su temperatura de funcionamiento es tan alta que será de esas motos con la que no querrás ir a comprar el pan en agosto, ya que tiende a subir bastante, sobre todo circulando en población, algo que notaremos de forma notable en nuestras piernas.
El chasis es de tipo multitubular o tipo Trellis de acero al Cromo Molibdeno realizado a través de tubos de sección cilíndrica unidos mediante soldadura Tig, con las pletinas que lo unen al basculante fabricadas en aluminio y el propio basculante fabricado del mismo material, consiguiendo un conjunto muy corto, estrecho, ligero y sobre todo rígido.
Las suspensiones impresionan al verlas, sobre todo la horquilla delantera Showa invertida con barras de 49 mm de diámetro, anclada mediante una impresionante tija inferior de tres puntos de anclaje y regulable tanto en precarga como en compresión y rebote, que trabaja en conjunto con un monoamortiguador trasero Sachs también totalmente ajustable.
El tarado de la suspensión junto con la rigidez del chasis configuran una moto tremendamente firme, que es muy eficaz cuando el asfalto es bueno, pero que deja notar cualquier irregularidad en nuestro cuerpo cuando hay baches o asfalto roto.
El apartado de frenos es excepcional sobre todo si nos trasladamos a la época en la que se gestó esta moto, pues incluso en la actualidad se encontraría plenamente vigente en cuanto a mordiente y tacto. El equipo delantero cuenta con dos discos de 310 mm al que muerden pinzas de seis pistones, eso sí, de anclaje axial. El equipo trasero cuenta con un disco de 210 mm y algo poco habitual, una pinza de cuatro pistones.
Las ruedas, como comentaba, tienen esa forma evocadora de las del Ferrari F50, y las malas lenguas comentaban que se hizo para hacer una relación directa con la marca de Maranello. Se encuentran también fabricadas en aluminio, y sobre ellas se montan unos generosos y deportivos neumáticos, con dimensiones de 120/65 en llanta de 17 pulgadas en el eje anterior, y una llanta de igualmente 17 pulgadas en el eje posterior con un neumático de medidas 190/50.
Si todo esto os parece poco, aunque hubo sucesivas actualizaciones del modelo y kits para mejorar más aún un producto que ya de por sí era excelente -pensando sobre todo en la época en la que se lanzó-, no podemos dejar pasar la oportunidad de hablar de su mejor versión a mi parecer, que fue la primera serie, denominada MV Agusta F4 Brutale 750 Serie Oro.
Fue una edición limitada de la Brutale que se lanzó para dar a conocer el modelo en una exclusiva edición limitada de 300 unidades numeradas, que aparte de contar con una placa identificadora, tenía elementos muy interesantes fabricados en magnesio con un acabado dorado, como el basculante monobrazo y sus pletinas de unión al chasis o la tija inferior, también contaba con un recubrimiento de titanio en su horquilla delantera y un asiento de cuero color tabaco.
Pero no siempre es oro todo lo que reluce -no lo digo sólo por la Serie Oro- y esta motocicleta también tiene sus sombras. Además del mencionado carácter “todo arriba” y su dinámica de moto rígida y exigente, algunas unidades tienden a sufrir problemas eléctricos relacionados con las bujías y sus cables, que son propensas a fallar con el paso del tiempo, y aunque no es una avería muy grave, os recomendamos que vigiléis bien su estado, así como el correcto funcionamiento del sistema eléctrico en general y de alimentación.
Así que si estáis pensando en comprar una, tenedlo en cuenta… porque el recambio es a precio Ferrari, supongo que es otra manera de evocar a la marca de Maranello.
Jesús Guillermo Pozo
Nací entre las historias de mi abuelo sobre su Derbi 125 Especial y el terrorífico sonido del escape 4 en 1 de la GPX 600 de mi tío y la belleza de su Vmax 1200. Mi padre, fue mi primer profesor con su viejo SEAT 127, y mi madre, cuenta que aprendí las marcas de los coches antes que el alfabeto.Saludos a todos..
Yo tengo una….y son fantásticas..
Saludos cordiales desde costa rica
¡Un saludo Koki! Nos alegra que nos leas desde Costa Rica ¿algo que reseñar de tu moto?
Suscribo punto por punto, a día de hoy sigue impactando, y ojo que los precios de algunas Brutales de las primeras series son muy tentadores, pero el mantenimiento como bien indicas va acorde con el de un producto exótico .
Lo mejor de esta moto es que estéticamente, una unidad bien conservada pasaría perfectamente por una moto recién comprada a día de hoy. ¡Que lujo el que la pudiese estrenar hace 20 años! Pd: estéticamente la nueva me gusta menos… (Aunque me gustaría verla en vivo)