Moto del día: New Imperial Model 30

Moto del día: New Imperial Model 30

Durante los años treinta el dominio de las máquinas británicas en los segmentos más ligeros se empezó a deteriorar. Eso sí, antes de ello llegaron diseños como el de la New Imperial Model 30.


Tiempo de lectura: 5 min.

Vaya por delante que a este lado del teclado nos mueve una visión sucinta y panorámica cuando trabajamos la historia del motociclismo. De esta manera, en la sección Moto del Día procuramos, con un afán enciclopédico, darle a la afición a las dos ruedas motorizadas una visión enciclopédica marcada por una lectura rápida. Así las cosas, esperamos haber alimentado la curiosidad de algunas personas por máquinas brillantes o, sencillamente, llamativas.

En fin, nuestra misión es simplemente la de encender la mecha para que, consultando fuentes más generosas en el tratamiento de los datos, la parte lectora se inicie por nuevos caminos. Desgraciadamente, en estos tiempos triunfa más el “sesgo de confirmación” que el gusto por acceder a nuevos conocimientos. Nadie ha de disculparse por ello, pero sabemos perfectamente cómo va a triunfar mucho más cualquier párrafo sobre una motocicleta sobradamente tratada que una buena historia relativa al motociclismo más señero.

Dicho esto, tampoco hemos de esconder cómo, aun siendo redactores alejados de las columnas de opinión, también estamos influenciados de una manera natural por nuestras propias filias y fobias. Y sí, a pesar de haber publicado centenares de artículos relativos al motociclismo barcelonés, vasco y madrileño en los últimos años, quien suscribe estas líneas tiene una tendencia escorada a las Islas Británicas. No en vano, durante las primeras décadas del motociclismo -especialmente en lo referente a las carreras- lo creado en ellas reinaba como la referencia en este sector. Eso sí, en los años treinta pasó algo que empezaba a evidenciar ciertas grietas en semejante muro.

Hasta los años treinta la pauta del motociclismo europeo vino marcada por las creaciones británicas, las cuales empezaron a verse comprometidas con al auge de marcas como BMW ya en los años treinta

New Imperial Model 30, se acerca el fin de la superioridad británica

Mientras en 1936 las marcas inglesas seguían dominando tanto en los circuitos como en las mesas de diseño, Alemania ponía “una pica en Flandes” presentando la BMW R5. Creada en torno a un ligero y rígido chasis de doble cuna en acero, su motor bóxer con 24 CV y 494 centímetros cúbicos estableció la pauta a seguir por la marca bávara durante el resto de su historia. Además, el cambio con pedal en vez de al puño mejoraba claramente el control de la motocicleta a altas velocidades. En suma, la R5 no sólo confirmaba a BMW entre los mejores fabricantes del momento sino que, asimismo, ponía a la industria británica contra las cuerdas en términos de innovación tecnológica.

Eso sí, aquí estamos hablando del segmento más prestacional del motociclismo. Aquel que, por precio y calidad, se encontraba restringido a los bolsillos más desprendidos. No obstante, por debajo de aquello las máquinas británicas seguían reinando sin demasiados problemas gracias a máquinas como la New Imperial Model 30. Situada en el ámbito del cuarto de litro gracias a sus 247 centímetros cúbicos, éste fue uno de los últimos grandes modelos producidos por esta marca para dicha cilindrada. Curiosamente, concebida como ligera en términos de competición.

Pero vayamos por partes pues, al fin y al cabo, la aparición de la Model 30 no se produjo por casualidad. De hecho, cuando New Imperial -una de las referencias inglesas más vetustas al haberse fundado en 1887- empezó a usar motores diseñados por ella misma en vez de otros comprados a JAP, ésta se especializó claramente en la categoría del cuarto de litro tanto en los concesionarios como en los circuitos.

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New Imperial no sólo fue una referencia en la categoría del cuatro de litro tanto en las calles como en las carreras; también destacó como una de las marcas más innovadoras en el prolífico panorama británico de aquellos años

Es más, todo aquello lo hizo con altas dosis de innovación, destacando sus conjuntos de motor y cambio fundidos en una sola pieza así como el uso de suspensiones traseras con horquilla pivotante. Sin duda, avances que confirmaron a New Imperial como una de las casas motociclistas más llamativas en el rico panorama británico previo a la Segunda Guerra Mundial. Asimismo, estos esfuerzos en el tablero de diseño tuvieron resultados evidentes bajo la bandera a cuadros, asentando a la marca como la más exitosa en la categoría “ligera” de 250 centímetros cúbicos con victorias de clase -que nadie tome esta expresión como una oda a la lucha proletaria- en el TT de la Isla de Man así como en los trofeos disputados en Brooklands. Un constante “toma y daca” entre el trabajo de ingeniería y lo aprendido en las carreras -algo que haría feliz a Francisco Xavier Bultó- bajo el cual se creó la Model 30 de 1933. Un previo muy digno a la gran victoria lograda en 1936 por Bob Foster en el TT de la Isla de Man en la categoría del cuarto de litro, de aquellas llamada bajo el mencionado apelativo de “ligera”. Esencial para entender cómo New Imperial cambió sus diseños mecánicos -de esto hablaremos en nuevas entregas de Moto del Día- pero, especialmente, conocida en los anales de la historia al haber sido la última vez que una motocicleta británica hacía esto. Y es que, después, vino el reinado de las máquinas italianas. En fin, imposible no situar a la New Imperial Model 30 como una referencia esencial para entender el fin de un ciclo. Un ciclo que, a la larga, ha acabado con muchas de las marcas británicas más icónicas desmanteladas o, de existir todavía hoy en día, en manos de capitales foráneos. Para ejemplo ahí tenemos a Lotus bajo el mandato de la china Geely. Un ejemplo que, aun descorazonador para algunos, no debe hacernos olvidar que la nostalgia, siempre, es mala consejera. Tengamos esto muy en cuenta, especialmente, al hablar de vehículos históricos.

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Sobre mí

Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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