En la larga historia marcada por las carreras en la Isla de Man, Norton es una de las marcas esenciales. Algo especialmente ejemplificado durante los años veinte, cuando a base de diversas innovaciones tecnológicas consiguió ser el fabricante referencial. En este sentido, la Norton CS1 es uno de sus mayores hitos, lanzándose en 1927 para conseguir el TT Senior de ese mismo año. Alga que daba nuevos aires a las victorias logradas en años anteriores por la Model 18. Una saga en la que, como siempre, conviene ir paso a paso de cara a desentrañar las claves de este periodo histórico para el motociclismo.
Así las cosas, lo mejor será situarnos en 1922. Año en el que una unidad preserie de la Model 18 se hizo con la victoria en el TT de la Isla de Man gracias a su revolucionario motor monocilíndrico con válvulas en cabeza – OHV – capaz de entregar algo más de 20 CV con un cárter seco fundido en aluminio. Además, su mezcla de fiabilidad y potencia desde bajas vueltas marcó un punto y aparte respecto a los anteriores motores de válvula lateral. Gracias a ello, Norton no sólo se marcó un buen tanto en los circuitos – donde ejerció su dominio casi sin contestación hasta 1926 – sino que también engendró un modelo capaz de estar en los concesionarios hasta después de la Segunda Guerra Mundial.
No obstante, lo cierto es que en el mundo de las carreras la competencia espolea la tecnología. Razón por la cual el ingenioso motor de la Model 18 fue siendo rebasado por otras marcas rodando la mitad de los años veinte. Por ello, el ingeniero de Norton Walter Moore ideó un nuevo monocilíndrico con casi medio litro de cilindrada caracterizado por su árbol de levas con engranajes cónicos. Capaz de incrementar el rendimiento hasta los 25 CV, lanzando a la Norton CS1 hasta los 136 kilómetros por hora a pesar de sus 145 kilos de peso.
La Norton Model 18 había sido un importante paso adelante, pero se necesitaba un nuevo motor que pusiera a la casa británica otra vez a la vanguardia de los circuitos
Norton CS1, un nuevo motor para recuperar el liderazgo
Como es lógico, en esta sección nos enfocamos en la máquina más que en el piloto. Algo que, como se puede intuir, dejamos claro desde el propio término con el cual clasificamos los textos de este apartado, repleto de redacciones breves y afán de selección enciclopédica. Sin embargo, resulta difícil hablar de la Norton CS1 sin al menos mencionar a Alec Bennet. Uno de los pilotos de motociclismo esenciales para el panorama británico de los años veinte, ganando hasta cinco veces en la Isla de Man al sumar sus victorias en el Senior 500 y el Junior 350.
Entre ellas, está la victoria en el Senior de 1927, donde la Norton CS1 se mostró imbatible en la misma forma y manera que la Model 18: con una unidad de preserie. De esta manera, más allá de los engranajes cónicos dispuestos en el lateral del motor, esta motocicleta exhibía innovación y eficacia con cualidades como su línea general, más afilada que la exhibida en modelos anteriores gracias a su extenso depósito de combustible plenamente integrado en el conjunto.
Gracias a detalles como estos, la Norton CS1 se convirtió en el cimiento sobre el cual la casa británica desarrollaría sus motocicletas de carreras durante los veinte años posteriores. Además, al fin los frenos delanteros adquirían una presencia importante, incorporando un tambor de 8 pulgadas. Llegados a este punto, al menos por un tiempo Norton consiguió recuperar el liderato que había disfrutado de 1922 a 1926 con la Model 18. Un diseño que había quedado ya lejos de la competición. Es más, acabó siendo una excelente opción rutera con más querencia por la potencia que por la velocidad punta. Lo que algunos llaman “ un percherón inglés “.
Sus problemas de fiabilidad fueron lo único que consiguió ensombrecer a un diseño por otra parte sobresaliente en la época
No obstante, la Norton CS1 también tuvo sus problemas. Algo especialmente visible en materia de fiabilidad. De hecho, en 1929 la CS1 sólo logró una victoria, precisamente en el GP de España. De todos modos, resulta una máquina esencial para la historia de Norton antes de la Segunda Guerra Mundial, pasando a la historia con hazañas como los casi 190 kilómetros por hora que alcanzó en la playa galesa de Pendine. Sólo imaginarlo nos pone en situación respecto a aquellos tiempos heroicos del motociclismo británico.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS