Siendo como es una empresa fundada en el siglo XIX, Peugeot hace muy bien usando el reclamo de su historia para mejorar la imagen que proyecta hoy en día. De esta manera, algunas de sus últimas campañas de publicidad han tenido como protagonistas a diseños nacidos hace décadas, estableciendo puentes entre el futuro más próximo y algunos de sus mejores hitos tecnológicos del pasado. Un buen ejemplo de ello es todo lo relacionado con el e-Legend. El prototipo eléctrico sobre el que hace tres años se vertieron ríos de tinta, presentando las líneas maestras de los nuevos automóviles Peugeot al tiempo que rinde un claro homenaje al 504 Coupé Pininfarina. Sin duda, uno de los modelos más atractivos en toda la historia de la casa del león.
Además, si nos vamos a la gama de dos ruedas también podemos encontrar operaciones similares. En este sentido, en los materiales de presentación del scooter Django se hacen diversas referencias al icónico S55 de 1953. Primer scooter de Peugeot. El cual, gracias a un diseño practico y bien resulto, logró ser la alternativa francesa a las omnipresentes Vespa de Piaggio. Pero vayamos por partes. De esta manera, lo mejor será situarnos en la Europa de la posguerra. Empobrecida por los desastres bélicos aunque, al mismo tiempo, capaz de asentar los cimientos de un progreso económico que tendrá a la expansión del consumo como protagonista.
Llegados a este punto, las nuevas clases medias urbanas vivieron un auge sin igual. Además, el crecimiento de las ciudades galopaba al ritmo del éxodo rural, abriendo un gran nicho de mercado para todos aquellos fabricantes que supieran ofrecer monturas prácticas para los desplazamientos diarios por un entorno metropolitano. Con todo ello, en Piaggio fueron los primeros en entender la situación, lanzando ya en 1947 sus primeras versiones de la Vespa. Un fenómeno al que se apuntó Lambretta e incluso fabricantes estadounidenses como Harley-Davidson. Y es que, sin duda, la década de los cincuenta fue el momento clásico y dorado para las scooter.
Peugeot supo adaptarse a las circunstancias, abandonando a tiempo los segmentos más prestacionales para lanzarse así a la conquista de las gamas populares
Peugeot S55, la primera scooter de la casa del león
Antes de acabar el siglo XIX Peugeot ya estaba fabricando motos. De hecho, antes de lograr sus primeros éxitos significativos en el automovilismo – tanto en carreras como en concesionarios – ya se estaba codeando en el TT de la Isla de Man con las Norton y las Triumph. No obstante, los ingenieros británicos se pusieron en cabeza mundial allá por los años veinte, mostrando alardes técnicos como los exhibidos en las Brough Superior.
Así las cosas, Peugeot se fue orientando hacia las cilindradas más escuetas, dejando a un lado los motores de competición con 750 centímetros cúbicos para abrazar las gamas más populares. Aquellas en las que encontró éxitos de ventas tan incontestables como el ciclomotor 104 aunque, un poco antes, también protagonizó el liderazgo del segmento scooter en Francia. Todo ello gracias a la Peugeot S55 de 1953, nacida al hilo de las scooter italianas aunque, al mismo tiempo, con una personalidad propia tanto en diseño como en calidad de fabricación.
Para empezar, de la Peugeot S55 podemos destacar sus formas. Formas en las que la estética sigue a la función, pues la protuberancia delantera – lo más reconocible de esta scooter – servía para alojar un pequeño maletero. Además, éste hacía pareja con la guantera situada delante de las rodillas y, al mismo tiempo, bajo el carenado del motor había espacio suficiente para alojar un juego de herramientas apto para cambios de rueda y pequeñas reparaciones sobre la marcha.
Aquellos dos jóvenes franceses lograron demostrar cómo estas máquinas, convenientemente usadas, podían dar un altísimo grado de resistencia y confianza en el uso
Asimismo, su motor monocilíndrico de dos tiempos y 125 centímetros cúbicos entregaba 4 CV a 4.600 revoluciones por minuto. Todo ello manejado con un cambio al pie extremadamente cómodo junto a un completo panel de controles en el manillar. De hecho, en cierta medida puede recordar a la amplia instrumentación exhibida en un automóvil. Respecto a la calidad del Peugeot S55 no sólo se pueden aportar pruebas relativas a su éxito comercial sino, especialmente, la hazaña lograda por dos jóvenes en 1957. Capaces de ir desde Saigón hasta París a lomos de sus scooter S55. Eso sí, en 1962 dos albaceteños lograron dar la vuelta al mundo en 79 días sobre una misma Motovespa junto a no poco equipaje. En fin, lejos de comparar, lo mejor es darse cuenta de hasta qué punto aquellas sencillas motocicletas eran confiables y resistentes.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS