La Piaggio Typhoon 50 es otra de aquellas scooters míticas de comienzos de siglo. En aquellos años los ciclomotores de 50 estaban a la orden del día y era fácil verlos pasar zumbando por la calle a todas horas con sus escapes humeantes y su característico olor a aceite quemado.
Aunque en esencia todas las scooters de este tipo eran parecidas, incluso un mismo fabricante solía sacar varios modelos a la venta con características, mecánica y prestaciones similares, pero con una estética y personalidad diferenciadas para así poder arañar cuota de mercado en un segmento tan saturado y concurrido como este.
En el caso de los italianos, tenían (y siguen teniendo) un montón de marcas de scooters bajo el paraguas del grupo: Gilera, Aprilia, Vespa, Derbi o incluso la propia Piaggio. Pero es que dentro de la marca matriz la gama ofrecía varios modelos como la Piaggio Zip, la Piaggio NGR o la propia Typhoon.
Nuestra protagonista de hoy era algo así como el scooter campero para hacer motocross, imagen que conseguía principalmente gracias a sus neumáticos que eran de proporciones muy atípicas. Las llantas eran de 10 pulgadas en ambos ejes, pero las gomas que montaba eran bastante anchas y semitaqueadas, lo cual le daba una imagen muy peculiar a la par que agresiva al modelo.
El resto de la moto era bastante anodino. No tenía las formas suaves y sugerentes de la Zip, ni tampoco la línea más deportiva de la NGR. Aquí vemos una carrocería más simple pero que transmitía robustez, como si estuviera preparada para salir al campo con ella y reventarla a baches porque era capaz de soportarlo todo.
A nivel de parte ciclo el bastidor era de tipo tubular, como en casi todas las scooters del mercado a excepción de la Vespa. Curiosamente contaba con una horquilla invertida en el tren anterior. En el apartado de frenos, delante montaba un disco de reducido diámetro, mientras que atrás el trabajo se le confiaba al clásico tambor integrado en la propia llanta.
Mecánicamente, montaba el motor monocilíndrico refrigerado por aire dos tiempos de Piaggio, el mismo que se usaba en la Zip y quizá en el resto de scooters de gama “baja” del grupo. No era una mecánica especialmente rabiosa ya que las propuestas refrigeradas por agua siempre habían tenido más punch.
En este tipo de motos el peso o la envergadura del conductor juegan un papel decisivo a la hora de establecer una marca de velocidad máxima, pero en general podemos hablar de unos 65-70 km/h en las mejores condiciones. Eso, claro, siempre que se le retirasen los topes limitadores de velocidad, porque os recuerdo que los ciclomotores por ley no pueden pasar de 45 km/h.
De todas formas, dada su gran sencillez, era habitual que los dueños decidieran darle “vitaminas” al motor a base de carburadores más gordos (el de fábrica era de 12 mm y mucha gente se subía a 17,5 mm o incluso a 21 mm) y escapes menos restrictivos. Si ya queríamos alcanzar el Stage 3 de potencia lo siguiente en la lista de chucherías pendientes de comprar con la paga semanal eran el cilindro y pistón de 70 cc.
Todas estas modificaciones obviamente aumentaban significativamente la potencia, pero a su vez también implicaban una merma importante en la fiabilidad, mientras que el consumo de combustible podía igualar fácilmente al de motos con 10 veces más cilindrada.
El peso del conjunto alcanzaba unos ridículos 81 kg en seco, pero al carecer de refrigerante y cárter con aceite, lista para rodar sigue siendo un peso pluma. El tanque de gasolina hace 5,5 litros de capacidad, y como el consumo de la Piaggio Typhoon ronda los 3,5 l/100 km, la autonomía se queda en unos escasos 150 km.
Hoy en día se pueden encontrar de segunda mano a precios ridículos. Por unos 500 euros ya deberías poder encontrar unidades en buen estado. El problema es que el tiempo de estas motos ya pasó. Hoy en día este tipo de scooters sencillas y económicas de 50 están siendo sustituidas a pasos agigantados por esta nueva moda de los patinetes eléctricos. No obstante, estos ciclomotores seguirán estando en la memoria de muchos aficionados al motociclismo, cuando giren la cabeza hacia atrás y recuerden cómo fueron sus primeros pasos sobre dos ruedas.
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Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.Es una pena que la cantera del motociclismo este desapareciendo y no se vean “cacharros” de estos. Yo tambien soy del 82 como Luis Alberto y en nuestra epoca estas maquinas eran nuestros sueños. Los que podian aspirar a mas ya se enzarzaban en las Aprilia RS, Derbi GPR… Incluso en el mundo del trail habia buenas representantes como la Derbi Senda. Yo empece con una Derbi Predator, pero el scooter que se llevaba la palma aquella epoca era la Gilera Runner. En fin, una pena que desaparezcan estas “freidoras” que tanto nos hacian soñar y que nos empezaron a… Leer más »
Esa moto ya la conocí yo no a principios de siglo si no el siglo pasado, cuando yo iba solo colegio la gente esperaba tener 14 años para llevar una de estas, una vespino o una variant, y soy del 82 o sea que… y por supuesto la nrg llegó mucho después cuando ya estábamos acostumbrados a ver Aprilias sr, rs, speedfight… de hecho lo acabo de buscar y es del 93