En Estados Unidos siempre ha existido una gran devoción a la hora de diseñar vehículos, algunos tan sumamente extraños que uno se pregunta qué es lo que pasaba por la cabeza de su inventor. Pero con los años siempre le coges cariño, como es el caso de la Pulse Autocycle que hoy os traemos.
Aunque hablamos de una motocicleta que se empezó a comercializar a mediados de los años 70, debemos remontarnos más atrás en el tiempo para conocer su historia. Cómo no, y viendo el aspecto exterior, uno se imagina que guarda estrechos lazos con la industria aeronáutica. Y así es.
Todo empieza cuando el ingeniero Jim Bede empieza a diseñar a finales de los años 60 aviones de pequeño tamaño y pensados para que todo el mundo pudiese tener uno. Lo curioso es que eran reactores, no aviones de hélice, y su configuración le permitía ser transportado en un remolque e incluso guardarse en un garaje doméstico.
Estos aviones serían conocidos como los BD-4 y BD-5. Fueron relativamente exitosos e incluso alguno de ellos lo hemos podido ver en el cine y la televisión; por ejemplo, en la película de James Bond, “Octopussy”. Allí Roger Moore pilota uno de estos BD-5 y acaba en una gasolinera, dando un claro ejemplo de su pequeño tamaño y maniobrabilidad.
Los aviones, que se vendían en formato de kit, hágalo usted mismo, se vendieron hasta 1975, cuando debido a la baja demanda se dejaron de fabricar. Entonces fue cuando Jim Bede fundó Bede Design y utilizando un concepto similar al de los pequeños jet fabricó un primer prototipo de motocicleta carenada bajo el nombre de Litestera Autocycle.
Hizo un primer prototipo que captó la atención de algunas empresas, entre ellas Owossoro Motor Car Company, la cual se hizo con los derechos de producción y cambió el nombre al de Pulse Autocycle. Con él además nacía un nuevo tipo de automóvil denominado con el acrónimo GCRV, algo así como Vehículo Terrestre de uso Recreativo. De hecho, su propio nombre apuntaba a su concepto ubicado a medio camino entre un AUTOmóvil y una motorCYCLE.
Debemos tener en cuenta que aunque podamos pensar que se trata de un automóvil de cuatro ruedas, lo cierto es que se trata de un triciclo, ya que en ningún momento todas las ruedas están al mismo tiempo en contacto con el suelo. Las dos ruedas situadas en los extremos de las falsas alas sirven para estabilizar el vehículo en las curvas y evitar que vuelque.
El ejemplo más cercano lo encontramos en una bicicleta de niño con ruedines en la parte posterior. El niño gira el manillar en el sentido de la curva y la rueda exterior evita que la bicicleta se incline y por lo tanto, según el efecto del contramanillar, girase hacia el lado contrario.
La carrocería que simula el fuselaje de un avión está montada sobre una estructura tubular. La rueda delantera proviene de un automóvil y es de 13″, con un sistema de suspensión específico, mientras que en la parte trasera el amortiguador es neumático. Las ruedas auxiliares laterales son de 8″.
El interior, o mejor dicho, la carlinga, es accesible a través de una cúpula deslizable hacia atrás. En el interior los asientos se sitúan en disposición 1+1 y es lo más parecido a un automóvil: cambio de marchas manual, pedales y volante. Incluso comodidades como el aire acondicionado o dispositivos pensados para aumentar la seguridad como el cinturón para el conductor y el pasajero. Como curiosidad, la unidad de las fotos lleva un cuadro de mandos heredado de una BMW K 100.
Respecto al motor, y como suele ser habitual en este tipo de vehículos, a medida que se fueron construyendo las casi 350 unidades que se comercializaron se utilizaron propulsores de distintos fabricantes: Honda, Yamaha, BMW, etc. Normalmente en torno al medio litro de cilindrada, aunque las últimas versiones compartían el motor de cuatro cilindros de las primeras Honda Gold Wing. No es un vehículo ligero, como os podéis imaginar, unos 450 kg. Y aunque las versiones más potentes llegaban en el mejor de los casos a los 80 CV, como su aerodinámica era excepcional, sus prestaciones eran más que dignas.
Por supuesto, y dado que se trata de un modelo muy futurista, ha sido utilizado en varias películas ochenteras y noventeras: “Regreso al Futuro II” o “Robocop” son algunas de las más conocidas.
Como os podéis suponer, el Pulse Autocycle se trata de un vehículo muy raro de ver y de los que quedan muy pocas unidades, así que cuando salen a la venta y su estado es perfecto es raro que bajen de los 35.000 euros. Es el precio que hay que pagar por tener tu propio avión con ruedas.
Fotografía: Mecum Auctions
Ender
Japan Rules!!COMENTARIOS