Desgraciadamente, la afición más veterana recuerda a Michel Frutschi por engrosar la terrible lista de los pilotos fallecidos en carrera. Nacido en 1953, este suizo fue un habitual en las parrillas de salida del Mundial presentándose como privado. Uno de los muchos que, aún en los años setenta, seguían jugándose el pellejo en los circuitos con más pasión que medios logísticos. Algo que, por otra parte, favoreció la aparición de modelos Yamaha perfectos para este tipo de iniciativas; siempre un paso por debajo de la altura mostrada en los equipos oficiales.
De hecho, desde 1977 hasta 1982 todas y cada una de sus carreras en el Mundial -donde compitió tanto en 250 como en 350 e incluso 500- las disputó con motocicletas de la mencionada marca japonesa. Asimismo, su gusto por las cilindradas más generosas lo llevó a competir en la Formula 750. Por cierto, el mismo campeonato que, en 1976, ganase el español Víctor Palomo también a lomos de una Yamaha. No obstante, las dos últimas temporadas de Michel Frutschi tuvieron como protagonistas primero a Sanvenero y, después, a Honda.
Todo ello antes de encontrar la muerte durante el GP de Francia de 1983. Segunda carrera del año para el Mundial de 500 y, terriblemente, el escenario de una caída fatal en la que este piloto llegó a fracturarse el cráneo quedando tendido sobre la pista falleciendo poco después en el cercano hospital de Le Mans. Un desenlace terrible para su carrera, la cual se hallaba al fin en su momento más prometedor tras no pocos años fogueándose por detrás de los equipos oficiales. Es más, su mayor éxito lo logró ganando el GP de Francia de 1982. Precisamente, aquel en el que las escuadras de fábrica se negaron a competir en protesta por el mal estado general presentado por el circuito de Nogaro.
El GP de Francia 1982 fue de lo más atípico, con el plante generalizado de los equipos oficiales como protesta ante el peligroso estado del circuito de Nogaro
Sanvenero 500 GP, una historia compleja y triste
Curiosamente, aquel GP de Francia de 1982 -en la cilindrada del medio litro- no sólo fue el mayor hito en la carrera de Michel Frutschi, sino también en la del equipo italiano Sanvenero. Fundado dos años antes por el entusiasta italiano Emilio Sanvenero, éste disputó tanto el Mundial de 250 como el de 500 con unas motocicletas de factura propia impulsadas por motores claramente inspirados en los diseñados por Suzuki. En suma, otra de las pequeñas y exquisitas empresas de ingeniería de competición que aún afloraban en la Italia de la época.
Además, en España Sanvenero llegó a tener una repercusión evidente debido a que su equipo oficial fichó a Ricardo Tormo para competir en 125. De hecho, seguramente algún aficionado aún recuerde la imagen de su motocicleta en la portada de una revista especializada, siempre identificable por la llamativa franja horizontal con estampado de cebra. No obstante, yendo a la cilindrada del medio litro la casa italiana contrató a Michel Frutschi y Guy Bertin. Este último, todo un veterano de los circuitos llegando a competir el Mundial en hasta doce temporadas.
Respecto a la máquina preparada, la Sanvenero 500 GP era pura artesanía. Es más, sólo se fabricaron tres unidades. Una cifra reducidísima en contraste con la producción de la máquina de 125, de la cual se llegaron a ensamblar varias decenas al ofrecerse como una opción solvente para pilotos privados. De hecho, junto con la publicidad la mayor parte de la financiación de Sanvenero provenía de la venta de estas motocicletas.
De las tres unidades fabricadas dos acabaron confiscadas para el pago a acreedores; ahora una -la que se cree fue usada por Michel Frutschi en el GP de Francia 1982- se encuentra a la venta en una casa especializada británica
Y sí, aquí llegamos a una de las grandes paradojas para estos pequeños equipos y, en última instancia, la razón de su desaparición misma tal y como también le pasara a Piovaticci. Y es que, persiguiendo la perfección, su endeble estructura económica quedaba tan tocada que, al alcanzar el mejor estado en las pistas, se producía una quiebra súbita tras haber agotado todas las posibilidades de financiación. En suma, morir en la cumbre. De hecho, dos de las tres Sanvenero 500 GP fueron literalmente confiscadas para realizar pagos a acreedores. Un triste y abrupto final dado a los pocos días de haber ganado en el GP de Francia de 500. Sin duda, el mejor momento tanto para Sanvenero como para el malogrado Michel Frutschi.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS