Moto del día: Scott Flying Squirrel 1926

Moto del día: Scott Flying Squirrel 1926

Con motor de dos tiempos y un chasis muy particular, esta montura es de una de las mejores británicas de su época


Tiempo de lectura: 5 min.

Al escribir sobre motocicletas clásicas a diario, resulta inevitable realizar ciertas piruetas mentales a fin de encontrar temas que no hayan sido glosados. Así las cosas, uno de ellos nos vino a la cabeza esta misma semana. Curiosamente escribiendo sobre un modelo español: la Ardilla 125. Aquella popular turismo vendida en Argentina – aunque producida en Cataluña – gracias a la fugaz alianza establecida entre la España de Franco y el primer gobierno de Perón. Un modelo, claro está, muy alejado de la Scott Flying Squirrel de 1926. Británica hasta la médula, aunque relacionada con la española en la mención a las ardillas en su denominación comercial. No en vano, su brioso motor de dos tiempos le daba un comportamiento tan rápido y eficaz como el salto del simpático roedor.

Pero vayamos al comienzo de toda esta historia. Concretamente hasta 1901, año en el que Alfred Angas Scott ensambló su primer motor de dos tiempos. Aventurero e inventor, este inglés lleno de pericia registró más de cincuenta patentes con aplicaciones a ramas automotrices tan diversas como el motociclismo o la navegación. De hecho, se puede decir que su excesivo entusiasmo fue lo que acabó con él. Muriendo de una neumonía tras regresar a casa en un triciclo de su invención sin haber secado previamente sus húmedos ropajes de espeleólogo. Sin duda un carácter original e impetuoso; justo las cualidades que imprimió a las creaciones de su Scott Motorcycle Company.

Fundada en 1908, la marca hizo de los motores de dos tiempos su seña de identidad más reconocible. Algo bastante reseñable, pues en aquellos años los motores con cuatro tiempos resultaban aplastantemente mayoritarios. No obstante, frente a ellos Angas Scott sacó músculo con sus bicilíndricos caracterizados por una generosa entrega de potencia desde bajas vueltas. “ Silencio, rendimiento, sencillez, suavidad “. Ése era su lema en lo referido a las mecánicas, las cuales además contaban con refrigeración por agua en vez de aire. Otra característica más para entender la originalidad de las Scott en general y de la Flying Squirrel en particular.

En aquella época era realmente extraño encontrar motocicletas de dos tiempos en el mercado británico, por lo que Scott hizo de ello su seña de identidad ofreciendo una máquina llena de carácter y diferenciación

Scott Flying Squirrel, la mejor calidad para el desempeño deportivo

Sobre las veleidades deportivas de la Scott Flying Squirrel habla muy bien el lugar donde se probaron sus prototipos. Ni más ni menos que el TT de la Isla de Man. A partir de aquí, los buenos resultados obtenidos aceleraron el proceso de producción en serie para presentarla finalmente en 1926. Dominada por lo específico de su mecánica de dos tiempos – un carácter tan original para la época que ayudó a crear una legión de usuarios posteriormente convertidos en mitómanos – , esta motocicleta apuntó directamente al mercado de alta gama.

Y es que su calidad era realmente excepcional. No tanta como la exhibida por la magistral Brough Superior SS100 – la Rolls-Royce de las motocicletas – , pero sí del suficiente calibre como para justificar una factura casi el doble de costosa que la exhibida por sus competidoras de segmento. “ La caja de cambios de Scott es la más fuerte de la historia al igual que su cuadro. La adherencia en curvas resulta proverbial. Nuestro motor de dos tiempos cuenta con menos piezas móviles que cualquier otra motocicleta de la competencia “. Sin duda, los responsables de la Scott Flying Squirrel estaban seguros del precio por el cual la vendían.

Y no era para menos, ya que además de su motor con 596 centímetros cúbicos, 30 CV y refrigeración por agua esta motocicleta basaba buena parte de sus bondades en el cuadro. Diseñado en forma triangular, bajaba el centro de gravedad dando a la Scott Flying Squirrel un aplomo poco visto en las motocicletas del momento. De hecho, ésta fue una de sus mejores bazas en competición, logrando el tercer puesto en el TT de la Isla de Man en 1929.

scott flying squirrel (1)

El diseño de su chasis garantizaba un centro de gravedad muy bajo, dando más aplomo que la mayor parte de las motocicletas de su momento

Hecho por el cual salió al mercado la primera actualización del modelo: una réplica en serie del modelo usado por el equipo oficial Scott. Además, ese mismo año la marca decidió ampliar la cuota de mercado lanzando una versión económica de la Flying Squirrel. Sin embargo, lo cierto es que incluso cuando se estaba desarrollando el prototipo de esta máquina la empresa rozaba la suspensión de pagos y el cierre. Un horizonte peligroso del cual nunca llegó a apartarse, viviendo siempre en la agonía que da el no cuadrar las cuentas con facilidad. Llegados a este punto, en vísperas de la Segunda Guerra Mundial Scott Motorcycle Company cerró sus puertas. Eso sí, la legión de mitómanos creada siguió cultivando la memoria de la marca hasta el punto de que, en 1950, una pequeña empresa británica compró los derechos de fabricación para lanzar nuevas unidades con el mismo diseño creado en los años veinte. Auténtico.

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Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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