En 2002, Suzuki lanzaba un modelo que supondría todo un fenómeno de ventas y una revolución en el segmento de los scooter. Sustituía al conocido Suzuki AN 125, pero rompía completamente con su predecesor. Una línea larga y baja, una capacidad de carga nunca vista hasta ese momento, extremadamente cómodo y apta tanto para circular por ciudad como por los accesos a las mismas, el Suzuki Burgman 125 fue uno de los modelos más vendidos durante un buen número de años.
La primera generación del Suzuki Burgman 125 (código interno UH 125) abarcaba desde 2002 hasta 2013, momento en el cual fue revisado en profundidad (o no tanto). Como decíamos, Suzuki prácticamente acertó a la primera. Consiguió el favor del público, algo que se vio perfectamente refrendado en las ventas. La primera versión copió la estética de la versión ya existente de 250 cc y 400 cc, aparecidas en 1998. Contaban con un frontal muy vertical, una óptica de grandes dimensiones justo sobre el guardabarros y un poco más arriba, los intermitentes.
Esta versión estuvo a la venta hasta 2006, introduciendo un restyling en 2007 en el que se optaba por un frontal ligeramente más picudo, así como una óptica más alargada y en la que se incorporaban en los extremos los intermitentes. En los últimos años, la versión Exclusive (tope en cuanto a equipamiento), coloreaba los intermitentes en un tono azul claro además de añadir otros detalles Premium.
El tradicional chasis tubular de la mayoría de los scooter fue concebido en el Burgman para que la parte trasera fuese muy ancha, y con ello darle una gran capacidad de carga bajo el asiento. Esto también disparó el peso respecto a sus competidores (156 kg con todos los llenos), pero su enfoque casi GT y un centro de gravedad muy bajo hacía que prácticamente ni se notase en marcha que estaba un poco más “gordito”.
El motor de 125 cc, monocilíndrico y monoárbol, estrenó la inyección electrónica (hasta entonces la AN 125 había sido de carburación). Era un motor de los más potentes en su época, declarando 12 CV. Esto le permitía tener unas prestaciones más que dignas, con una salida suficientemente rápida desde parado y llegando a una velocidad punta de unos 105 km/h reales, que no estaba nada mal. Como curiosidad, la respuesta del acelerador era algo lenta en aperturas rápidas, pero te permitía ir a velocidad de una persona, filtrando entre coches, con un tacto exquisito.
Con una protección más que suficiente (dejaba un poco expuesto los hombros), muy cómoda de asiento (incluía apoyo lumbar), una plataforma que sin ser plana dejaba un buen espacio para los pies, y un asiento extremadamente bajo (705 mm), te permitía ser el rey de la ciudad. Las llantas de 13″ delante y 12″ detrás (en medida 110/90 y 130/70), hacían al Suzuki Burgman 125 muy ratonero a pesar de su tamaño (2.085 mm) y distancia entre ejes (1.450 mm), que eran tirando a larga. Con un disco de 220 mm delante (pinza de dos pistones) y otro de 220 mm detrás, no había quejas en cuanto a los frenos.
Un scooter que no destacaba en nada, pero que todo lo hacía bien. No era el más rápido pero si lo suficiente, no era el más potente pero estaba entre los que más caballos tenían, no era el que mejor frenaba pero lo hacía muy bien, su motor fiable gastaba relativamente poco, etc. Ahora bien, donde sí que se imponía era en espacio de carga. Además de una guantera con llave doble tras el escudo (de 5 litros de capacidad. dividida en dos y con toma de 12 V), incluía una segunda guantera portaobjetos un poco más arriba.
Y por si era poco, levantabas el asiento y te encontrabas un hueco de 41 litros, suficiente para dos cascos integrales. Y como no era regular, había también capacidad para pequeños objetos en la parte delantera, como por ejemplo un chubasquero, pantalones de agua, guantes, etc. Era una de las pocas motos en las que podías hacer la compra de la semana sin problemas, y sin necesidad de añadir un baúl posterior. Por si fuera poco, el pasajero iba muy cómodo aunque no contaba con estriberas propias. Tenía que apoyarse en la plataforma, algo que siempre limita un poco la posibilidad de mover los pies a nuestro antojo.
En 2014 sufrió un lavado de cara, tras el cual se actualizó estéticamente pero internamente siguió siendo igual (más allá de superar las normativas de emisiones). Esto hizo que empezase a ser superado por la competencia, sobre todo porque su aspecto conservador hacía que ya no entrase tan fácil por los ojos, y la gente apostase por otros modelos de aspecto más moderno. Su conservadurismo acabó con su liderazgo.
Hoy en día hay Suzuki Burgman 125 de segunda mano a patadas, con precios para todos los bolsillos. Con que haya sido cuidada un poco y pasado las revisiones cuando tocaba, de motor no debería dar ningún problema. Líquidos, comprobar que la horquilla no fuga, que el amortiguador no está reventado, y tienes moto que posiblemente vendas dentro de unos miles de kilómetros casi al mismo precio que la compraste.
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Ender
Japan Rules!!COMENTARIOS