Echando la vista atrás, no resulta difícil recordar al Suzuki Maxi de 1992. Fruto de la reconfiguración industrial del motociclismo español durante los ochenta, este ciclomotor fue parte habitual del paisaje urbano junto a sus principales competidores. Los Vespino F9 y NLX así como la Derbi Variant. De esta manera, el segmento más popular de las dos ruedas motorizadas seguía gozando de buena salud, ofreciendo modelos adecuados para una demanda que, aún no siendo la de los años cincuenta y sesenta, sí era aún bastante popular en todo lo que tiene que ver con el transporte privado de corta distancia. Pero vayamos por partes. Y es que, quizás algunos estén recordando ahora al Puch Maxi de 1985. ¿Es esta coincidencia en el nombre una simple casualidad? Para nada.
Así las cosas, lo mejor será contextualizar a este modelo de cara a comprender su génesis. De esta manera, hemos de trasladarnos al Gijón de 1970. Coordenadas en las que la empresa Avello abandona a MV Agusta como socia tecnológica a fin de abrazar un pacto con la austriaca Puch. Algo que se entiende de una manera muy sencilla, ya que la casa italiana se había echado al galope de las motocicletas deportivas más prestacionales y exclusivas al son de las victorias de Giacomo Agostini. Un tipo de producto que, evidentemente, estaba en las antípodas de lo requerido por una empresa con ambición de ser masiva en sus ventas.
Por ello, ya que MV Agusta había dejado de mejorar sus ciclomotores de dos tiempos, Avello concretó un pacto de transferencia tecnológica con Puch, la cual seguía no sólo en el mundo de las bajas cilindradas, sino también en todo lo referido al lucrativo sector de las Off-Road. Gracias a esto la empresa asturiana consiguió solventar de una forma satisfactoria los años setenta hasta que, en 1983, surgieron de nuevo los problemas. Y es que Piaggio compró a Puch su marca comercial para el mundo de las dos ruedas. Todo un problema para Avello, puesto que en España Piaggio ya estaba presente desde los años cincuenta gracias a la madrileña Moto Vespa. Puestos en esta tesitura, fue Suzuki la que vino a cubrir el vacío, entrando en el accionario de la empresa asturiana en 1983 para, en 1988, adquirir el pleno control de la factoría.
La biografía industrial de Avello durante los años ochenta recoge buena parte de lo que estaba pasando en aquel contexto de apertura al mercado común, siendo un verdadero baile de reestructuraciones y denominaciones comerciales
Suzuki Maxi, prolongando la vida del Puch Maxi
En todo aquel baile financiero, la transferencia tecnológica y comercial no se hizo de la noche a la mañana. Por ello, aún en 1985, de la empresa gijonesa seguían saliendo nuevos modelos bajo la denominación Puch. Uno de ellos fue el ciclomotor Puch Maxi. Todo un éxito gracias a su diseño funcional y económico, ganando el premio a mejor ciclomotor del año nada más ser presentado. No obstante, y en virtud a la compra de Puch por parte de Piaggio, en 1990 todo lo que tenía que ver con la marca austriaca en España pasó a ensamblarse, definitivamente, en la histórica cadena de montaje de Moto Vespa.
De esta manera, la antigua Avello pasó a ser, plenamente, la conocida como Suzuki Motor España. Al menos en el ámbito motociclista, puesto que todo lo que ocurrió en la jienense Linares con la antigua factoría de Santana iría por otro lado. Sea como fuese, en aquella España de reconversiones industriales y adaptaciones diversas al mercado común europeo, la histórica Avello ya era parte de la estructura de Suzuki, tras haber nacido en los años cuarenta como una empresa de bienes de equipo para, luego, fabricar modelos de MV Agusta y Puch.
Ahora, llegados los noventa Suzuki Motor España necesitaba seguir con la exitosa estela de ciclomotores. Por ello, ¿qué mejor que continuarla con los menores cambios posibles? De esta manera nace en 1992 el Suzuki Maxi. Claramente tributario a su antecesor Puch tanto en las líneas como en la mecánica, tomada de la empresa italiana Franco Morini. Se trataba de un monocilíndrico de dos tiempos con 49 centímetros cúbicos – colocado en posición horizontal – y 2,5 CV con arranque eléctrico opcional, montado en un chasis de acero para entregar en báscula 59,5 kilos.
Se daba la opción de montar encendido eléctrico, siendo otra de las ventajas en este ciclomotor de manejo sencillo y cómodo gracias al cambio con variador continuo
Asimismo, la facilidad de uso de la Suzuki Maxi se concretó en un cómodo cambio automático con variador continuo, muy similar al sistema usado en la Derbi Variant. Respecto al remate visual, este ciclomotor se ofrecía en varios tipos cromáticos, destacando uno donde la combinación de tonos pastel da una clara e inequívoca apariencia noventera. No en vano, estamos hablando de uno de los modelos más populares de aquella época.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS