Cuatro años pasarían desde que la marca japonesa hubiera descatalogado definidamente su FJ 1200 hasta que presentara en el año 2000, dentro del marco del INTERMOT celebrado en Múnich, la primera generación de la que sería a partir de ese mismo momento la GT por excelencia dentro de la firma de los diapasones. Os hablamos evidentemente de la Yamaha FJR 1300, incansable rutera y protagonista de hoy en nuestra sección de Moto del día.
16 años antes nacía la FJ 1100, que servía de base para desarrollar posteriormente la versión 1200 presentada en 1991 y mantenida en diversos mercados hasta 1996, siendo el referente de Yamaha en el segmento de las Sport Tourer. Estaba claro que el reto de volver a crear una motocicleta que siguiera defendiendo los colores de la marca en esta categoría no iba a ser fácil tarea, pero los de Iwata tenían claro cómo debería de ser la nueva FJR 1300, y en su propia nomenclatura daban alguna pista, incluyendo la “R” dentro de ella.
Así que se pusieron manos a la obra y diseñaron un propulsor prácticamente nuevo que dejaba atrás la tecnología de las 20v distintiva de la marca. Un bloque de 1.298 cc refrigerado por agua, distribución DOHC y cuatro válvulas por cilindro era el encargado de dar vida a la recién estrenada FJR 1300.
Las cotas interiores se resumían en 79 mm de diámetro y 66,2 mm de carrera, con doble eje de equilibrio en su interior, actuando una compresión de 10,8:1 en sus cilindros. La alimentación en este caso se encargaba a un sistema de inyección electrónica Mitsubishi de nueva factura, mientras que el cambio asociado era de cinco relaciones, encargado de llevar mediante cardan la potencia a la rueda trasera.
Tras un lustro la marca de los diapasones volvía a recuperar las siglas FJ, ahora incluyendo una R dentro de estas, dándonos una idea del carácter de su nueva GT
Los resultados se pueden catalogar como excelentes, ya que además de concederle a esta GT un comportamiento fantástico en el plano rutero, daba la oportunidad de disfrutar de unas cualidades deportivas al alcance prácticamente de ninguna de sus competidoras. Parte de este triunfo se debe a una potencia final de 143,5 CV a 8.000 RPM y un par máximo de 134,4 Nm a 7.000 RPM, logrando volar raso a velocidades cercanas a los 250 km/h y emplear apenas 3,2 segundos en catapultarse hasta los 100 km/h.
Pero claro, para poder gestionar este potencial hacía falta una parte ciclo solvente. En este campo los técnicos de la marca trabajaron de una manera estricta y con el total convencimiento de crear una moto que, además de servir para tragar kilómetros sin inmutarse y de una manera cómoda, le diera a sus futuros propietarios la posibilidad de curvear de una manera digna en su puerto de montaña favorito. Así que para ello optaron por emplear como chasis un doble viga de aluminio tipo Omega.
A partir de aquí un buen equipo de componentes asistían al bastidor. En el frontal encontrábamos una horquilla convencional Soqi con barras de 48 mm, regulable en precarga, compresión y extensión, y 135 mm de recorrido. Atrás un mono amortiguador hacía lo propio y disponía entre topes de 120 mm de utilización, siendo posible el ajuste en precarga y extensión.
La frenada, por su parte, en esta primera serie estaba a cargo de un doble disco de 298 mm y pinzas de cuatro pistones monobloque, derivadas directamente de la Yamaha R1 del momento, en el eje delantero. En el posterior un disco de nada menos que 282 mm y una pinza de doble pistón opuesto actuando sobre él, eran los elegidos por la marca.
Con un propulsor de casi 150 CV y una parte ciclo diseñada para poder exprimir las bondades de este, la Yamaha FJR 1300 se colocaba como la más deportiva dentro de la categoría de las GT del momento
Respecto a las cotas principales con las que contaba la GT nipona, según los datos oficiales, nos encontrábamos con unas cifras totales de 2.230 mm de largo, 750 mm de ancho y 1.450 mm de altura. La distancia entre ejes en este caso se situaba en los 1.515 mm, mientras que el peso máximo en seco llegaba hasta los 237 kilogramos, convirtiéndose de facto en la motocicleta más liviana del segmento.
Otro aspecto importante en este apartado era la capacidad de la que gozaba el tanque de combustible, pudiendo albergar en su interior un máximo de 25 litros de carburante, estableciendo consumos medios a velocidades legales por debajo de los 6 litros cada 100 kilómetros recorridos.
En cuanto al apartado de equipamiento o acabado, la nueva rutera de Yamaha disponía de una nutrida variedad de extras y gadgets con los que hacerla aún mejor y más preparada para surcar kilómetros y kilómetros a sus mandos.
Prueba de ello son por ejemplo sendas maletas laterales con 30 litros de capacidad y pintadas en el mismo color de la carrocería. Estas era desmontables y se operaban con la misma llave de contacto que también serviria para abrir el tapón del depósito de combustible -aunque no podíamos sacarla una vez abierto- o para accionar la cerradura del asiento y poder acceder al pequeño hueco bajo este o lo bolsa de herramientas que allí se ubicaba.
Otros elementos que formarían parte de la dotación estándar serian por ejemplo las manetas regulables o su pantalla frontal con regulación eléctrica en altura y ángulo, en este último parámetros con hasta 20º de inclinación.
Un completo cuadro de instrumentos compuesto de cuentavueltas y velocímetro -analógicos-, junto a una pantalla LCD con información respecto a nivel de combustible y temperatura, reloj horario, totalizador y parcial de kilometraje, así como diversos testigos luminosos que nos indicarían el sistema de intermitencia, fallo motor, neutral, posición larga y nivel de aceite bajo, serian ideales para mantenernos informados en todo momento.
En el año 2002 la Yamaha FJR 1300 no sufriría ningún cambio relevante, más allá de los típicos en cuanto a decoración exterior, donde desaparecía el color negro de su carta de colores en favor de un nuevo rojo metalizado. Por otro lado, el diseño de los diales de los relojes del cuadro de instrumentos pasaría a tener una imagen diferente. Por último, el guardabarros delantero sería objeto de revisión en cuanto a su diseño.
Un completo equipamiento, junto a una ergonomía muy estudiada por los técnicos de Iwata, eran el resto de virtudes que hacían de esta Yamaha FJR 1300 una máquina ideal para devorar kilómetros sin inmutarnos
Para el año 2003 la marca de los diapasones daba el primer repaso a su GT por excelencia. Entre los cambios realizados se encontraría un nuevo equipo de frenado en su frontal, donde ahora tendríamos a nuestra disposición un par de discos de 320 mm de diámetro. También en este apartado se incluiría una nueva versión dotada de ABS que pasaría a denominarse como Yamaha FJR 1300A.
Otros pequeños matices, como la inclusión de guanteras en los carenados laterales, una pantalla frontal de mayor superficie o la integración del equipo de intermitencia en su carenado, harían de esta Sport Turismo de Yamaha una motocicleta aún mejor.
Ese mismo año la revista Cycle World le otorgaba el galardón de mejor Tourer en Estados Unidos y decía de ella algo así como: “Combina la comodidad de una Sport Turismo con un motor que probablemente podría propulsar un transatlántico a buen ritmo, todo ello envuelto en una elegante silueta plateada”.
Con un precio de salida en 2001 de 2,4 millones de pesetas, esta primera generación de la FJR 1300 se mantendría hasta finales de 2005, momento en que la marca japonesa presentaría la segunda hornada que comenzaría a comercializarse unos meses después y de la que te hablaremos en otro artículo. En la actualidad, las unidades del modelo pertenecientes a su primera etapa se cotizan a precios que oscilan entre los 3.500 y los 6.500 euros, dependiendo del año, kilometraje, extras… siendo una excelente opción para quien busque una rutera con un toque picante.
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J. Rubio
Soy un enamorado del motor en general y de los vehículos clásicos y motocicletas en particular. Dedicado al mundo de la automoción desde hace unos años, disfruto probando toda clase de vehículos y escribiendo mis impresiones y experiencias sobre ellos.COMENTARIOS