Tan desconocida para unos como icónica para otros, la Yankee 500Z de 1971 es un excelente ejemplo del papel jugado por algunos importadores con ínfulas de fabricante. Y no, que esto no se interprete como una crítica puesto que no lo es. En absoluto. Lejos de ello, sólo basta recordar la figura de Max Hoffman. El histórico empresario radicado en Nueva York que, gracias a su excelente olfato comercial y capacidad de persuasión hacia las marcas, logró que Porsche se consolidara en el mercado estadounidense con el 356 Speedster, BMW lanzara el 507 o la mismísima Mercedes produjera la versión de calle de sus autos en Le Mans para ver así el nacimiento del 300 SL “ Gullwing “.
Al fin y al cabo, cuando aún no vivíamos en la sociedad del conocimiento digital resultaba importantísimo estar sobre el terreno. Algo que cumplían a la perfección multitud de importadores, capaces de realizar la función de distribución al tiempo que analizaban por dónde podía ir el mercado. De esta manera, la importancia que para Montesa pudo tener Kim Kimball – asociado con personajes como Steve McQueen o Dan Gurney en la comercialización de la marca catalana en América – fue la que tuvo John Taylor para Bultaco y OSSA.
De hecho, fue él quien persuadió a Xavier Bultó sobre la conveniencia de llevar a serie la saga de las Bultaco Matador, tanto en 200 como en 250 y 350 centímetros cúbicos. Además, cuando OSSA empezó a prestar una atención cada vez mayor al Off-Road – lo cual se precipitó no sólo por el empuje de Mick Andrews y sus éxitos en el Trial, sino también por la desgraciada muerte de Santi Herrero durante el TT de la Isla de Man en 1970, llevando a la anulación del programa de carreras sobre asfalto – Taylor empezó a plantear consejos también a la marca de Eduard Giró. No obstante, aquí las cosas fueron un paso más allá al crear una motocicleta propia. La Yankee 500Z.
Al igual que Max Hoffman en el caso de los automóviles, John Taylor no se limitó a distribuir motocicletas. También sabía leer el mercado e informar así a las marcas sobre cuáles serían los productos más convenientes a desarrollar
Yankee 500Z, una historia de persistencia
A finales de los años sesenta John Taylor ya estaba plenamente asentado como importador. Sin embargo, algo en él parecía arrastrarlo a querer convertirse en fabricante. De esta manera, en 1967 presentó el proyecto de la Yankee 500Z. Una motocicleta de Enduro presidida por la idea de ser versátil y, al tiempo, muy potente. No tanto en términos propicios para la velocidad como en todo lo relativo a entregar un excelente par motor desde bajas revoluciones. Todo ello con la idea no sólo de poder viajar cómodamente, sino también de subir sin problema alguno por todo tipo de pendientes una vez que se hubiera llegado al tramo de campo a disfrutar.
Además, para aquel momento aún no se habían puesto de moda las ligeras monturas de Trial comandadas por la Sherpa T Samy Miller, por lo que todo apuntaba de forma racional a la conveniencia de crear una poderosa motocicleta de Enduro. Asimismo, en 1969 veía la luz el prototipo de la Husqvarna Baja Invader 500 con su bicilíndrico de dos tiempos y 490 centímetros cúbicos. Una montura que, aún no llegando a serie por problemas con la transmisión, sedujo aún más a Taylor sobre la conveniencia de su idea.
Así las cosas, ¿qué motor sería el más correcto? Algo en lo que estaba trabajando en Barcelona Eduard Giró, quien unió dos mecánicas de dos tiempos para crear así un bicilíndrico en paralelo con 40 CV a 6.500 revoluciones por minuto y, lo que es más importante, unos buenos bajos tal y como deseaba Taylor. Además, en lo referido al chasis éste fue un diseño del piloto Dick Mann, muy unido a OSSA gracias a los éxitos en la modalidad Flat-Track utilizando sus mecánicas.
Debido a la colaboración tan estrecha entre John Taylor y OSSA de cara a producir este modelo, muchos lo incluyen como si fuera uno más de la empresa catalana. No obstante, se ensambló en los Estados Unidos, comercializándose con su propia marca aunque, realmente, la potente conexión con la casa catalana es más que evidente
Respecto al mismo, pruebas de la época llegaron a decir que era tan duro que podría “ sobrevivir a una caída sin paracaídas “. De esta manera, la Yankee 500Z se presentaba como una opción ruda, potente y extremadamente fiable. Todo ello ensamblado en los Estados Unidos por la cadena de producción creada por Taylor con el único fin de producir este modelo. Ahora, dadas las dificultades financieras a solventar así como el tiempo que OSSA tardó en entregar las mecánicas y Mann en afinar el bastidor, finalmente el año de lanzamiento de la Yankee 500Z fue 1971. Demasiado tarde puesto que, no en vano, las Enduro con grandes motores ya habían pasado de moda en favor de las más ligeras y económicas motocicletas japonesas.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS