Si la industria del motor sólo se moviera por la pura racionalidad práctica habría multitud de vehículos que no existirían. En el mundo del automovilismo un caso claro sería el del Porsche 911. Con el motor aún colgado detrás del eje trasero desafiando cualquier planteamiento lógico. Y en el de las motocicletas…en fin, es muy posible que no hubiéramos pasado de las scooter. Sin embargo, el mercado es tan plural que los nichos comerciales resultan casi inagotables. También los que apuntan a la exclusividad más radical por bandera. Un segmento donde relucen modelos pieza única como la MV Agusta F4Z diseñada por Zagato el pasado 2016.
Y es que esta motocicleta italiana se hizo bajo el pedido de un coleccionista japonés. Un caso donde, preguntar el precio, sería tan innecesario y poco elegante como acudir al Museo del Prado martilleando a tus acompañantes con hipotéticos precios de subasta. Lo que estás viendo es algo muy especial, hecho a mano y con un diseño tan exquisito que el resultado trasciende cualquier dato práctico como el precio de venta. Al fin y al cabo, desde que los motores se unen a los chasis para luego cubrirse por paneles, se han producido piezas únicas juntando la mejor mecánica con el mejor carrocero.
Algo así como hablar de la unión entre Massimo Tamburini y Ducati para producir la 916. Una de esas creaciones que marcan hitos en la historia del motociclismo, influyendo en el devenir de las siguientes producciones en serie. Una forma de hacer las cosas que, dicho sea de paso, nunca ha sido algo característico ni de MV Augusta ni de Zagato. Dos empresas que siempre han preferido orientarse a creaciones exclusivas y no a la gran serie. Dotadas de un carácter muy personal dentro de sus respectivos campos profesionales así como de una tendencia escogida a producir en números muy cortos.
En esta motocicleta única se han unido el carrocero más personal y reconocible de Italia con una de las mejores y más exclusivas marcas de monturas a dos ruedas
MV Agusta F4Z, un producto de la aeronáutica
Examinando la historia de las dos empresas involucradas en la MV Agusta F4Z llama la atención cómo comparten el mismo origen: en los cielos. Respecto a la carrocera, ésta se fundó en 1919 cuando Elio Zagato se planteó aplicar al automovilismo todo lo aprendido sobre ingeniería aeronáutica durante la Primera Guerra Mundial. Y respecto al fabricante de motocicletas como respuesta al final de la Segunda Guerra Mundial. Momento en el cual la producción de aviones de guerra empezó a carecer de sentido financiero, derivando la actividad de su fábrica a la circulación sobre dos ruedas.
A partir de ahí, MV Agusta no jugó su suerte con los grandes fabricantes masivos del momento. Lejos de ello, se dirigió a especializarse en pequeños nichos de mercado como el de las café racer. Pequeñas motocicletas de tirada corta y espíritu deportivo desde las cuales dio el salto a cilindradas más potentes. Todo ello pasando por una historia memorable en el Campeonato del Mundo de Motociclismo, donde la empresa de Varese se anotó hasta dieciséis títulos de constructores en la categoría de 500 cm3.
Una historia sobresaliente que ha hecho de MV Agusta todo un símbolo entre los aficionados, logrando enfocarse así a un mercado más y más exclusivo. Camino donde la producción de piezas únicas bajo pedido queda como una más que posible vía de negocio. Eso sí, basándose en mecánicas ya existentes. Y es que, como punto de partida para el cuidado diseño de Zagato, la MV Agusta toma como base a la F4 1000 y su rabioso motor de cuatro cilindros y un litro. Capaz de girar hasta en 13.000 revoluciones por minuto para entregar unos 200 CV.
Su cuatro cilindros de un litro sube de forma endiablada hasta las 13.000 vueltas ofreciendo unos 200 CV para 185 kilos de peso
Todo un vendaval que se desata al abrir gas, ya que además su peso se queda en tan sólo 185 kilos. Cubierta por una serie de paneles donde el aluminio y la fibra de vidrio se combinan sin apenas dejar uniones a la vista. Con detalles tan logrados como el forro de su asiento o el nuevo diseño del depósito de combustible para poder encajar con las nuevas líneas ideadas por Zagato. Sin duda una de las motocicletas más espectaculares que nos ha dado Italia en los últimos años. Aunque eso sí, ahora circula por Japón.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS