Dentro de la gama de motos Hanway, el modelo que vamos a tratar ahora resulta bastante interesante en todos los sentidos. Ya vimos que la Hanway Scrambler 125 está muy bien si vamos a salir de vez en cuando de carretera por eso de las ruedas de tacos, pero estos tienen una serie de penalizaciones que no conviene ignorar. Para ir por carretera y ciudad siempre, es mucho mejor fijarse en la Hanway Raw 125 Café Racer en su versión Euro 4.
Esta octavo de litro está inspirada en el estilo de las motos británicas de los años 60 y a lo que se estilaba por entonces, pero con características inéditas por entonces, como la horquilla invertida, la inyección electrónica, la instrumentación digital, frenos de disco y la luz trasera de LED. La luz de circulación diurna/posición es de ledes, el faro principal es halógeno.
Resulta coherente en su planteamiento que sea monocilíndrica (como las AJS o BSA), los semimanillares, llantas de radios, espejos retrovisores redondos, o el minimalismo mecánico. La versión Euro 4 no lleva protecciones de goma en los laterales del depósito, pero tiene una protección lateral del escape y la sonda lambda a la salida del cilindro. Respecto a la Raw 125 Café, el precio aumenta en 200 euros, justificados por mejores neumáticos, frenos más potentes y la suspensión por horquilla invertida.
Nada más devolver la Scrambler 125, tuvimos la oportunidad de catar esta otra versión, y el cambio se nota en el acto. La mayoría de las vibraciones que presentaba la Scrambler desaparecen, explicable en gran medida por tener neumáticos de carretera, pero también por el menor “tute” de esta unidad de pruebas, menos de 1.000 kilómetros al recogerla.
En parte digo esto influenciado por mis gustos personales, pero la postura de conducción me pareció más satisfactoria. Los semimanillares salen directamente de la parte superior de las botellas de la suspensión, por lo que la espalda se ha de inclinar un poco hacia delante. La postura me resulta más familiar por haber montado mucho en bicicleta, aunque los estribos quedan un poco adelantados.
El modelo Euro 4 tiene caballete central, aparte de la pata de cabra con cortacorrientes
En otras palabras, está a caballo entre la postura de conducción de la Scrambler (más erguida) y de una naked (más inclinada) como puede ser la NK 125S del mismo fabricante. Me pareció más cómoda la Café Racer simplemente por la menor vibración percibida. Por otra parte, también noté que el embrague y la caja de cambios eran más agradecidos con una conducción precisa, la Scrambler era más permisiva o su embrague estaba más acostumbrado a ello. Esto es regulable por si no nos convence.
Con la misma potencia la Raw 125 Café Racer es entre 5 y 10 km/h más rápida que la Scrambler, y cuando uno se agacha para reducir al mínimo la resistencia contra el aire, la moto lo agradece más. En orden de marcha solo son 118 kg -3 kg más que la Euro 3-, por lo que también es una moto un poco más ágil al bajar el centro de gravedad. Si uno se emociona mucho haciendo una tumbada, podrá rascar los estribos contra el asfalto, pero nunca me ocurrió. Tampoco apuré ninguna tumbada, no es necesario, y tampoco me pasó en ninguna rotonda.
Declara 10,6 CV, como la Scrambler, pero a 8.500 RPM en vez de 8.000, y tiene un pelín más de compresión, 10:1 en vez de 9,2:1
La ciclística convence, al menos la delantera. La horquilla invertida de 35 mm no es muy retro que digamos, pero es satisfactoria en general. Su tarado es más blandito, así que cede notablemente al frenar con un conductor de mayor complexión física. No dan la misma sensación los dos amortiguadores traseros, que son un poco más secos, pero se puede ajustar su dureza en precarga.
La nota de escape es buena para ser una 125, al igual que la Scrambler, tiene un escape de tipo megáfono, pero más recto, y si se estrujan las revoluciones, hace ruido. No encajaría mucho en el concepto Café Racer una moto muy silenciosa, pero si alguien quiere más carácter le puede calzar un escape Yasuni. Su trote en autopista está entre 90 y 100 km/h, ahí se encuentra cómoda. Al igual que la Scrambler, el puño del acelerador tiene mucho recorrido y puede llegar a ser molesto en ocasiones. Preferiría que fuese más directo, pero para un novato dosificar el acelerador es pan comido.
Circulando a altas revoluciones los espejos también vibran, pero no de forma tan acusada como en la Scrambler con ruedas de tacos
No sobra potencia, y para circular por secundarias tampoco necesita mucho más. Es en autopista cuando se nota un poco corta, al menos la luz trasera da un punto extra de visibilidad para que seamos detectados a tiempo por los vehículos pesados que van más rápido en llano o cuesta arriba. En puertos de montaña a veces hay que levantar la mano del acelerador un poco porque los turismos no quieren ir más rápido.
Mientras que la Hanway Scrambler es más divertida en un uso más general, la Raw 125 Café Racer deja mejor sabor en el paladar cuando se trata de asfalto
Como moto de iniciación convence, el precio es ajustado y hay componentes muy dignos en esta moto, como los frenos. El disco delantero tiene 300 mm de diámetro y doble pinza para pararlo, tiene buena mordida, en el eje trasero el tambor dejó paso desde la Euro 3 a un disco de 220 mm con sistema CBS. Al accionar el pedal derecho con energía, la rueda trasera frena con la ayuda de la delantera también. Ese aspecto también será muy valorado por los motoristas menos experimentados.
En esta unidad de pruebas no hubo ningún problema con el indicador digital, se veía perfectamente (en la Scrambler estaba sucio en su interior) y las lecturas eran estables y coherentes, aunque sigue faltando el indicador de marcha que tenía el modelo Euro 3. Es complicado hacerse idea de cuánta gasolina había en el depósito, así que no merece la pena apurar, el consumo es muy ajustado, sobre todo ahora que tiene inyección electrónica; el modelo Euro 3 de carburación Mikuni se acercaba más a los 3 l/100 km que a los 2 l/100 km. El depósito tiene 11,5 litros de capacidad, como la Scrambler.
Otra diferencia apreciable respecto a la Scrambler es que el pasajero se va a sentir algo más cómodo, aunque el asiento sea de tipo colín cede con facilidad. El asiento es un poco más amplio y es más fácil agarrarse, y no hace falta que el conductor suelde sus partes íntimas con el depósito. Por vías secundarias el motorcito Jianshe-Yamaha de 125 cc puede con decencia con el paquete, pero en autovía no se llevará bien con los desniveles, cuando la velocidad baja de 80 km/h hay que bajar a cuarta sí o sí.
De todas formas, resulta más cómoda que la Scrambler en un recorrido de media o larga distancia, ya que hay menos vibraciones con las que lidiar. Por otra parte, los neumáticos de carretera aportan un extra en seguridad respecto a los tacos, que si no se va a salir de asfalto son más de postureo que otra cosa. Además, en el tráfico urbano la Café Racer está más cerca del suelo y es muy fácil apoyarnos en las detenciones. Se mueve con gracia y con poco esfuerzo, por lo que tiene un carácter urbano notable.
En definitiva, este modelo nos parece un poco más satisfactorio. La moto puede ir un poco más fina cuando los neumáticos de serie digan “basta”, se pueden calzar por ejemplo unos Bridgestone Battlax, con un toque más deportivo (S21) o más turístico (T30 Evo o T31). No sabemos qué tal van los neumáticos de serie con la carretera mojada, toda la prueba -que fue de un día para otro- se hizo con el asfalto calentito y seco.
El precio vigente es de 1.995 euros, que incluye el transporte y los impuestos. Es difícil competir en precios con esta marca. Con un precio un poco más alto podemos encontrar alternativas como la MH Revenge 125 (2.295 euros), Mash Café Racer 125 (2.545 euros), Brixton BX 125 (2.599 euros) o Keeway K-Light 125 (2.399 euros). Si nos queremos rascar el bolsillo un poco más, podemos optar a mejores componentes en las F.B. Mondial HPS 125 (3.495 euros) o Rieju Century (3.499 euros).
A modo de conclusión, también es de agradecer que Hanway haya solucionado varias de las pegas que encontraron compañeros de profesión a la Café Racer Euro 3, y el precio es prácticamente el mismo, 1.945 euros. Como moto de iniciación y corte clásico no puedo hacer sino recomendarla. En la generación previa, Euro 3, se pudo elegir con el motor de 250 cc, a ver cuándo lo traen con homologación Euro 4, para los que quieran ir con más desahogo por vías con límite de velocidad superior a 90 km/h.
¿A que ahora apetece más una “carrerita” entre café y café?
Javier Costas
Me gustan los coches desde que tengo uso de razón (o antes), las motos siempre me han inspirado mucho respeto, y sin saber cómo, ya me han enganchado.COMENTARIOS