Cuando un político populista ve que le sale el tiro por la culata, es normal que reaccione mal, pero lo de Donald Trump es harina de otro costal. La semana pasada la Unión Europea elevó los aranceles a las motocicletas americanas (de más de 500 cc) al 25%, castigando por tanto a Estados Unidos por haber elevado al 25% los aranceles al acero y al 10% para el aluminio.
La subida de las materias primas afecta a fabricantes como Harley-Davidson, que emplea no poco metal en sus motos, y no se puede cambiar de proveedores de un día para otro. Por lo tanto, los aranceles de Trump perjudican a Harley-Davidson a la hora de fabricar, y los aranceles europeos perjudican a Harley-Davidson a la hora de vender. El mismo razonamiento se aplica a Indian Motorcycle, marca del Grupo Polaris.
En buena lógica, el fabricante de Milwaukee anunció desviar la producción destinada a Europa a las fábricas que ya se encuentran fuera de Estados Unidos, concretamente en Tailandia, Brasil y la India. Eso no le gustó nada al presidente americano, que anunció un incremento de impuestos al fabricante. Esto habría resultado incomprensible hace unos meses, pues Harley-Davidson es un icono americano: desde la Gran Depresión de 1929 es el único fabricante nacional que no ha cesado sus operaciones en ese país.
Now that Harley-Davidson is moving part of its operation out of the U.S., my Administration is working with other Motor Cycle companies who want to move into the U.S. Harley customers are not happy with their move – sales are down 7% in 2017. The U.S. is where the Action is!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) July 3, 2018
Donald Trump respondió recientemente con este tuit, con claros tintes infantiles. En él, el presidente dice que está trabajando con otros fabricante de motocicletas para instalarse en Estados Unidos, ya que “los clientes de Harley-Davidson no están contentos con su movimiento.” Trump se refiere a sacar producción del país. Se justifica en el 7% de caída de ventas durante el año pasado. Está claro, según Trump, los clientes de Harley-Davidson son futurólogos, porque en 2017 compraron menos motos sabiendo que, al año siguiente, cambiarían las reglas del comercio internacional. Ese es el nivel.
El señor Trump no tiene ni puñetera idea de lo que está pasando en Estados Unidos. Las ventas de H-D están cayendo por razones demográficas: sus clientes tradicionales son baby boomers. Los que nacieron después de la SGM se están muriendo, jubilando o dejando de montar en moto. Las nuevas generaciones son menos dadas a comprar motos caras. Fuera de Estados Unidos la marca tiene mejores perspectivas, especialmente en Europa, uno de los mercados afectados por el arancelazo europeo (a su vez, respuesta a otro americano).
Año | 2015 | 2016 | 2017 |
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Norteamérica | 177.909 | 171.861 | 158.053 |
EMEA (Europa + Oriente Medio + África) | 43.287 | 45.838 | 44.935 |
Asia | 32.258 | 32.889 | 30.348 |
Latinoamérica | 11.173 | 9.701 | 9.452 |
Total unidades | 264.627 | 260.289 | 242.788 |
La caída de ventas de H-D en EEUU es anterior a todo el pifostio que está montando este señor con sus aliados comerciales: sus vecinos norteamericanos del TLCAN, la Unión Europea, China o Australia. Viene de atrás, y lo explicamos en otro artículo. La compañía está obligada a reinventarse, accediendo a nuevos clientes, como las mujeres o los millenials, aquellos que cumplimos la mayoría de edad en el nuevo siglo. Hacen falta motos como la Street o más económicas, en línea con las tendencias del mercado.
En cuestión de meses, en zonas donde se votó a Donald Trump de forma masiva para solucionar sus problemas van a ver cómo les crecen. La Unión Europea ya ha mandado un recado a los estados donde se fabrican las Harley-Davidson y las Indian, ya que el incremento arancelario les perjudica.
También lo van a notar estados donde se encuentran las fábricas de las grandes firmas automovilísticas: Volkswagen tiene una planta en Chattanooga (Tennessee), Daimler otra en Tuscaloosa (Alabama) y BMW una gigantesca en Spartanburg (Carolina del sur). La guerra comercial con chinos y europeos va a implicar que subirán los precios de los coches (debido a los componentes o por ser importados enteros), habrá menos modelos para elegir, se perderán empleos… Con las motos, más de lo mismo.
Sin duda, una política de lo más inteligente: perjudicar a sus propios votantes, aunque sea de forma indirecta. Las políticas de Trump son como los boomerangs, hay que tener cuidado para cuando vuelvan.
Javier Costas
Me gustan los coches desde que tengo uso de razón (o antes), las motos siempre me han inspirado mucho respeto, y sin saber cómo, ya me han enganchado.COMENTARIOS