Las necesidades publicitarias en el mercado californiano exigieron el estreno de Yamaha en las carreras, siendo el GP de Santa Catalina en 1958 su estreno internacional.
Justo cuando todo apuntaba a la victoria de Santiago Herrero en el Mundial de 1970, llegó un accidente mortal con el cual también se puso fin a la historia de la OSSA 250 Monocasco