La Kawasaki W 650 llegó al mercado a fianles del pasado siglo, concretamente en 1999. Su objetivo era lanzar una motocicleta de estilo retro que recordase en cierta medida a las motos inglesas de la década de los sesenta y, en cierta parte, homenajeara a la Kawasaki W1 de 1965. No solo se buscaba aunar la apariencia clásica con los tiempos actuales, sino ofrecer el mismo sonido y las mismas sensaciones de antaño.

Con el fin de imitar el clásico carácter de los motores de dos cilindros en paralelo británicos, Kawasaki le dio a la W 650 un motor de carrera larga (72 x 80 mm). Sus dos cilindros refrigerados por aire estaban alimentados por dos carburadores Keihin CVK34 con sistema K-Tric. El sistema DOHC con cuatro válvulas por cilindro también ayudó a conseguir un motor de carácter único con una potencia de 50 CV que era capaz de lanzar la moto hasta los 180 km/h.

A pesar de contar con detalles clásicos como guardabarros cromados, relojes de tipo Smiths, llantas de hacer con radios, escape peashooter (lanzador de guisantes por su forma estrecha al final) o arranque a pedal, contaba con detalles de última hornada de la época: cuentakilómetros digital, medidor de velocidad y cuentarrevoluciones electrónico, caballete central, bloqueo de la columna de dirección, arranque eléctrico o sistema de calentado de carburadores.

La W 650 no es una bestia salvaje en ningún aspecto, ni tiene pretensiones de ello. El motor es más bien un sistema de propulsión que se mueve por tierra firme a un ritmo lo suficientemente suelto y relajado como para ver el mundo en todo su esplendor. La W 650 es del estilo de la vieja escuela con aspectos mejorados del nuevo siglo. No está hecha para hacer curvas en una carreta de montaña, están hechas para disfrutar al ritmo de un tranquilo atardecer.

En los Estados Unidos y Canadá, la W 650 se importó para los años 2000 y 2006. Con ventas débiles en estos países y la introducción de la retro Triumph Bonneville, Kawasaki concentró sus ventas en Europa y Japón. Debido a las normativas de emisiones, en 2008 desapareció del mercado europeo y, en 2009, del nipón. En 2011 llegó su sucesora, la W 800, modelo que, desafortunadamente, ya se encuentra descatalogado.

Hoy en día, las W 650 son motocicletas muy buscadas por su encanto intemporal y porque brindan un buen punto de partida para las personas creativas que deseen reinventarlas como una café racer o, simplemente, restaurarlas a fondo. De por sí es una moto tan elegante por derecho propio, que incluso es mejor dejarla tal cual salió de fábrica. Algo así como ocurre con la Z 750 que vimos hace unos días.