Empieza el año, y con él nuevas Motos del día para su cognición y entretenimiento, amigo lector. Es difícil elegir una moto para abrir 2019, pero qué mejor que traer un modelo con mucho espíritu RACER, una maravilla técnica con más de medio siglo que aún nos despierta emociones y pasiones.
Los precedentes de lo que actualmente conocemos como MotoGP se remonta casi a los orígenes del motociclismo per se. En la actualidad, la normativa en el mundo de la competición ha estancado en gran parte la imaginación e innovación de los ingenieros. Sin embargo, en la década de los sesenta no era así. La Honda RC 149 es un claro ejemplo de una época donde la técnica y los experimentos brillaban por su variedad.
La filosofía era sencilla: fabricar la mejor octavo de litro y lograr cruzar en primer puesto la bandera a cuadros. Honda es una firma que siempre se ha caracterizado por demostrar su superioridad técnica sobre las dos ruedas. En 1961, 1962 y 1964 ganó los títulos mundiales de 125 cm3. Pero los motores de dos tiempos empezaron a pisar fuerte. Para extraer el mismo rendimiento en un propulsor de cuatro tiempos, el régimen de giro ha de aumentar sustancialmente.
Honda respondió en 1965 a esta nueva oleada con la RC 149. ¿Cómo? Con más cilindros. Cinco, para ser exactos. 24,884 cm3 por cilindro, menos de lo que cubica un vaso de chupito. Los ingenieros nipones habían conseguido ir más allá de lo convencional con un motor de reducidas dimensiones y alto giro: 35,5 mm de diámetro por 25,14 mm de carrera que daban como resultado una línea roja situada en las 21.500 vueltas. Cada cilindro contaba con cuatro válvulas y una bujía en el centro.
Manipular este motor era una ardua tarea. Cualquier dedo de un ser humano es demasiado grande para meter mano
Los cilindros estaban dispuestos en dos bancadas con cigüeñales independientes unidos mediante engranajes. Una con tres cilindros y muñequillas separadas a 120 grados y otras con los dos cilindros restantes calado a 180 grados. Un propulsor construido como dos motores independientes, pero sincronizados entre sí. Con un peso de tan solo 85 kilos, los 34 CV de potencia podían lanzar la moto a más de 200 km/h.
Eso sí, hasta las 17.000 vueltas no llegaba el torrente de potencia, y el par máximo no hacía lo propio hasta las 20.500 RPM. En consecuencia, Honda montó una caja de cambios de ocho velocidades. Una proeza para el piloto tener que llevar el motor siempre en el régimen óptimo de funcionamiento. En 1966, el suizo Luigi Taveri logró alzarse con el Mundial de 125 cm3 con 20 segundos de ventaja frente al siguiente clasificado en el GP de Checoslovaquia.
Desafortunadamente, su vida fue muy corta. En 1967, la Federación Internacional de Motocilismo (FIM) prohibió a esta categoría emplear más de cuatro cilindros -en 50 cm3 se limitó a dos-. Honda abandonó el desarrollo de este motor y se retiró de la competición durante una década.
Luis Blázquez
Aficionado al mundo del motor desde que fui concebido. Aprendí a leer con revistas de coches y, desde entonces, soy un completo enamorado de la gasolina. Como no se nace sabiendo todo, cada día es importante aprender algo nuevo y así ampliar los conocimientos. Este mundillo tiene mucho que ofrecer, al igual que un servidor a vosotros los lectores.Para que luego digan que las 125 no andan Sería curioso ver una prueba gases de ese aparato.