Hablar de la Ducati Monster es hablar de uno de los modelos más famosos y conocidos, ya no solo dentro de la firma de Borgo Panigale, sino del motociclismo en general. La Ducati Monster es un modelo que ha llegado hasta nuestros días, pero que tuvo su génesis hace ya más de 25 años. Fue en 1993 cuando, en una difícil situación económica, la marca italiana se lanzó a fabricar y comercializar la Ducati Monster 900. El modelo caló bien en el mercado, los italianos vieron un filón en este nuevo segmento: las motos sin carenado -o naked– de gran cilindrada; y solo un año después llegó a los concesionarios la que es nuestra protagonista de hoy: la Ducati Monster 600.
El éxito de la Ducati Monster se explica porque supieron aunar en un solo modelo una propuesta razonablemente económica, utilizable y racional para el día a día, con la deportividad y las sensaciones puras con las que la firma italiana impregna a todas sus creaciones. Por aquel entonces la norma era que las motos de gran cilindrada montaran carenado para proteger al piloto del viento y conseguir una mejor aerodinámica.
Este elemento tenía mucho sentido si circulabas a gran velocidad, pero era innecesario en carreteras de curvas y directamente un estorbo circulando por ciudad. La Ducati Monster puso de moda el concepto de naked de gran cilindrada en una época en la que la palabra naked se reservaba solo para pequeñas motos utilitarias y urbanas.
Gracias a la ausencia del carenado conseguían un conjunto más económico de vender y además, en caso de caída aquello no era una catástrofe. Con esta maniobra también taparon uno de los principales defectos que la firma italiana tenía por aquel entonces: la falta de potencia de sus mecánicas. A principios de los 90 los japoneses venían pegando muy fuerte con sus tetracilíndricos refrigerados por agua. Algunas motos, como la Kawasaki ZZR 600, ya eran capaces de ofrecer 100 CV de potencia con solo 600 cm3. En comparación, las mecánicas de Ducati bicilíndricas y refrigeradas por aire parecían del pleistoceno.
La parte positiva de una moto naked es que no vas a ir muy rápido con ella puesto que no tienes protección aerodinámica, así que contar con un motor de poco caballaje tampoco era un problema. En vez de competir con las deportivas japonesas de la época, que estaban en otra liga, Ducati tiró de ingenio y se inventó su propio segmento virgen e inexplorado.
La Ducati Monster 600 se presentó en 1994. Estaba animado por un motor bicilíndrico en L desmodrómico de 584 cm3. Con cuatro válvulas, dos por cilindro, y refrigeración por aire, seguía a pies juntillas todas las lineas de diseño de la casa italiana. No era una mecánica para nada puntera o innovadora y recurría a soluciones clásicas. La potencia se quedaba en unos tímidos 51 CV a 8.000 RPM.
No era una cifra como para asustar a nadie, pero a su favor hay que decir que el caballaje era suficiente para mover con soltura los 173 kg que pesaba la moto, y de hecho seguían siendo cifras muy decentes para la época. La otra parte positiva es que los 51 CV estaban muy bien dados, gracias a una curva de par lineal que le confería un tacto muy lleno en todos los regímenes de giro. En resumen, una moto con la que era fácil ir rapidillo.
Sin lugar a dudas la mejor faceta de la moto venía del lado de su ciclística. El chasis estaba formado por un entramado tubular de acero tipo trellis. De hecho la Monster fue la que puso de moda este tipo de esquema, el cual posteriormente han empleado muchas otras motocicletas en años posteriores como la Honda VTR 250 o casi la totalidad de las KTM.
Para la suspensión delantera se recurría a una horquilla invertida, muy infrecuente por aquella época; mientras que el sistema de frenado corría a cargo de un único disco delantero de 320 mm mordido por una pinza de cuatro pistones, componentes más que razonables para la potencia y el peso del conjunto.
Pero quizá lo que más sensación causó en esta moto fue el diseño, cómo no en un fabricante italiano. El chasis multitubular, sus trazos fluidos y redondeados y ese gran faro delantero de forma circular. Es un conjunto fino y armonioso que no necesita de estridencias para atrapar nuestra atención y gustar.
De segunda mano se pueden encontrar unidades en buen estado rondando los 2.000 euros o ligeramente por encima. Si lo que buscas es fiabilidad y potencia pura te estas equivocando de moto y es mejor que te vayas a alguna japonesa equivalente, como la Suzuki SV 650. Por el contrario, si valoras más el estilo, la estética y una parte ciclo más cuidada, esta moto o alguna de sus sucesoras puede ser una buena elección.
Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.COMENTARIOS