Seguro que a muchos de vosotros se os habrán quedado grabadas las imágenes de los ciclistas del Giro en el paso Stelvio, fantaseando quizá como un servidor en poder hacerlo algún día sobre dos ruedas -pero si es con motor, mucho mejor-. Esa carretera sinuosa que cruza los Alpes, con sus más de 80 curvas y 24 kilómetros, es el sueño de cualquier apasionado del mundo del motor.
Todo lo que la compone es capaz de despertar nuestros sentidos; verdes paisajes, una calzada estrecha, sinuosa, con serpenteantes curvas de 180 grados enlazadas a través de pequeñas rectas y un desnivel medio del 7,6%, es la fórmula maestra empleada para hacernos soñar.
En el año 2008, cuando el auge de las maxitrail ya era bastante fuerte, en Moto Guzzi, que no es una marca de grandes masas, decidieron que no querían quedarse sin su parte del pastel, pero eso sí, haciendo las cosas como siempre, con su visión particular de entender las motos y no subiéndose al carro de otros fabricantes que se limitan a copiar a la versión germana queriendo ser más guapa, más ágil, más potente o más tecnológica que esta. Ellos lo harían a su manera, y al que no le gustase podía ir recomendado de su parte a comprarse a la afamada germana al concesionario de la esquina.
Por eso utilizaron el nombre Stelvio, para que fuese su carta de presentación, ya que lo que se pretendía era crear una motocicleta que encajase dentro del segmento maxitrail, pero que a su vez se ajustase a la filosofía que la marca siempre quiere cuidar, ser una verdadera clásica Italiana. Capaz de desenvolverse con soltura en carreteras sinuosas, bacheadas, puertos de montaña y sobre todo capaz de divertirnos y de hacernos soñar.
Para ello recurrieron a un propulsor que ya era un viejo conocido en la marca, el quattrovalvole que se montaba en las Griso, un bicilíndrico en V a 90º, de 1.151 cc, refrigeración mixta aire-aceite, con distribución OHV (varillas y balancines) y que rendía una respetable cifra de 105 CV a 7.250 RPM y un par de 110 Nm a 5.500 RPM, una potencia bastante elevada para este tipo de motores.
Como no puede ser de otra manera dentro de la marca, va asociado a un conjunto de caja de cambios de seis relaciones con embrague en seco y transmisión final mediante eje cardánico que denominan CRC (Cardanno reattivo compatto).
A primera vista se ve una moto grande, y no lleva a equívocos, es alta y te costará llegar al suelo si no superas con holgura el metro setenta, y es pesada, unos 280 kg en orden de marcha, aunque la marca solía quitarle algunos kilos debido a que daba el peso sin fluidos (en seco), aunque el peso verdaderamente depende de la versión que llegue a nuestras manos, ya que dependiendo del año los modelos pueden llevar un depósito de 18 o de 32 litros.
Llama la atención su gigantesco motor V2 que sobresale por los lados, el carenado frontal con la doble óptica circular y su gran pantalla para resguardarnos del viento, así como su sistema de escape y el precioso basculante monobrazo que deja totalmente a la vista a la también bonita llanta trasera.
La mala prensa hizo que el modelo no tuviese una buena acogida, pues muchos probadores -y también usuarios- referían unos bajos un poco pobres por debajo de 5.500 RPM, teniendo que recurrir al cambio más de lo deseado
Por este motivo la marca se vio obligada a realizar una serie de actualizaciones en el mapa de la inyección y la caja del filtro del aire, con lo que se consiguió una mejor respuesta a bajo régimen, y se acabó por denominar el motor como 8V (aunque era la misma arquitectura, pero ahora hacía referencia al número total de válvulas del motor, y antes a las válvulas por cada cilindro).
El chasis es de tipo multitubular de acero con el motor anclado al mismo por seis puntos, y está unido a un basculante monobrazo en el cual se encuentra el sistema de transmisión por cardán. El esquema de suspensiones cuenta con un monoamortiguador trasero con 155 mm de recorrido que va anclado al vistoso basculante que, como comentaba antes, deja la rueda trasera totalmente a la vista. La horquilla delantera con generosas barras de 50 mm es del fabricante Marzocchi, y es multiajustable.
El tamaño de llantas y neumáticos varía dependiendo del año de fabricación y la versión del modelo, delante todos montan una llanta de 19 pulgadas con neumático de 110/80 y atrás una llanta de 17 pulgadas en medida de 180/55 o 150/70 dependiendo de la versión. El equipo de frenado es del fabricante Brembo y cuenta con dos discos flotantes de 320 mm en el eje delantero y pinzas de cuatro pistones y anclaje radial. Atrás monta un equipo del mismo fabricante con pinza de dos pistones y un disco de 282 mm.
Como equipamiento, tiene algunos gadgets interesantes según versión, como el control de tracción ATC que se monta en algunas hermanas de marca como las Aprilia, sistema ABS desconectable Continental, o toma de corriente y ordenador de a bordo bastante completo que nos muestra funciones como consumo, velocidad promedio y total, y también diagnósticos.
Ciertamente, es una moto cuyo hábitat natural es viajar, con ella podremos circular sin ningún problema de molestarnos el viento, o tener dolor de espalda por la postura de conducción que es bastante erguida y relajada, tampoco será un problema el espacio de carga, y en carreteras reviradas nos podremos divertir debido a un esquema de suspensiones y motor pensados para no desfallecer si le buscamos las cosquillas y queremos una aceleración rápida y un aplomo alto incluso a altas velocidades.
Pese a ser una maxitrail, no está enfocada a meterse por lo marrón más allá de disfrutar de pistas fáciles en las que divertirnos. No es una moto con la que complicarnos la vida intentando realizar algo más especializado que esto, quizá lo haga, pero te lo pondrá difícil, y si te atreves a meter los 280 kg en ese tipo de menesteres lo mejor es que busques una Stelvio 1200 NTX, que viene equipada con llantas de radios, maletas metálicas, y algunos protectores de chasis y basculante.
Una vez en marcha, es una moto que vibra, que suena, que tiene alma, y esto tiene que gustarte, por que es parte de lo que decía que busca el usuario de una Moto Guzzi. No busca sólo el aspecto de una clásica, quiere una moto clásica de verdad y estas mecánicas lo son, y lo transmiten
Así que ya sabéis, si la germana la ves sosa, las japonesas carentes de carácter y la otra italiana demasiado tecnológica, no lo dudes, esta es tu maxi.
Jesús Guillermo Pozo
Nací entre las historias de mi abuelo sobre su Derbi 125 Especial y el terrorífico sonido del escape 4 en 1 de la GPX 600 de mi tío y la belleza de su Vmax 1200. Mi padre, fue mi primer profesor con su viejo SEAT 127, y mi madre, cuenta que aprendí las marcas de los coches antes que el alfabeto.COMENTARIOS