Si hace nada hablábamos de la Drysdale V8, de nuevo desde las antípodas no llega otra monstruosidad de moto propulsadas por un motor de ocho cilindros en V. Su único cometido era convertirse en la moto de producción más potente del mundo y ¡pardiez! que lo han conseguido. Hablamos de la Aurora Hellfire OZ26 V8.
El “padre de la criatura” responde al nombre de Vincent Messina y sí, también es australiano. Fue ingeniero de Ford y también corredor en la categoría de sidecars. Y al igual que Drysdale, es un tipo que sabe lo que se trae entre manos. Sobre todo si tenemos en cuenta que el V8 no está cogido de un automóvil australiano, sino que también lo ha fabricado él mismo.
Para ello cogió dos motores de Kawasaki ZX-12R y los fusionó en un cárter diseñado por él. La elección no fue casual, sino que ya conocía en profundidad estos motores por ser los que utilizaba para correr. Debemos tener en cuenta que las cotas del motor de la Ninja son 83×55,4 mm, lo que multiplicado por cuatro nos da una cilindrada de 1.199 cc. Los dos motores juntos cubicarían 2.398 cc, pero Vincent aumentó el diámetro de los cilindros hasta los 86 mm, consiguiendo así un cubicaje total de 2.575 cc.
El motor se colocó en posición longitudinal y él mismo ya era lo suficientemente rígido como para ser casi autoportante. De esta forma el chasis ha sido el mínimo necesario para anclar los elementos ubicados sobre el motor así como horquilla o basculante.
En su interior encontramos un cigüeñal mecanizado en una sola pieza fabricado por los argentinos de Saenz. Los ocho pistones son Wiseco y la relación de compresión 12:1. Se instalaron culatas fabricadas a medida para la moto y también los árboles de levas. Como el motor es “anchote”, el alternador se encajó entre los cilindros para permitir una mayor distancia libre al suelo al inclinar.
Jenvey Dynamics, junto a la ECU de MoTec, se encargan de suministrar combustible a través de inyectores situados sobre las trompetas de admisión. Tres modos de conducción y una caja de cambios de cinco marchas semiautomática y que puede ser accionada desde pulsadores en el manillar dan vida a esta “mala bestia” que necesita nada menos de un depósito de 8 litros de aceite para lubricar correctamente. Como es de cárter seco, el depósito del aceite está bajo la caja de cambios.
Las cifras son espectaculares (como su bramido): 417 CV y 319 Nm de par para un peso de 256 kg (el reparto de pesos es de 50/50). No nos extraña que disponga de un control de tracción configurable en 10 posiciones para evitar estar haciendo un burn-out infinito. ¿Velocidad máxima dices? Más de 340 km/h…
En lo que se refiere a la parte de ciclo, la Aurora Hellfire OZ26 V8 recurre a una horquilla tipo Fior de carbono y aleación. La gestiona un amortiguador Öhlins TTX electrónico, igual que el que también va instalado en el tren posterior y además en una disposición muy similar a la Drysdale. Aunque podríamos pensar lo contrario, la distancia entre ejes no es para nada exagerada: 1.600 mm. Una BMW R 1200 GS tiene, por ejemplo, una separación de 1.505 mm.
Como la mayoría de los modelos en los que su fabricación es casi artesanal, la Aurora Hellfire se podía pedir con algunas piezas personalizadas. Por ejemplo, las llantas estándar son unas Marchesini de aluminio forjado pero se pueden pedir unas BST en fibra de carbono. A nivel de frenos, y aunque viene muy bien preparada con discos Brembo con especificaciones SSP de 330 mm, se pueden optar por unos Brack Tech cerámicos accionados por pinzas Brembo GP4RX y bomba radial RCS. Y sí, obviamente tiene ABS.
Con todo esto que os hemos contado os podéis imaginar que el precio final de la Aurora Hellfire OZ26 V8 no es apto para todos los bolsillos. Ronda los 100.000 euros pero este, lógicamente puede variar en función de las especificaciones personales que pueda pedir el cliente. Dicen que dinámicamente sorprende, ya que no es una motocicleta aparatosa, sino que incluso se parece en su fluir por la carretera a la Ducati Diavel. Pero hasta que no nos podamos montar…
Ender
Japan Rules!!COMENTARIOS