Cuando hablamos de Triumph, siempre asociamos la imagen de la marca a motos estilo café racer como la Bonneville o naked deportivas como la Speed/Street Triple. Pero también fabricó pequeños scooter como el que os traemos hoy. Está claro que las marcas siempre han tenido grandes éxitos pero también algún que otro fracaso, y el Triumph Tina pertenece a este segundo grupo.
El conocido cariñosamente como Triumph Tina fue también llamada años después Triumph T10. Fue lanzado en 1962 y su diseño corrió a cargo de Edward Turner. Lo cierto es que en aquella época los directivos de la marca de Hinckley no estaban muy entusiasmados con la idea de lanzar un vehículo pensado para ir a hacer la compra, como ellos mismos decían.
Con un aspecto clásico de scooter claramente influenciado por la Vespa, el Tina montaba un motor de dos tiempos y 100 cc refrigerado por aire que desarrollaba 4,5 CV, suficientes para superar los 70 km/h. No era el primer vehículo de estas características ya que unos pocos años antes, Triumph había presentado el Tigress, que compartía diseño con el BSA Sunbeam.
Pero el Tina contaban con grandes diferencias como por ejemplo el motor, que iba montado en el basculante (como los scooter actuales) o un sistema de transmisión continuo variable (CVT) con embrague centrífugo patentando por la propia marca en 1959.
Otro detalle interesante de este modelo es que desde un principio se vendió como un producto dirigido casi exclusivamente a mujeres por su sencillo funcionamiento. Eso sí, tenía sus particularidades, sobre todo en lo que se refiere al sistema de transmisión.
Este contaba con un interruptor en el manillar que debía ponerse en posición Start para arrancar. De esta forma, el motor giraba lo suficientemente despacio como para que el embrague centrífugo no se acoplara. Pero por si alguna razón se nos olvidaba el conmutador en Drive, según arrancaba el Triumph Tina con la pertinente patada, salía disparado con el consiguiente peligro. Algo así como cuando dejamos un vehículo con la velocidad engranada o arrancamos un scooter con el acelerador a fondo, pero a lo salvaje.
El propio Edward Turner sufrió la ira de su invento cuando arrancó con el interruptor en la posición equivocada, salió disparado y acabó chocando con un bordillo. Acabó con un tobillo fracturado, tal y como lo cuenta en el libro “Edward Turner: El hombre detrás de las motocicletas”.
En 1965 se lanzó una versión revisada que cambió la denominación a Triumph T10 con una transmisión CVT mejorada, que evitaba que la correa se saliese y bloqueara la rueda trasera. Además el interruptor de arranque que parecía salido de la pesadilla de algún genio malvado fue movido del manillar a la parte inferior del asiento.
La solución estaba muy bien pensada ya que, por defecto, la moto estaba en posición Start hasta que te sentaban en el asiento y, en ese momento, detectaba el peso el conductor y pasaba a modo Drive. Pero el problema vino el día de la presentación cuando la moto arrancó pero no se movió del sitio. Esto fue debido a que la chica elegida para mostrar la T10 al público pesaba 50 kg pero el interruptor había sido tarado para un peso mínimo de 63,5 kg.
El Triumph T10 estuvo a la venta hasta 1970 con unas ventas poco más que testimoniales. El propio Turner creó además tres prototipos del T10 de tres ruedas (una delante y dos detrás) que se inclinaba en las curvas, pero tras el fracaso comercial decidieron que lo mejor era no llevarlo a producción.
Hoy en día es posible encontrar algún Triumph Tina y T10 a la venta, sobre todo en Gran Bretaña, con precios rondando los 1.500 euros al cambio dependiendo del estado de conservación.
Ender
Japan Rules!!COMENTARIOS