La Yamaha Tracer 900 o Yamaha MT-09 Tracer, como se llamaba el modelo al principio, cuando se puso a la venta en 2015, me parece una de las propuestas más interesantes que ha habido en el mundo de la moto en los últimos cinco años. Estamos ante una moto que es difícil de categorizar y que bebe de diferentes segmentos. Para hacer las cosas fáciles podríamos decir que más o menos es una trail asfáltica, pero no tiene nada que ver con las motos típicas de este segmento.
Ya os lo contábamos hace unos días. Las trail están de moda, y las trail asfálticas son unas motos excelentes y francamente buenas para todo lo que no sea salir del asfalto. En Iwata a alguien se le debió de ocurrir que eso de coger una moto de campo e irla civilizando y asfaltizando para que fuera bien por carretera era un poco tontería.
Que para eso era mejor recorrer el camino inverso: coger una moto de carretera, de asfalto, y “trailizarla” para dotarla de todas esas características que busca la gente en este tipo de vehículos que básicamente son: protección aerodinámica, postura más relajada, y un cierto dinamismo en curvas.
Y básicamente eso es lo que hicieron. Cogieron la Yamaha MT-09, que lo estaba petando como moto naked deportiva y picante, pero sin perder de vista su lado funcional y válido en el día a día, y le colocaron un carenado frontal con cúpula, un manillar elevado y un subchasis más resistente para poder llevar más carga.
Me gusta esta moto precisamente por eso, por tener todo lo bueno de las trails asfálticas, pero sin querer vendernos la imagen esa impostada de “soy una aventurera y sirvo para dar la vuelta al mundo”. La personalidad de la Tracer no va de ese palo aventurero, sino que más bien tiene un aire underground, deportivo y oscuro; algo así como la reina de la noche en la ciudad. Es un soplo fresco en un segmento que está saturado de maletas de plástico pintadas en color aluminio.
A nivel de mecánica y de parte ciclo estamos ante una moto 100 % de carretera y que cuenta con unas especificaciones bastante similares a las de su hermana naked. Aquí ni siquiera tenemos algunas concesiones a los orígenes del trail, ya que la rueda delantera es de 17 pulgadas (no de 19″) y además las suspensiones tienen un recorrido entre topes y un tarado puramente asfáltico, con 137 y 142 mm adelante y atrás, respectivamente.
La ciclística es uno de los puntos fuertes del modelo, ya que la horquilla es de tipo invertido, y además las pinzas de freno son monobloque y con anclaje radial. El motor es la otra parte en la que también esta moto se distancia del mundo del barro. No estamos ante un bicilíndrico lleno de par y mucho menos ante un “tosco” monocilíndrico.
Esta vez son tres en línea, con cigüeñal crossplane y 847 cm3, el conocido motor CP3 idéntico al que monta la MT-09 y que tan buenos resultados está dando, ya que consigue aunar en cierta medida el par y la respuesta llena a bajo y medio régimen de los “bi”, con la estirada orgásmica de un cuatro cilindros en la zona alta. No es el mejor en nada, pero es un compromiso muy bueno entre la usabilidad del día a día y la adrenalina en curvas los fines de semana. Son 115 CV a 10.000 vueltas y el consumo de combustible, aunque no es brillante, tampoco es elevado para la potencia y el tipo de moto del que estamos hablando, ya que se conforma con unos 5 litros a los 100.
A nivel de usabilidad esta moto es muy polivalente, ya que lo mismo te vale para realizar largos viajes con una comodidad muy digna como para pasártelo bomba los fines de semana yendo a hacer curvas con el cuchillo entre los dientes. En el día a día es una moto que tampoco se desenvuelve nada mal y ni su peso de 215 kilos lista para rodar ni su carrocería compacta debería darnos muchos problemas.
Sí que es cierto que en esta versión de 2015 la moto tenía algunos defectillos presentes. Era un concepto muy rompedor y se nota que los japoneses no habían pulido del todo la receta en este primer intento. Quizá todavía era demasiado radical y deportiva, demasiado parecida a su hermana. Es por ello que en 2017 el modelo sufrió un restyling para bajarle un par de puntos la mala leche y hacer de ella una compañera más amable en el día a día.
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Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.Yo tengo una moto más grande más potente más rápida más más más…pero esta es mejor