La Yamaha FZR 400 estuvo un poco eclipsada por sus competidoras de Honda y Kawasaki, con las CBR y NC30 de la primera y la ZXR 400 de la segunda. Sin embargo, con la llegada de la FZR 400 y sus versiones RR, la compañía de Iwata atrajo a los hooligans con un motor de giro rápido, un manejo más estable y un paso por curva encomiable. Y como solía ser habitual en la casa, la guinda fue puesta por un precio de venta sensiblemente más económico que el de la competencia.
A mediados de la década de los 80 el auge de las réplicas de competición que había comenzado con modelos con carenado completo estaba aumentando implacablemente, hasta el punto en que los fabricantes se batían entre ellos para producir modelos que fuesen lo más cercanos a las motos de carreras. El cenit de esta tendencia fue cuando los modelos de calle se desarrollaron junto con las máquinas de circuito, especialmente con mecánicas modificadas de 400 cm3.
Yamaha creía que los aspectos deseados para una moto de producción y una de carreras eran profundamente diferentes, y se habían resistido a comercializar una réplica para la clientela de a pie. Pero como la industria no mostró signos de seguir adelante en esa tendencia, Yamaha ya no podía esperar y ver a sus rivales adelantarse, y finalmente tomó la decisión de desarrollar su propia “corredora de carreras” (“race runner”). El resultado fue la FZR 400 lanzada en 1986.
La metodología de Yamaha se basaba en construir primero una máquina de carreras, y luego adaptar sus especificaciones para su uso en las vías públicas
Y lo cierto es que era un auténtico escaparate tecnológico, equipada con componentes como un cuadro Deltabox de aluminio, así como el diseño de una llanta extremadamente ancha y de bajo perfil. Un carácter de manejo ligero y fino también era un objetivo. Si bien la mayoría creía que cuanto más rápida era una moto en la pista, mejor, el equipo de investigación y desarrollo de Yamaha tenía otras preocupaciones en mente con las que se sintió obligado a lidiar.
El objetivo de usar una rueda delantera de pequeño diámetro (16 pulgadas) era aportar una sensación de ligereza al atacar el vértice de una curva. Yamaha abogó por esta tendencia, pero evitó extremar este aspecto. Esto se basó en la creencia de la marca de que, a diferencia de conducir hasta el límite absoluto como en el mundo de las carreras, el piloto general sentirá una mayor seguridad y disfrute con un producto estable que aportase un grado extra de confianza.
Aunque la Yamaha TZR 250 tenía un atractivo especial como réplica, la FZR 400 sería la que asentaría las bases de esta categoría, tanto para la propia marca como para sus rivales
La Yamha FZR 400 estaba motorizada por un bloque de cuatro cilindros inclinado hacia adelante en 45 grados (Genesis), otorgándole una forma que era realmente la de una máquina de carreras en lugar de una réplica. También hubo otra declaración importante que hasta el momento no se había hecho: la adopción de un neumático radial de bajo perfil en vez de uno diagonal convencional. El objetivo era conseguir una estructura con una gran resistencia a la par que flexibilidad.
Después de instalar con éxito el primer neumático radial de motocicleta, el modelo entró en su etapa final de desarrollo. La Yamaha FZR 400 no quería ser una buena moto dentro del segmento, quería humillar a todas sus rivales. En comparación con otras motos de la casa hasta entonces, la FZR 400 de producción resultó ser más ligera en su manejo y más ágil que cuando comenzó a gestarse, pero no un manejo rápido como el de la competencia, sino estable y predecible.
La Yamaha FZR 400 podía acelerar hasta los 100 km/h desde parado en apenas 4 segundos y alcanzar una velocidad máxima cercana a los 200 km/h
Tan solo 2.500 ejemplares de la Yamaha FZR 400 acabarían saliendo de la línea de montaje. Y para aquellos que aún querían más, la firma japonesa lanzó poco después el modelo FZR 400 R y RR. Usaban el mismo motor de 399 cm3 refrigerado por agua de 60 CV y 39 Nm capaz de subir hasta las 14.000 RPM, pero contaba con pistones aligerados, una placa de fricción adicional para el embrague y una transmisión de relación cerrada como la de la versión de competición (All Japan TT-F3).
La razón por la que tantas FZR 400 terminaron en los circuitos se debió a su excelente manejo y facilidad de uso. No hay un período de “conocerte” con ella, solo debes saltar encima y atacar cualquier sección de la carretera que más te guste. Es ligera, unos 160 kilos en seco, gira de maravilla sin ser una moto nerviosa, podrás conseguir grandes ángulos de inclinación gracias a sus gomas y no necesitas ser un experto para divertirte: la FZR 400 realmente adula a su piloto.
Coronada con éxito en Japón, la Yamaha FZR 400 es una deportiva exclusiva e intransigente que no tiene nada de qué avergonzarse en comparación con otras de mayor cilindrada. La lucha con la que lidió la compañía como uno de los fabricantes involucrados en la era de las réplicas sería muy significativa, y salió de ella con una nueva moto dirigida no solo a un público que valoraba la estabilidad, también ofrecía una gran dosis de diversión para aquel que la condujese.
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Luis Blázquez
Aficionado al mundo del motor desde que fui concebido. Aprendí a leer con revistas de coches y, desde entonces, soy un completo enamorado de la gasolina. Como no se nace sabiendo todo, cada día es importante aprender algo nuevo y así ampliar los conocimientos. Este mundillo tiene mucho que ofrecer, al igual que un servidor a vosotros los lectores.COMENTARIOS