Me fascinan los cacharros antiguos, aquellos en los que se demostraba verdadera inventiva. Ojo, que con ello no le quito mérito a los modelos actuales, pero había que ser muy valiente para subirse a un engendro que nunca se había probado y aventurarse a velocidades superiores a las alcanzadas a caballo, y por caminos sin asfaltar. La Motocicleta Millet parece que se le ocurrió a un genio loco, y es una parte muy importante de la Historia.
Todo arranca en 1887, cuando el ingeniero Félix Théodore Millet diseña un motor de gasolina de cinco cilindros en estrella. Lo acopla a la rueda delantera de un triciclo para hacer los primeros ensayos. Tras haber sido satisfactorios, instaló el motor en la rueda trasera de una bicicleta, con lo que construye la que fue la primera motocicleta pluricilíndrica de combustión (porque si hablamos de vapor, el velocípedo Roper también tenía dos cilindros).
Realmente la idea es una simple genialidad. El motor es parte integral de la rueda y los cilindros están unidos al cigüeñal, que es fijo, y a su vez es el eje de la rueda. A medida que cada cilindro da una “pistonada”, la rueda con el motor gira produciendo el desplazamiento de toda la motocicleta. Cubicaba nada menos que 1.925 cc, aunque la potencia no era tan espectacular, aproximadamente 1,2 CV a pleno rendimiento y 0,75 CV en continuo cuando giraba a unas 180 RPM.
El carburador para la alimentación y la entrada del filtro de aire estaba ubicado entre las ruedas. Allí también se ubicaba el sistema eléctrico que controlaba la chispa de cada cilindro. Combinaba una bobina de inducción (creada por el propio Millet) con una célula Bunsen (montada delante), la abuela de las baterías y que acumulaba energía gracias a la reacción entre un ánodo de zinc y un cátodo de carbono. El combustible (queroseno) se almacenaba en el guardabarros trasero (casi como una Buell), mientras que la horquilla delantera no era la habitual en una bicicleta sino que fue rediseñada. Usaba dos tirantes superiores y dos inferiores.
Cuando se quería poner en funcionamiento, se empezaba dando pedales hasta que el motor entraba en funcionamiento. Entonces, y desde el propio manillar, se accionaba una leva que acoplaba el embrague. Toda ella pesaba unos 65 kg, y alcanzaba la nada desdeñable velocidad de 55 km/h. Aunque es cierto que se te debían caer los empastes debido a las vibraciones que debía trasmitir el motor a toda la motocicleta. Su consumo era de 1 litro cada 40 km. Como curiosidad, también fue la primera moto en utilizar un caballete central.
Fue el inversor francés Alexandre Darracq quien adquirió los derechos de producción de la Motocicleta Millet. En 1894 la puso en producción y se habla de que, en total, se fabricaron unas 60 unidades. Una de ellas es la que se encuentra en la Escuela Hippolyte Fontaine, la moto más antigua de dos ruedas que se conserva actualmente (fechada en 1897).
La prueba de fuego de la Motocicleta Millet llegó cuando se celebró la primera carrera de larga distancia de la Historia. Fue el 11 de junio de 1895 y competían -como era habitual- tanto coches como motos de forma conjunta. La salida era en París, para ir hasta Burdeos y volver otra vez a la capital francesa. Nada menos que un recorrido de 1.200 km hace casi 125 años (cumplirá años en un mes).
Sin embargo, su participación no salió todo lo bien que pensaban y tuvo que abandonar. El problema vino de la célula Bunsen, que era capaz de suministrar energía durante un máximo de 12 horas, pero luego era muy complicada volver a cargarla debido a su complejidad. Es por ello que no pudo seguir en carrera y, con ello, la gente empezó a buscar otras alternativas más fiables. Ya sabéis el dicho, “hay que ganar carreras el domingo para vender el lunes”.
Ender
Japan Rules!!COMENTARIOS