A menos que se quiera manejar tan sólo en exclusivos nichos de mercado enfocados al ámbito más prestacional, cualquier empresa motociclista que desee ofrecer rasgos deportivos ha de mezclar estos con la fiabilidad y la practicidad para el día a día. Una fórmula necesaria para que cuadren las cuentas, necesitando además de monturas donde lo práctico sea incluso más importante que lo deportivo para completar adecuadamente la gama. Justo la misión que se adjudicó en 1960 a la Bultaco 155, ejerciendo de compañera más sencilla y con mayor cilindrada de la Tralla 101. El primer modelo de la empresa catalana, al cual debemos remontarnos para entender a nuestra moto protagonista.
Para empezar, lo cierto es que no debemos irnos demasiado hacia atrás en el tiempo. Tan sólo un año, pues la Tralla 101 vio la luz en 1959 pocos meses después de la fundación de la empresa. Presentada como “ la moto de las dos caras “, en ella se citaban cualidades deportivas evidentes con una clara practicidad para moverse hasta el trabajo todos los días. De hecho se la tiene como responsable de la extensión del llamado segmento de las “ turismo rápido “, siendo una montura fácilmente modificable por cualquier mecánico de cara a poder participar en carreras con una alta solvencia.
Así las cosas, con su octavo de litro podía alcanzar más de 115 kilómetros por hora, teniendo posteriormente multitud de variantes pensadas específicamente para el mundo de la competición. Un ámbito en el que Xavier Bultó se movía a la perfección, aún sabedor que no sería una mala idea lanzar al mercado una montura algo más fácil de llevar. Cuestión ésta que incluía la entrega de potencia desde giros más bajos, pudiendo por tanto superar con facilidad todo tipo de cuestas aún llevando incorporado un sidecar. De esta manera, tan sólo unos meses después de aparecer la Tralla 101 vio la luz la Bultaco 155. Derivada de la primera aunque con un carácter bastante diferenciado.
La Tralla se encargaba del lado más deportivo, mientras que la 155 ofrecía una alternativa más sencilla de conducir y con mejores bajos, perfecta para acarrear con el peso de un sidecar
Bultaco 155, más potencia para el día a día
En cualquier vehículo no sólo es importante la potencia, sino también la forma en la que ésta es entregada por el motor. Llegados a este punto, lo cierto es que para no pocas situaciones del día a día resulta mucho más interesante un rendimiento sosegado pero efectivo y seguro desde bajas vueltas que una entrega vigorosa de caballos y velocidad sólo conseguida en una banda de potencia escondida en los giros más altos.
Dicho de otra manera. Si necesitamos encarar un puerto de montaña bajo la lluvia lo más eficiente será encontrar un buen par a bajas vueltas pudiendo ir lentos sin comprometer en absoluto la fuerza del vehículo. De lo contrario, deberemos dar demasiado gas buscando esa entrega de potencia, llevando la conducción a un empuje y nerviosismo poco seguros según la situación.
Comprendido esto, se entiende que la primera característica de la Bultaco 155 respecto a la Tralla 101 sea su aumento de cilindrada hasta los 153 centímetros cúbicos en su monocilíndrico de dos tiempos. Además, se ajustó el comportamiento del motor para dar un buen par desde bajas vueltas, reduciendo la compresión del mismo desde el 11,5:1 de la Tralla hasta el 8:1 de la 155.
Protagonista en los inicios de Bultaco, fue una de las monturas necesarias para comprender los primeros pasos de la marca
De esta manera, los 11,6 CV a 5.500 revoluciones por minuto de la Bultaco 155 se gestionaban de forma sencilla y racional a través de una caja de cambios con cuatro relaciones. De hecho, a la 155 se le pudo ver en no pocas ocasiones con sidecares gracias a su buen empuje a bajas velocidades. La constatación de su carácter práctico, tomando en todo lo demás una gran cantidad de elementos de la Tralla 101 incluyendo el bastidor, los amortiguadores o los frenos. Todo ello para escribir uno de los primeros capítulos de Bultaco.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS