La Harley-Davidson SX125 no es una Harley-Davidson al uso. De hecho, gran parte de su desarrollo se debe al consorcio que ésta hizo con Aermacchi a partir de 1970. Pero vayamos por partes. Y es que la historia de esta motocicleta ligera la hemos de empezar a narrar en el Japón de comienzos de los años sesenta. Un tiempo y un país donde empezó a germinar lo que sería la mayor explosión motociclista de la historia. Así las cosas, hacia 1963 Honda ya se había convertido en el mayor fabricante mundial de vehículos motorizados con dos ruedas. Además, empresas como Yamaha ya se habían lanzado completamente a por el mundo de las carreras en Europa.
De esta forma, tanto por su buen hacer tecnológico como por su economía en los precios de venta las motocicletas y ciclomotores provenientes de Japón desplazaron rápidamente a las británicas y norteamericanas en sus propios países. Llegados a este punto, para finales de los años sesenta las calles del Reino Unido se encontraban repletas de pequeñas motos urbanas con diseño japonés. Al tiempo, en los Estados Unidos incluso los segmentos más prestacionales habían sido invadidos por la industria oriental. Prueba de ello fue el exitoso lanzamiento de la Honda CB750. Una superbike que puso encima de la mesa el potencial sin paliativos de lo japonés.
Así las cosas, el efecto nipón afectó también a las empresas españolas según los cupos de importación se fueron haciendo más relajados, camino de los años ochenta y la necesaria integración en el mercado europeo. Con todo ello, fabricantes históricos como Harley-Davidson no sólo necesitaron ponerse al día con una respuesta efectiva para el mundo de las carreras – en 1970 Honda se alzó con la victoria en Daytona, la prueba más señera y simbólica en el calendario norteamericano del momento – , sino que también necesitaban cubrir las gamas de acceso para seguir resistiendo, en la medida de lo posible, al embate japonés.
Durante los años sesenta los fabricantes japoneses entraron con una inmensa fuerza en todos los segmentos de serie y competición. Fue un golpe decisivo del que muchos fabricantes occidentales no pudieron escapar con vida durante los años setenta
Harley-Davidson SX125, una respuesta para las gamas de acceso
Uno de los elementos que requiere mejor diseño en toda motocicleta es el chasis. Y bueno, teniendo en cuenta que no pocos de los trabajadores de Bimota provenían de Aermacchi se puede decir que esta empresa no gozaba de mal nivel en este sentido. Con este potencial en su tarjeta de presentación, cuando Harley-Davidson se asoció con ella no sólo estaba en mente la preparación de motocicletas para el Mundial. Es más, respecto a lo referido puramente a serie no todo se ceñía únicamente al mercado europeo en general e italiano en particular. Para nada.
De esta manera, cuando a comienzos de los setenta Harley-Davidson tuvo que dar respuesta al dominio japonés en los Estados Unidos en lo referido al segmento de motocicletas ligeras, confío en Aermacchi. De esta manera, en 1974 se presentó la Harley-Davidson SX125. Una jugada comercial muy interesante, ya que además de ofrecer un accesible motor con octavo de litro de cilindrada su diseño era el de una Scrambler. Es decir, una montura apta para asfalto pero, al mismo tiempo, con evidentes habilidades camperas.
Algo que no deja de ser interesante, pues al tiempo que la Harley-Davidson SX125 se ponía enfrente de las gamas japonesas, también lo hacía en clara competencia con las Bultaco y Montesa camperas comercializadas en los Estados Unidos. Es decir, aún con su diseño ejecutado en Italia esta motocicleta fue un producto por y para el mercado local de Harley-Davidson, protagonizando un desesperado intento por seguir llegando a públicos jóvenes, masivos y con una cartera poco caracterizada por el bulto.
La alianza entre Harley-Davidson y Aermacchi dio por resultado algunas páginas decisivas para el Mundial de Motociclismo, pero también produjo populares monturas propias de las gamas de acceso como la SX125
No obstante, justo ahí estuvo el problema de la Harley-Davidson SX125. En su precio. Y es que, especialmente en comparación con las japonesas, se disparaba por encima de la media. Evidentemente las calidades eran excelentes, así como el comportamiento de su monocilíndrico con hasta 13 CV. Y es por no hablar de que, a pesar del sobreprecio, te estabas llevando una montura bendecida con el histórico nombre de Harley-Davidson. Sin embargo, siendo una montura de octavo de litro su mayor mercado objetivo estaba en la gente joven que accedía al motociclismo con veleidades deportivas. Un segmento de público con posibles, sí, pero no demasiados. Finalmente, de la Harley-Davidson SX125 acabaron saliendo versiones con 175 centímetros cúbicos e incluso alguna que otra variante de pura carretera. Todo ello para, aún así, no ser una respuesta tan rotunda como los directivos de la empresa esperaban.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS