Cuando apareció en 1966, la Bultaco Junior era una opción deseada y deseable dentro del catálogo de la marca catalana. No en vano, dentro de la propia fábrica algunos empleados comenzaron a nombrarla como “ La Salvadora “. Un apodo a priori exagerado aunque, en verdad, bastante adecuado al comprobar el efecto tan positivo que tuvo su buen índice de ventas en el mercado nacional, especialmente cuando hablamos de la versión 74. Pero vamos por partes. Así las cosas, habremos de señalar dos variables comerciales avanzando en direcciones bien distintas. De esta manera, por un lado teníamos todo lo relacionado con las motocicletas turismo en España.
En franca decadencia desde que, a finales de los sesenta, el auge de los automóviles populares barriera al mundo de los microcoches mientras ponía contra las cuerdas a la mayor parte de las motocicletas con 125 centímetros cúbicos. No obstante, en claro contraste se encontraba todo lo relacionado con el Off-Road. Especialmente exitoso en el ámbito de la exportación a los Estados Unidos, donde Bultaco estaba cosechando una creciente cuota de mercado junto a OSSA y Montesa. Eso sí, para 1966 esta vía de negocio aún no había progresado lo suficiente como para suplir el descalabro de las turismo.
De hecho, el paroxismo de las Bultaco camperas en los Estados Unidos llegaría con la victoria de Jim Pomeroy en el GP de España de Motocross. Un excelente hecho publicitario que, para la tensa espera de los contables en la casa catalana, no habría de llegar hasta 1973. Un año, por otra parte, en el que los fabricantes japoneses ya empezaban a expulsar a las marcas europeas del mercado estadounidense a golpe de fiabilidad, diseño y buenos precios. Llegados a este punto, la aparición de la Bultaco Junior en 1966 fue absolutamente proverbial, siendo la responsable de cuadrar las cuentas de la empresa durante aquellos años de transición.
Cuando apareció en 1966, la Junior vino a cuadrar las cuentas de la marca, aún transitando entre la decadencia de las turismo y el incipiente auge de las Off-Road en los Estados Unidos
Bultaco Junior 125 GT, deportividad para un público joven
Respecto a la definición básica de la Bultaco Junior, ésta respondía al intento de hacerse valer dentro de un mercado joven lo más amplio posible. De esta manera, desde 1966 hasta 1976 se produjeron multitud de versiones con 74, 100, 125 y 150 centímetros cúbicos. Es más, en algunas fuentes se llega a citar una versión de 175 con la cual parecieron haberse gastado algunos motores con esta cilindrada excedentes en almacén. En fin, otra de las muchas zonas difusas en la historia de Bultaco.
Sin duda, uno de los motivos para entender porqué sigue siendo algo digno de estudio incluso tantas décadas después. Pero volvamos a la Bultaco Junior. Manejable, práctica y especialmente adecuada para los segmentos más juveniles, ésta formó una dupla exitosa junto a la Lobito. Encargada de replicar la fórmula en el segmento del Off-Road nacional con una especial prédica en Cataluña, adonde esta tendencia había llegado ya a finales de los años cincuenta proveniente del Reino Unido.
Respecto a la mecánica, la Junior tuvo como principal característica el uso de los monocilíndricos con dos tiempos tan típicos no sólo en la casa catalana sino, en general, en todo el motociclismo español aún cuando en países como Italia o Reino Unido esta disposición ya estaba quedando francamente anticuada. No obstante, en España seguía siendo una base mecánica perfecta incluso para modelos con cierto toque deportivo. Prueba de ello fue el lanzamiento, en enero de 1968, de la Bultaco Junior 125 GT.
En 1974 experimentó una actualización caracterizada por el incremento de potencia. No obstante, su sustitución por la icónica Streaker 125 ya estaba cerca
Conocida en código interno como la 39-GT, en ella la cilindrada se elevaba hasta los 124,98 centímetros cúbicos entregando 9 CV alimentados por un carburador Zenith 20 para llegar así hasta los 90 kilómetros por hora. Eso sí, cuando en 1974 apareció la revisión del modelo – bajo el nombre de GT2 125 – la potencia ascendió hasta los 15 CV incorporando un carburador Amal 625 al tiempo que se incrementaba la relación de compresión. No obstante, durante los últimos años de la década de los sesenta la Junior 125 GT aún resultaba una opción deportiva perfecta para el público más joven. Aquel que, aprovechando su fácil manejo y escueto tamaño, podía empezar a foguearse con el motociclismo deportivo en clave Bultaco. Y es que, posiblemente, el gran valor de esta máquina fue la fidelización de clientes según éstos cumplían más años. No en vano, incluso hoy podemos encontrar aficionados que se reclaman orgullosamente como “ bultaquistas “. Una pasión que no se construye desde la mera casualidad.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS