Una de las cuestiones más interesantes en la historia de las casas automovilísticas centenarias, es comprobar cómo han sido capaces de elaborar una gran variedad de productos. De esta manera, mientras en la trayectoria de Peugeot figuran los molinillos de café o en la de BMW el material de cocina, en Fiat nos encontramos con ciertos ejemplos relativos a las motocicletas. Y es que, al fin y al cabo, la marca italiana siempre ha sido una gran abanderada de la movilidad personal en un sentido popular. Algo verdaderamente marcado cuando analizamos su historial en materia de vehículos urbanos.
Así las cosas, ya a finales de los años veinte experimentó con un primer diseño de motocicleta urbana. Finalmente desechada para llegar a serie, ésta quedó como una simple nota al pie de página. Sin embargo, después de la Segunda Guerra Mundial la situación era diferente y, por tanto, en Fiat volvieron a escucharse voces proclives a la incorporación de un modelo con dos ruedas. Llegados a este punto, el diseñador Salvatore Majorca fue comisionado por Vittorio Valletta – presidente de la Fiat y, por cierto, posiblemente el hombre al que más se deba la instalación de SEAT en Barcelona – de cara a crear una motocicleta.
Ahora, visto el panorama social en la Italia del momento lo normal hubiera sido crear algo especialmente sencillo y popular. No en vano, marcas como Ducati estaban en esa línea, ofreciendo mecánicas de velomotor aptas para el día a día de una mayoría social empobrecida. Es más, hasta referencias posteriormente tan prestacionales como MV Agusta tuvieron sus inicios en esta época con modelos más bien económicos y modestos. Sin embargo, los planes de Fiat no iban precisamente por ahí.
Tras la Segunda Guerra Mundial el mercado motociclista en Italia resultaba especialmente prometedor para quienes supieran mezclar innovación con economía
Fiat Moto Major, un diseño excepcional
Puestos a entrar de nuevas en un mercado, podemos indicar al menos dos maneras de hacerlo. Por un lado tenemos la posibilidad de ofrecer un producto lo más sencillo y masivo posible, capaz de introducirnos a golpe de grandes ventas en el mismo. Y, por otro, podemos dirigirnos a los segmentos más exclusivos del mismo con una máquina llena de innovaciones y valor añadido fabricada en tirada más o menos corta. Sin duda, una buena estrategia de cara a generar una excelente imagen de marca y, a partir de ahí, poco a poco ir cubriendo los segmentos intermedios e inferiores.
Pues bien, la estrategia de quienes en la Fiat de los años cuarenta pensaran introducirse en el motociclismo era esta última. Y es que, no en vano, cuando la Fiat Moto Major se presentó en el Salón de Milán de 1948 ésta representó todo un aldabonazo en la técnica de la época. Para empezar, su diseño carenado evidentemente futurista escondía una gran preocupación por la eficiencia aerodinámica, tal y como evidencian las aletas alargadas hasta el eje trasero cubriendo así el sistema de escape.
Además, en lo relativo a la mecánica su motor de nuevo cuño con culata de aluminio se fijó en 349 centímetros cúbicos con un ciclo de cuatro tiempos y válvulas en cabeza. Todo ello unido a una caja de cambios con cuatro relaciones y un pedal de arranque que, de forma novedosa, podía ser extraído. Asimismo, la refrigeración por aire era forzada, incluyendo un ventilador instalado en la parte trasera del cigüeñal. En suma, estamos hablando de un diseño muy cuidado para la época, con detalles tan interesantes como los dos depósitos de combustible colocados de manera vertical. Una solución muy original incluso habiendo pasado casi ocho décadas desde su diseño.
La muestra tecnológica aquí desplegada es realmente interesante, haciendo de este prototipo uno de los diseños más innovadores en toda la historia del motociclismo italiano
No obstante, el elemento técnico más interesante cuando analizamos a la Fiat Moto Major reside en su sistema de suspensiones. Y es que, en vez de situarse en la horquilla o el basculante, lo hace en las propias llantas. De esta manera, unidos a sus bujes se encuentran seis pares de cilindros con gomas. Estos no pueden moverse lateralmente, pero sí de forma vertical con un recorrido de unos cinco centímetros. Sin duda, un sistema complejo y con una fiabilidad más que cuestionable pero, al mismo tiempo, bastante llamativo e ingenioso. Es más, éste ha sido bastante común en el mundo de la aviación. Ahora, ¿por qué la Fiat Moto Major no llegó a producirse en serie a pesar de su excelente carta de presentación? Bueno, en este sentido la respuesta posiblemente esté en Piaggio, la cual acababa de lanzar con gran éxito su Vespa. Debido a ello, Fiat pudo sopesar los inconvenientes de competir en el mercado de las dos ruedas, centrando así su atención en el desarrollo de una nueva gama de vehículos populares firmados por Dante Giacosa. Algo que, a la vista está, pareció ser una decisión empresarial más que correcta.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS