El apellido Ninja es uno de los que más resuenan cuando hablas de motos deportivas, y lo hace entrelazándose la sensación de los circuitos con la de las calles y las carreteras más puras. Son distintas, pero resultonas, la Kawasaki ZX-4RR, ZX-6R y la ZX-10R son motos que han representado el espíritu deportivo y guerrero de una moto japonesa que va varios pasos por delante del resto.
Agresiva, tecnológica y derivada del mundo de la competición, así es la saga Ninja, que desde su lanzamiento en los años 80 se ha ganado un gran hueco en el corazón de los amantes de las dos ruedas. Con el paso del tiempo, la familia ha ido creciendo y desarrollándose, con una adaptación bastante positiva a un entorno cambiante y desafiante, sin perder ese espíritu radical que tanto le ha caracterizado en estos años.
Con una clara alineación deportiva, han sido capaces de cubrir las necesidades de todos los usuarios, incluso la de los pilotos más exigentes, que lo que buscan no es más que una superbike destinada al mundo de la competición. Lejos de la potencia más pura, se han centrado en mejorar las sensaciones que se tienen sobre ellas, apelando a tres áreas distintas, pero complementarias que suponen una manera diferente de comprender la velocidad, pero con ese espíritu Ninja que les une mediante la pasión.

Tres cilindradas, tres mundos
La diferencia entre ellas es más que evidente. La Kawasaki ZX-4RR es una moto de media cilindrada de 399 cc y un motor cuatro en línea, que tiene un enfoque nostálgico y eficaz. Capaz de desarrollar unos 77 CV de potencia, esta fiera sorprende con un pico de entrega a 14.500 rpm, nos encontramos con un motor que grita y exige jugar en todo momento. A esto hay que sumarle una instrumentación bastante completa, que no le convierte en un burdo capricho técnico, con control de tracción, modos de conducción, una pantalla TFT en color y lo que es más importante, una electrónica que funciona.
A medio camino nos encontramos con la ZX-6R, que con un motor de 636 cc, rinde a 129 CV a 13.000 rpm, siendo una de las configuraciones más equilibradas del panorama supersport. La entrega de potencia se empieza a notar a medio régimen, se nota que es más potente, pero no mucho, se queda un poco a medio gas, pero es más que suficiente. No es una moto novedosa, es una moto eficiente, que es lo que necesitan los usuarios.
Si lo que buscas es ser el centro de atención, fíjate en la Kawasaki ZX-10R, una moto que juega en otra liga con 998 cc y 213 CV de potencia, lo que le sitúa dentro de las Superbikes más puras. El motor es derivado del Mundial de Superbikes, lo que le da una capacidad de aceleración intimidante. A esto hay que sumarle una IMU de seis ejes, distintos mapas motor, launch control y una aerodinámica activa con algunos alerones integrados, lo que le hace volar en circuitos de manera controlada.

El ADN Ninja en acción
El comportamiento en pista habla por si solo. En el caso de la hermana pequeña, con unos 188 kg de peso, es ágil ante la adversidad. Con un chasis multitubular, tiene esa rigidez y confianza, con los apoyos necesarios en los cambios de dirección rápidos, manteniendo el ritmo sin lastrar al piloto. No está pensada para batir récords, pero sí para pulir la trazada, siendo exigentes a bajas revoluciones, y viva a altas, te da esa experiencia emocional que pocas motos son capaces de ofrecer.
La ZX-6R es una moto que confirma su madurez, siendo más cómodas en rutas largas y le da una conducción deportiva capaz de exprimir su motor. El comportamiento es neutro, no sorprende en ninguna faceta concreta, pero es resolutiva. Efectiva tanto en la pista como en la carretera, consigue que se tenga ese compromiso entre el confort y las prestaciones que se buscan, siendo la más versátil del trio.
Cuando hablamos de la Kawasaki ZX-10R es una moto que se transforma en la pista, y confirma que es demasiado para la calle. Es una moto de competición, que exige y ofrece esa recompensa que todos queremos. Con aceleraciones notorias, tiene esa capacidad de robarle milésimas al crono en las frenadas más exigentes. A esto hay que sumarle que es capaz de aprovechar su chasis fácilmente, pero prepárate para el cambio, su entrega de potencia es intimidante para el más experimentado, y en la carretera se nota que se ahoga al no estar pensada para ello, que es una moto que se aburre.

Pensadas para el usuario
Con un precio de unos 10.000 euros, la Kawasaki ZX-4RR puede parecer que es cara en comparación a otras, pero sorprende por una electrónica propia de las 600, junto a un diseño más afilado, es una deportiva que no renuncia a la calidad, con un comportamiento que le hace única y que te invita a disfrutar de cada marcha.
Por unos 2.000 euros más, tienes la Kawasaki ZX-6R, que es una deportiva realista, sin mucho compromiso frente a las Superbikes, aunque se aproxima a ellas. Si quieres disfrutar de las tandas en el circuito, es la moto ideal, es una moto duradera, y eso que no es la más innovadora de su gama en el mercado, pero es más que resolutiva, que es lo que se busca.
En el caso de la Kawasaki ZX-10R, es una moto que es propia de una compra irracional y no por su precio de 19.000 euros. Es una moto de trinchera, que busca que se pueda vivir al máximo, sin muchas concesiones. Está pensada para la pista, es un paso lógico para quien quiera disfrutar de una Superbikes en su máximo esplendor.
La familia Ninja va a por todas, cubriendo las aspiraciones de todos los usuarios, con un rendimiento sensacional y extraordinario. La ZX-4RR es una novedad emocionante, siendo la puerta de acceso, mientras que la ZX-6R es esa deportiva que es sensata, sin muchas estridencias, frente a una ZX-10R que es el arma definitiva que cualquier amante de la competición quisiera tener en su garaje.
Alejandro Delgado
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