Aunque quizás no aparezca tan marcado en el ADN como ocurre con los fabricantes japoneses, durante estos más de 100 años de historia de Triumph, la competición ha formado parte de la esencia de la firma británica. Uno de sus modelos más míticos, la Daytona, toma su nombre del trazado norteamericano y de la proeza acaecida en 1966. Acompáñanos en este viaje por la historia cargado de nostalgia pero, sobre todo, olor a gasolina.
Triumph empezó a fabricar motocicletas en 1902, pero sus orígenes se remontan un par de décadas más atrás. La historia cuenta que en 1885 Siegfried Bettmann, un inmigrante alemán afincado en Londres, fundó la empresa Bettmann & Co. para la importación de bicicletas que vendía bajo su propia marca. Sería solamente un año después, en 1886, cuando la empresa pasaría a denominarse Triumph.
En 1889 se asociaría con otro alemán, Moritz Schulte, pasando a denominarse Triumph Cycle Co. Ltd. con sede en Coventry. Ese año empiezan a fabricar sus primeras bicicletas para ya en 1902 pasar a construir motocicletas, primero con motores de otras marcas (la primera fue la Triumph 3 HP) y ya desde 1907 con sus propios diseños.
No tardaron en ser picados por el bicho de las carreras pues ese mismo año, Jack Marshall quedó segundo en el primer Tourist Trophy, el de 1907. Al año siguiente se hacía con la victoria en el TT de la Isla de Man en la categoría de monocilíndricas sobre una Triumph a una velocidad media de 64,4 km/h.
La Primera Guerra Mundial paralizó las competiciones y para Triumph fueron años difíciles, aunque fabricó auténticas preciosidades, como la Speed Twin 5T. No sería hasta terminar la Segunda Guerra Mundial cuando de nuevo las motos fueron vistas como un vehículo de ocio y diversión, más allá de ser un medio de transporte económico para ayudar a superar la recesión económica. Corría el año 1966 y en Estados Unidos un desconocido Buddy Elmore se hizo con la victoria en las 200 Millas de Daytona.
La gesta fue conseguida sobre el prototipo de una Triumph Tiger 100 de 500 cc, siendo lo más increíble que remontó desde la 46ª posición de parrilla para ver la bandera a cuadros antes que nadie. La velocidad media fue además de 100 mph (161 km/h). Para la marca británica esto supuso un buen empujón para las ventas en América y al año siguiente lanzaba la Triumph Daytona, un nombre que sigue ligado a ellos y que no puede significar otra cosa que velocidad pura.
Por detrás de Elmore había finalizado Gary Nixon, quien un año más tarde, en ese mismo escenario y con la misma moto, se haría con la victoria para el equipo Triumph Works. No contento con ello, repetiría de nuevo triunfo al año siguiente. No sabemos si fue porque era muy buen piloto en una excelente máquina, o por su filosofía a la hora de encarar las carreras.
“Vigila el arranque, haz una buena salida y ponte a doblar gente. Y así ganas” – Gary Nixon
Esos mismos años, 1967 y 1968, además de la victoria en Daytona también se haría con los campeonatos AMA Grand National pilotando para la marca británica. Por aquel entonces, pero al otro lado del charco, Percy Tait peleaba con Giacomo Agostini durante el Gran Premio de Bélgica enseñando a “Ago” el colín de su Triumph durante tres vueltas. Finalmente tuvo que ceder ante el italiano, clasificándose en segunda posición a una velocidad media de 186,7 km/h.
Quizás esta haya sido una de las épocas más fructíferas en competición. A ella hay que sumar los récords de velocidad conseguidos en las salinas de Bonneville (y que sirvieron para poner nombre a su conocida Bonnie en 1959), pero también el escaparate que fue Evel Knievel saltando sobre la fuente del Caesars Palace de Las Vegas en 1967.
Los éxitos continuaron allí donde surgieron, en el TT de la Isla de Man. En 1969 Malcolm Uphill se llevó la victoria en la categoría de Production TT. Además, lo hizo con un hito que nadie había logrado antes: completar una vuelta con una moto de producción a una media de 100 mph (160 km/h).
Fue cuando empezó el dominio durante cinco años consecutivos en los que nadie más logró la victoria, todos sobre la Trident de 750 cc conocida como la «Slippery Sam» y derivada de la Triumph Trident que, en 1975, se dejó de producir, aunque estuvo a la venta hasta 1978. Las victorias fueron logradas por Ray Pickrell, Mick Grant, Alex George y Dave Croxford.
En la década de los 80 la llegada de las marcas japonesas acabó con buena parte de la industria motociclista europea. Una década después, y con los nuevos chasis aluminio junto a los neumáticos radiales, se sentaron las bases de las motos deportivas que conocemos hoy en día. Por aquel entonces Triumph resurgía de la mano de John Bloor y presentaba una nueva Daytona 750 además de las tricilíndricas Trident 750 y 90 junto a las Trophy 900/1200.
Desde entonces, y en estos últimos 30 años, Triumph se ha afianzado como una de las marcas más importantes a nivel mundial. Y su espíritu de competición se ve reflejado en el Mundial de Moto2, suministrando los motores tricilíndricos de 750 cc así como en su última generación del modelo Daytona.
Ender
Japan Rules!!COMENTARIOS