Junto con Sanglas, Montesa fue protagonista de auge del motociclismo barcelonés durante los años cuarenta. Obviamente, sus inicios registraron todo tipo de dificultades, siendo una verdadera hazaña en sí misma la aparición de la A-45 en 1945. No obstante, a partir de aquí el genio mecánico de Francisco Xavier Bultó fue sumando de cara a crear unas motocicletas cada vez más atractivas no ya sólo en el mercado español, sino también en el de exportación.
De esta manera, ya en los cincuenta se pudo ver a Montesa asistiendo a diversas ferias británicas con la intención de hacerse un hueco en aquel mercado. Ahora, ¿cómo podría lograrlo? Bueno, obviamente aquello sería imposible entre las motocicletas más prestacionales del lugar. Además, también sería una misión compleja entre las más urbanas y asequibles. Sin embargo, debido al peculiar carácter de las Montesa -conferido por sus motores- sí existían ciertas posibilidades en relación con la deportividad en el octavo de litro.
Así las cosas cuando en 1953 fue presentada la Brío se abrieron nuevas posibilidades. Es más, su propio diseño fue toda una muestra de versatilidad, sirviendo como base tanto para modelos de velocidad como de Cross. En suma, una motocicleta turismo dotada con un cierto toque de nervio con buenos acabados y un cierto exotismo de cara a los mercados europeos. Un buen punto de partida para que, en 1956, llegase una versión verdaderamente deportiva como la Brío 91. Una de las piezas más destacadas en la progresión de Montesa en el Reino Unido.
La Brío 91 no sólo destacó por el comportamiento de su motor, sino también por la novedosa incorporación de los amortiguadores traseros
Montesa Brío 91, una visión deportiva
Debido a las ideas mostradas por Francisco Xavier Bultó, la Montesa Brío fue mostrando versiones cada vez más deportivas. Además, este modelo se usó por parte del equipo de la marca en numerosas pruebas relativas a la resistencia o la velocidad, especialmente cuando atendemos a la categoría “motos de producción”. Una visión de las carreras en la que no sólo se veía en ellas un claro potencial publicitario, sino también un lugar ideal de cara a desarrollar nuevas tecnologías.
Llegados a este punto, en 1955 Montesa presentó sus Sprint. Pieza principal para el departamento de carreras, esta motocicleta carenada con motores de 125 centímetros cúbicos logró un sonado éxito internacional cuando, en 1956, logró situarse entre las mejores máquinas internacionales cosechando el segundo, tercer y cuarto puesto en el TT de la Isla de Man. Sin duda, un éxito con gran impacto que, sin embargo, no tendría continuación debido al inminente cierre del departamento de competición debido a una planificación financiera más sobria.
Justo el punto en el que rozaron las personalidades de Pere Permayer y Francisco Xavier Bultó, produciéndose la salida de este último a fin de fundar Bultaco. No obstante, antes de llegar aquello la deportividad estaba echada al galope en Montesa, donde ésta era vista como una excelente vía de trabajo. De esta manera, aprovechando el tirón dado por los circuitos en los concesionarios se dio cancha a modelos como la Brío 91.
En Reino Unido cosechó buenas críticas, siendo lanzada el mismo año en el que Montesa conseguía su gran éxito en el TT de la Isla de Man
Versión con más carácter de la popular turismo, ésta montaba por primera vez en la gama de la Brío un cambio con cuatro velocidades. Además, debido a estar pensada por y para la velocidad la 91se dotó con una suspensión trasera -algo poco visto en la marca- en todas y cada una de las más de 5.000 unidades fabricadas entre 1956 y 1959. Respecto al motor, aquí el monocilíndrico con 124,98 centímetros cúbicos llegó a entregar 10 CV a 6.000 revoluciones por minuto para mover los 75 kilos dados en báscula. En suma, por comportamiento y elementos técnicos nunca antes vistos en la marca la Brío 91 fue una pieza clave para la marca durante la década de los cincuenta y, además, posiblemente su mejor embajadora en el Reino Unido.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS