Sin duda, una de las motocicletas más representativas de los años sesenta fue la Bultaco Tralla 101. Eso sí, su presentación se efectuó aún sin acabar la década anterior. Concretamente el 24 de marzo de 1959. Fecha a la que corresponden las famosas fotos tomadas en el Hotel Ritz de Barcelona, donde la dirección de la marca presentaba con una enorme expectación éste su primer modelo. A partir de aquí, no sólo quedó perfectamente clara la identidad corporativa que habría de interpretar Bultaco, sino también los afanes en competición desprendidos por la misma. De todos modos, más allá de la 101 y su primer gran impulso, la responsable de continuar con la saga en los concesionarios fue la Bultaco Tralla 102. Lanzada al mercado en 1963 para sobrevivir hasta 1972, siendo por tanto testigo de la mutación al mundo del Off-Road experimentada por la casa catalana durante aquellos años.
Pero vayamos por partes. Para empezar, la Tralla 101 no sólo era el pistoletazo de partida en la factoría de Bultaco. También era toda una declaración de intenciones. Y es que, además de ser una máquina usable para el día a día, su respuesta deportiva aseguraba un toque de nervio muy apto para cualquier usuario con ínfulas de piloto. Más aún si éste se atrevía a tocarla un poco. Ya que, con pocas transformaciones, esta motocicleta se convertía en una pieza más que útil para cualquier circuito. De hecho, gran parte de la prensa del momento señaló la aparición de esta Bultaco como la opción con mejor rendimiento en el mundo de las dos tiempos.
Además, la propia marca ofrecía un kit donde se incluían nuevos piñones, un manillar más cerrado, un tubo de escape adaptado a los circuitos e, incluso, una especie de almohadón adaptable al depósito de gasolina a fin de hacer más cómoda la postura aerodinámica del piloto. En suma, la Tralla 101 se asentaba como la referencia en el segmento de las turismo deportivas un paso por delante de su principal competidora: la Montesa Brío. Todo ello fortalecido con un ambicioso programa de competición y un nivel de ventas realmente interesantes. Con todo esto, evidentemente Xavier Bultó podía sentirse satisfecho de haber dejado Montesa para crear su propia marca.
Tras el enorme éxito de la 101, la 102 se encargó de continuar su estela con algunos retoques que la actualizaron frente a las Montesa
Bultaco Tralla 102, llega la evolución
Nada más aparecer en 1959, con la Tralla 101 ocurrieron dos cosas. La primera fue un crecimiento exponencial de la producción, la cual pasó de dos unidades por día a unas siete a finales del año. Asentada sobre este éxito, vino de forma natural la segunda, consistente en usar al modelo como la base para el desarrollo deportivo de Bultaco, tentando incluso al Mundial de 125 como un objetivo de primeras realizable. No obstante, aquello no llegó a cuajar debido a la sempiterna falta de medios nacionales frente a las escuderías más potentes del resto de Europa.
La misma historia que, en coches, ya se había dado en el caso de los Pegaso Z-102 y sus sueños fallidos de cara a Le Mans. De todos modos, lo cierto es que las Bultaco – adaptadas a los circuitos bajo la versión Tralla Sport – llegaron a ser una opción de lo más solvente e interesante en lo referido a estar justo un escalón por debajo de las ganadoras en el Mundial. Es decir, en palabras del propio Bultó “ estaban entre las seis mejores “. Así las cosas, a las TS y TSS – Tralla Super Sport – se las vio dando bastante batalla por todo tipo de circuitos europeos, cosechando victorias en carreras relativas a los distintos campeonatos nacionales.
Llegados a este punto, estaba del todo claro el talante deportivo de la marca. No obstante, a cuatro años de su lanzamiento su modelo estrella empezaba a necesitar un cambio con el cual seguir siendo un punto mejor que las Montesa. De esta manera, en 1963 nacía la Bultaco Tralla 102. Una motocicleta cuya principal novedad radicaba en el cuadro, derivado directamente del usado en las TSS de los circuitos. Algo realmente interesante pues, no en vano, ponía al alcance de la calle la base sobre la cual competían John Grace o Marcel Cama.
No sólo convivió con el giro al mundo del Off-Road y el mercado estadounidense, sino que también logró llegar en catálogo hasta los años setenta
Respecto a la mecánica, el monocilíndrico con 124,98 centímetros cúbicos de la 101 quedaba prácticamente inalterado. Es más, Seguía rindiendo 12,5 CV a 6.500 revoluciones por minuto con un cambio de cuatro velocidades y multidisco en baño de aceite. No obstante, las mejoras en estabilidad y frenos eran sustanciales. Razón por la cual la Bultaco Tralla 102 significó una evidente puesta al día respecto a su antecesora. Además, lo más interesante de esta motocicleta es ver cómo se mantuvo en el catálogo hasta entrados los años setenta sin cambios algunos. Fue, algo así, como un plano fijo sobre el estado de la marca antes de que la competición sobre asfalto fuera relegada por todo lo relacionado con el Off-Road.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS