Como es bien sabido, la irrupción del automovilismo masivo y la más que previsible caída en ventas de las motocicletas turismo provocaron una honda preocupación en Montesa. Especialmente en Pere Permanyer, quien como socio mayoritario apostó por el cierre del departamento de competición – donde también se fraguaba buena parte del desarrollo tecnológico – para evidente disgusto de Francisco Xavier Bultó. A partir de aquí, la situación generó uno de los mayores cismas en el motociclismo catalán, dándose la separación de ambos hombres y, a la postre, la fundación de Bultaco.
Así las cosas, con las manos libres para dirigir su empresa al antojo Bultó apostó por la creación de una motocicleta con 125 centímetros cúbicos y cierta garra deportiva aún sin que esto fuera óbice para hacer de ella una buena pieza comercial. De esta manera, al poco de estrenarse la Tralla 101 en 1959 ésta comenzaba a cosechar excelentes resultados en los circuitos españoles. Es más, todo ello en un estado de serie, evidenciando así la calidad de las mecánicas firmadas por Bultaco. Además, este clima de optimismo generado por las victorias hizo que fueran apareciendo las primeras unidades de la Tralla Sport.
Basadas en preparaciones muy someras sobre las unidades de serie, las TS fueron asentando el nombre de la marcas en las carreras disputadas en el panorama peninsular durante 1960. No obstante, su constante evolución – en Bultaco siempre estaban probando novedades en las unidades del equipo oficial – hizo que al año siguiente aparecieran las primeras Tralla Super Sport, TSS. Presentadas como unas carreras-cliente económicas y sencillas de mantener, éstas fueron las encargadas de exportar el nombre de la casa catalana por medio mundo gracias a su éxito entre los pilotos privados. Es más, desde la versión con 125 centímetros cúbicos hasta la de 250 pasando por las de 175 y 200, todas todas y cada una de las TSS colaboraron para hacer de esta saga un buen baluarte comercial a pesar de su carácter tan específico.
La saga de las TSS es fundamental para entender la evolución de Bultaco, aunque a decir verdad ésta quedó arrinconada desde mediados de los años sesenta por el auge del Off-Road en la casa catalana
Bultaco TSS 350, el último zarpazo de la saga
Revisando hemerotecas y documentación, resulta imposible no ver a las TSS como todo un triunfo en la historia de Bultaco. No obstante, lo cierto es que sus buenos resultados en las carreras españolas contrastan con la imposibilidad de llegar a los primeros puestos en las internacionales. Es más, aunque lo intentó, Bultaco nunca pudo estar entre las marcas punteras del Mundial de Velocidad, siempre lastrada por deficiencias técnicas en sus máquinas así como por una logística endeble y precaria en su equipo oficial.
De hecho, los múltiples – y muy meritorios – éxitos de las TSS más allá de los Pirineos se dieron bien en campeonatos nacionales o bien en los puestos intermedios de las carreras internacionales. Además, a mediados de los años sesenta Bultaco comienza a centrar su atención – de una forma casi exclusiva – en el mundo del Off-Road. Ámbito donde no sólo se están logrando excelentes beneficios gracias al auge del Cross en los Estados Unidos, sino también hazañas deportivas de primer orden gracias a pilotos como Sammy Miller y sus habilidades en el Trial.
Con todo ello, así como durante la primera mitad de los años sesenta las TSS brillaron por derecho propio en la trayectoria de Bultaco, durante la segunda fueron decayendo frente a nuevos y más prometedores ámbitos de expansión. Sin embargo, siendo leales a la verdad la casa catalana nunca dejó de seguir evolucionando estos modelos de carreras. Es más, los mejores éxitos de las mismas se dieron, precisamente, durante los últimos años de la década de los sesenta. Con la victoria de Salvador Cañellas en Montjuïc o la incorporación de la refrigeración líquida desde 1965.
Aunque nunca llegaron a ser dominantes en los primeros puestos de la escena internacional, las TSS fueron unas máquinas excelentes para la zona intermedia de la parrilla, destacando además por su fácil mantenimiento
Eso sí, para 1969 a Bultaco ya le estaba costando bastante mantener a sus TSS entre las más vendidas en el ámbito de los piloto-cliente. Más aún si, como claramente experimentó la industria británica, tenemos en cuenta cómo los fabricantes nipones estaban alcanzando unas cotas cada vez más admirables en términos prestacionales, combinadas además con una interesante relación calidad / precio. Llegados a este punto, en 1969 se presentó la TSS 350 a modo de último intento por reivindicar a la saga en medio de un panorama cada vez más y más competitivo. Con refrigeración por aire, fue la de más cilindrada entre las TSS gracias a sus 347,95 centímetros cúbicos. Todo ello para entregar 47,5 CV a 8.500 revoluciones por minuto con un carburador Amal de 38 milímetros en su difusor de cara a mover sus 107 kilos de peso. Respecto al cambio, en las TSS 350 se montaba a priori uno con cinco relaciones aunque, siendo máquinas tan específicas, algunas contaron con el de cinco. Y es que, lejos de la homogeneización interpretada por las motocicletas de gran serie, en las TSS cada unidad puede contar una historia propia. En fin, pura arqueología del motor para describir los que, de una forma definitiva, fueron los últimos años para aquellas TSS de la primera época.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS