Sobre dos ruedas la deportividad puede entenderse de múltiples maneras. De hecho, hoy en día incluso se están celebrando los primeros campeonatos profesionalizados de patinete eléctrico. No obstante, moviéndonos en el motociclismo de serie encontramos diversos nichos de mercado. El primero y más llamativo sería el de las imponentes superbikes. Monturas de gran potencia aptas para las calles pero que, en verdad, tienen a los circuitos como mejor y mas adecuado terreno natural. Sin embargo, ¿qué ocurre con aquellos que no buscan tanto velocidad como sensaciones en curva combinadas con un vehículo para el día a día? En respuesta a ellos, durante el año 2007 se presentaron las Ducati Hypermotard.
Una de las sagas más exitosas en los tiempos recientes de la marca italiana, contemplando en 2016 la aparición de la Ducati Hypermotard 939. Una motocicleta que ganaba en polivalencia respecto a sus antecesoras gracias a una ergonomía más amable. De esta manera, fue una opción más que interesante para poder usarse en el día a día mientras que al tiempo aseguraba diversión en tramos de curvas durante los fines de semana. Y es que esta familia de modelos deportivos no se creó tanto con la idea de llegar a altas velocidades como la de ser realmente atractiva enlazando curvas no necesariamente rápidas.
Como primera sensación, la Ducati Hypermotard 939 se define visualmente por la limpieza de líneas propia de otras motos de la marca. Dando un protagonismo especial al enrejado del chasis tubular perfectamente visible como ya pasó con el diseño de la primera generación firmado por Pierre Terblanche, también responsable de la Royal Enfield Himalayan. No obstante, la mayor diferencia de la Ducati Hypermotard 939 respecto a sus antecesoras estuvo en el motor. Con 937 centímetros cúbicos para entregar 113 CV a 9.000 revoluciones por minuto y un par de 98 Nm gracias a sus dos cilindros en V a cuatro tiempos.
La entrada de Ducati en este tipo de motos fue todo un éxito, abriendo el abanico más allá de KTM y alguna marca más para ofrecer una máquina extremadamente divertida en curvas
Ducati Hypermotard 939, un paso más allá en el Supermotard
A decir verdad, aunque las Ducati Hypermotard son toda una referencia en el nicho de mercado que antes hemos descrito, no son las primeras en llegar al mismo. Lejos de ello, este tipo de moto conocido como Supermotard había sido tradicionalmente atendido por marcas como KTM o Husqvarna. No obstante, de cara al 2006 los rumores sobre la entrada de Ducati a esta especialidad iban aumentando hasta eclosionar en la primera de sus Hypermotard.
Nacido como un espectáculo televisivo, el Supermotard combina el asfalto con la tierra en trazados revirados y, ocasionalmente, dotados de obstáculos a la forma del Motocross. Con todo ello, las monturas aquí usadas combinan habilidades todoterreno con neumáticos de asfalto para sacar el lado más “ gamberro “ y “ macarra “ de los pilotos.
De hecho, no es raro vernos en posiciones extremas apoyándose en el suelo con la planta del pie. Algo que está muy en sintonía con las carreras Flat-Track norteamericanas celebradas desde hace décadas y décadas. No obstante, la Ducati Hypermotard 939 se presenta de una forma civilizada para poder ser usada sin la necesidad de ser un piloto profesional obviamente.
Los controles de tracción y los tres modos de conducción aseguran adecuar la motocicleta a cada situación, por lo que en este sentido se podía estar tranquilo respecto a la usabilidad diaria
Para ello cuenta con ocho niveles de control de tracción y tres tipos de conducción. Además, equipa ABS para controlar sus casi 198 kilos en báscula. Gracias a todo ello es una de las monturas más apropiadas para la diversión en la gama de Ducati. Eso sí, el único problema que se podría achacar a la Ducati Hypermotard 939 es que no resulta la montura más adecuada para circular por autovía. No obstante, ¿acaso se le puede reñir a Ducati por ello? Quien la lleve sabe perfectamente que su terreno natural es la ciudad y las curvas. Lugares donde, siempre con la debida cabeza, de esta moto se puede extraer su lado más nervioso y enérgico.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS