A priori, el Mototrans MT 50 SL no es precisamente uno de los modelos más conocidos en la historia de la casa catalana por tanto tiempo unida a Ducati. Ni mucho menos. Sin embargo, sí resulta especialmente representativo sobre el giro radical que la empresa tuvo que tomar a partir de 1968, ya seriamente aquejada tanto por los cambios en el mercado, como por la cierta incapacidad de la dirección a la hora de adaptarse a los mismos. Así las cosas, lo mejor será que vayamos por partes de cara a entender bien qué estaba pasando en aquellos momentos.

Para empezar, hemos de entender cómo, en gran medida, Mototrans y su alianza con Ducati no se crearon en el mejor momento. No en vano, aquello se produjo en 1958. Es decir, tan sólo un año después de la salida al mercado del SEAT 600. Financiado por los concesionarios y, por tanto, poniendo al alcance de las familias el acceso a la movilidad privada. De esta manera, las motocicletas turismo con más de 125 centímetros cúbicos pasaron a un segundo, tercer o incluso cuarto plano comercial. Y es que, al fin y al cabo, la gente prefería moverse a cubierto en un automóvil que a pecho descubierto en una motocicleta turismo.

Llegados a este punto, el mundo de la motocicleta empezó a ocupar nichos de mercado muy concretos pues, como hemos dicho, la opción general para la movilidad ya se entendía a cuatro ruedas. De esta manera, los modelos de carretera se tuvieron que especializar en lo deportivo, añadiendo atractivos prestacionales y de diseño para llamar así la atención de los más enardecidos moteros. Además, por otra parte florecieron las monturas Off-Road bajo la influencia anglosajona, creando un futuro a medio plazo para OSSA, Montesa y Bultaco. Las marcas que mejor vieron venir aquel fenómeno, adaptándose enseguida a los marcos de la exportación. No obstante, entre aquellas dos líneas dedicadas al ocio había una más que, tomando el espíritu de los viejos velomotores, habría de vender millones de unidades.

Mototrans 50 SL, un ciclomotor para intentar sobrevivir

Con las ciudades en plena expansión y el acceso al consumo echado al galope, una gran cantidad de jóvenes y trabajadores pudieron permitirse el acceso a monturas para la movilidad personal en el día a día. De esta manera, en los años sesenta comenzó la época dorada de los ciclomotores. Marcada en España por la ley de 1962, en la que al fin se marcaba el límite de 50 centímetros cúbicos para la no necesidad de permisos, seguros ni matriculaciones. Es decir, a partir de los 16 años, con un ciclomotor todo era tan fácil como llegar al concesionario y salir circulando.

Así las cosas, los ciclomotores empezaron a ser cada vez más populares. Especialmente entre las clases populares, las cuales tuvieron en modelos como la Derbi “ Paleta “ a sus mejores aliados. Con todo ello, en Mototrans empezaron a pensar en su futuro. Un futuro complejo pues, no en vano, las turismo deportivas de Ducati no eran algo especialmente rentable en la España de los sesenta. Es más, aunque a máquinas como la 24 Horas se las pueda calificar de éxito comercial, la verdad es que su producción pasaba por poco de unos centenares de unidades.

Es decir, totalmente insuficiente para una empresa que quisiera ser masiva y no artesanal. Además, Mototrans no supo adaptarse a tiempo al Off-Road. Y encima de Italia venían esquemas mecánicos cada vez más complejos como cuando aparecieron los cárter de mayor tamaño. Llegados a este punto, en 1968 las ventas de Mototrans estaban en poco menos de 2.000 unidades. Y, además, los fabricantes japoneses comenzaban a hacerse notar aún bajo la protección de los cupos de importación. Aquellos que, en una década, tuvieron que abrirse ante la convergencia con Europa.

De esta manera, Mototrans vio en los ciclomotores su posible salvación, lanzando en 1968 el MT 50 SL. Con un diseño sencillo – recuerda incluso a las Derbi con menos de 100 centímetros cúbicos de comienzos de la década – y un carácter práctico para el día a día, este ciclomotor requirió pocos recursos en su desarrollo. Justo lo que necesitaba Mototrans, la cual estaba gastando mucho dinero en desarrollar motocicletas de toque deportivo que, luego, tampoco se vendían tanto. Motivo por el cual su contabilidad fue cayendo hasta límites preocupantes. Por esto mismo, resultaba necesario introducir la lógica del ciclomotor, aumentando el margen de beneficios. De hecho, el MT 50 SL fue la puerta de acceso para los Rolly 48 y Piuma 48 del año siguiente. Modelos modestos, sí, pero absolutamente necesarios para entender cómo Mototrans pudo sobrevivir durante los años setenta, presentando máquinas como la Vento 350.

P.D Gracias al foro Amoticos por las fotografías, las ideas y la información de los aficionados.