En mi lucha por que los modelos de 125 dos tiempos no caigan en el olvido y para finalizar con esta pequeña saga, quiero hablaros de una moto que aunque pasó por el mercado sin pena ni gloria debido a la falta de posicionamiento por la marca, y también debido a la moda de las motos deportivas de carretera que imperaba en la cilindrada y época en la que nació, fue clave para asentar las bases de las motos supermotard de producción. Se trata de la Gilera Freestyle.
Es cierto que antes de la aparición de este modelo ya se practicaba el supermotard, modificando motos de enduro a las que se ponía ruedas y frenos de motos de carretera, así como unas suspensiones modificadas. Pero hasta que Gilera presentó la Freestyle no se había vendido una moto de estas características como modelo de producción.
Previamente a la Freestyle, Gilera en 1987 lanzó el modelo Fastbike 125, que para muchos es el primer modelo de supermotard comercializado, sin embargo y si nos atenemos a las categorías actuales este modelo creo que estaría mucho mejor enfocado dentro de un segmento trail asfáltico.
Volviendo al modelo que nos ocupa, la Freestyle fue presentada en el salón de Bolonia en 1990, pero llegó a los concesionarios en el año 1991, y al contrario que con la Fastbike, ahora Gilera lanzó un modelo que tenía ruedas, frenos y suspensiones enfocados a un comportamiento deportivo.
Visualmente, si nos paramos a observarla no difiere mucho de lo que entendemos por una supermotard actual, partimos de un conjunto estrecho, con un asiento elevado, aunque con mas superficie carenada a lo que estamos acostumbrados en los estándares actuales, sobre todo en la parte delantera, que tiene una especie de pequeña pantalla de fibra que cubre el faro. Si seguimos con el frontal también nos llama la atención un guardabarros bajo y pegado a la rueda, como el que suele usarse en motos de carretera. Sin embargo, si nos centramos en la zaga, contamos con un estrecho colín con un portamatrículas y una luz de freno y posición de estilo muy offroad.
En cuanto a chasis, se utilizó el que la marca tenía para las motos de campo de la época, concretamente el del modelo Apache. Un chasis tubular de acero de cuna simple que se desdobla en su parte baja para acoger al motor, y que va unido a un basculante de sección cuadrada. La suspensión por el contrario, se modificó por completo y se usaron componentes dedicados expresamente para el modelo.
La horquilla delantera de tipo invertido cuenta con barras de 40 mm de diámetro y cuenta con un largo recorrido de 250 mm, aunque su tarado es bastante duro. En la trasera encontramos un mono amortiguador progresivo con anclaje mediante bieletas con 260 mm de recorrido.
En el apartado de ruedas y frenado compartía componentes con su hermana de carretera de la época, la Gilera Crono. El equipo de frenado de marca Grimeca, consta de una bomba de freno con depósito separado, y de un disco delantero de 300 milímetros sobre el que actúa una pinza de freno flotante de cuatro pistones. Para la frenada posterior se conforma con un generoso disco de 240 mm que es mordido por una pinza de dos pistones. La medida de llantas y neumáticos son 100/80 R16 delante y 130/70 R17 atrás.
El motor también es el mismo que monta la Crono y que como venía siendo habitual, era un monocilíndrico de 124,38 cc, que es alimentado por un carburador Dell’Orto VHSA32ES y que posee todos los adelantos de la época, como válvula de escape accionada electrónicamente, arranque eléctrico, admisión por láminas o bomba de engrase separado. El motor va asociado como también es habitual a una caja de cambios de seis relaciones de la que parte una transmisión final por cadena. La potencia del mismo se queda en unos suficientes 29 CV.
El comportamiento del modelo, que aunque no tenía tanta velocidad como los modelos deportivos de carretera –se conformaba con 140 km/h- era mucho mas apropiado para divertirse en curvas cerradas de carreteras sinuosas, creando un conjunto que era capaz de combinar el control de una ligera moto de enduro con la efectividad de una moto deportiva.
Con este modelo, junto con su hermana mayor Nordwest, Gilera se adelantó al mercado unos 10 o 15 años, lanzando un modelo en una época en la que o bien comprabas una moto offroad, o tenías una moto deportiva de carretera, quedando muy poco espacio entre segmentos donde encuadrar modelos como los mencionados.
Sin duda una historia que da cierta pena, ya que como muchas veces ocurre, ser el primero no implica estar en la decisión mas acertada, sino ser un adelantado a tu tiempo y correr riesgos que te hacen pagarlo caro. Gilera fue capaz de vender poquísimas unidades de estos modelos, y no pudo aprovechar el tirón que generarían este tipo de motos años después, debido a una situación financiera que flaqueaba y que con el grupo Piaggio al mando dejó a la marca relegada a la venta de WC con ruedas scooters.
Jesús Guillermo Pozo
Nací entre las historias de mi abuelo sobre su Derbi 125 Especial y el terrorífico sonido del escape 4 en 1 de la GPX 600 de mi tío y la belleza de su Vmax 1200. Mi padre, fue mi primer profesor con su viejo SEAT 127, y mi madre, cuenta que aprendí las marcas de los coches antes que el alfabeto.Tuve esta gran moto…que recuerdos!!! y como la extraño…
Yo babeaba viendo la de mi vecino, al menos tuviste la suerte de disfrutarla.
Necesito el deposito de combustible de la Gilera 125 cc FREE STYLE, alguien sabe donde conseguirlo
Gracias
Muy buenos aportes el de estas “octavo de litro”, de las que soy un enamorado, y más desde que tengo mi “humeante” Aprilia, una moto muy olvidada y que sin duda fue una adelantada a su tiempo como bien comentas, ains como cambian los tiempos, basta con mirar las 125 actuales….Y dan ganas de llorar.
¡Gracias Pedro! Voy a parar un poco de darle caña a las dos tiempos. Por aquello de que no huela mucho a aceite, que estamos en un recinto cerrado y no vaya a sentarnos mal, pero prometo que dentro de poco seguiremos echando humo azulado.