Aunque la era de los jets (motores a reacción) comenzó a efectos prácticos en los últimos compases de la Segunda Guerra Mundial, en los 60 aún causaba furor el concepto. El avión cohete experimental Bell X-1 pilotado por Chuck Yeager en 1947 dio el pistoletazo de salida a una fiebre por los récords de velocidad y altura hasta que la carrera espacial tomó el protagonismo. En ese mundo se inspiró la Harley-Davidson B-Rocket Concept Bell&Ross de 2014.
Es una preparación de Shaw Speed&Custom (Reino Unido) a partir de la Softail FXS Blackline, siguiendo las indicaciones de los relojeros suizos Bell&Ross. Este preparador tiene un catálogo de motos ciertamente impresionante, veremos por tanto más de una de sus creaciones por aquí. Han colaborado con Bell&Ross en más de una ocasión, en esta ocasión hubo también relojes a juego.
Volviendo a la B-Rocket Concept, se inspira en esa generación de pilotos que inmortalizó la película “The Right Stuff” (en España, “Elegidos para la gloria”) y a los aviones militares de Estados Unidos. Solo hay que fijarse en el radomo que hace las veces de pantalla o las advertencias de entrada de aire de las “turbinas” que flanquean el motor.
Sobre estas “turbinas” hay un pequeño acolchado porque el piloto apoya ahí las piernas. No son simple adorno, son funcionales. Una hace las veces de compresor -igual que en un turborreactor-, en realidad una especie de RAM para meter el aire en el V2 de 1.584 cc a más presión, la otra se encarga de refrigerar el aceite del motor. El escape se hizo a medida.
Las dos ruedas de la Harley-Davidson B-Rocket Concept Bell&Ross están carenadas a nivel de llanta, el manillar se orienta al suelo y el piloto va bien sujeto por el pompis a altas velocidades. El pecho se apoya sobre el depósito. Detrás del carenado frontal se atisban un tacómetro y un cronómetro. Podéis ver algunos detalles más en la web de Speed&Custom.
Los preparadores querían hacer una moto para velocidad en línea recta en los lagos salados de Bonneville (Utah, EEUU) que se fusionase con la aviación experimental de aquella época, y no solo eso, tenía que rodar (y rápido). La moto llegó antes que los dos relojes que Bell&Ross hizo para la ocasión. En cierto modo, “el reloj es una pieza de la moto”, según Bruno Bellamich, diseñador jefe de Bell&Ross.
¿Y qué decir de los relojes? Se hicieron dos para la ocasión. El BR 01-94 B-Rocket formaba parte de una serie limitada a 500 unidades, a 5.700 euros cada. Es mecánico automático, da la hora, minutos, segundos, la fecha y una escapa taquimétrica. El cronógrafo cuenta con tres contadores. La caja tiene un diámetro de 46 mm, realizada en acero polisatinado, y es capaz de aguantar la presión a 100 metros bajo el agua. La correa es de cuero negro acolchado con ribetes y pespuntes en rojo.
También se hizo otra versión, BR 03-90 B-Rocket, con una caja más pequeña (42 mm), visualización de fecha más grande y un indicador de reserva. Gran parte de los diseños de relojes de este fabricante se inspira en el mundo de la aviación. Si es tu pasión y quieres saber más, entra en la web de Bell&Ross.
Os dejamos con un vídeo en el que podéis ver esta moto en funcionamiento. El sonido es claramente evocador, ¿quién no intentaría romper los límites establecidos con un aparato como este?
Javier Costas
Me gustan los coches desde que tengo uso de razón (o antes), las motos siempre me han inspirado mucho respeto, y sin saber cómo, ya me han enganchado.COMENTARIOS