Moto del día: Harley-Davidson Confederate

Moto del día: Harley-Davidson Confederate

Símbolo de unos de los peores tiempos de la marca, hoy en día es una rareza polémica para coleccionistas


Tiempo de lectura: 4 min.

Cualquier marca tan histórica como Harley-Davidson cuenta con momentos más esplendorosos que otros. Algo que evidencia muy bien la Harley-Davidson Confederate de 1977. Eso sí, en lo referido al peor lado de la balanza. Pero vayamos por partes. Y es que la empresa norteamericana no vivió precisamente sus mejores años entre 1969 y 1981. Vamos. Para empezar, durante la década de los sesenta el motociclismo mundial se vio conmocionado por el increíble ascenso de los fabricantes japoneses. Inesperados e incluso menospreciados cuando comenzaron a asomar la cabeza fuera de si país allá por 1961, en tan sólo unos años no sólo se estaban haciendo dominantes en el Mundial sino que también desplazaban a las marcas tradicionales en los concesionarios.

De esta manera, aquel tsunami nipón no dejó títere con cabeza, llegando incluso a ganar en especialidades tan propias de los Estados Unidos como las carreras de Flat Track – con la Yamaha TZ750 de Kenny Roberts – o Daytona – con la Honda CR750 – . En suma, los directivos de Harley-Davidson no sabían cómo contestar a todo aquello. Más aún cuando gracias a la influencia política lograda por la marca ésta había conseguido aumentar durante décadas hasta el 40 % los impuestos a las motocicletas importadas. Un motivo más para entender lo bochornoso de la situación, con Harley-Davidson produciendo modelos notoriamente peores que los japoneses aún con las leyes y la administración a su favor.

Así las cosas, en 1969 la marca fue absorbida por la American Machine and Foundry. Dotada de una directiva movida por el cortoplacismo, su modelo de gestión fue abaratar los costes de producción despidiendo a una gran cantidad de trabajadores. ¿Resultado? Gran parte de los mejores técnicos y operarios de fábrica fueron a la calle, redundando en una calidad a la baja agravada con el ahorro en la calidad de los materiales. De esta manera, incluso el propio público norteamericano se jactaba de Harley-Davidson con todo tipo de comentarios despectivos. Y es que, lejos de mejorar, su gama estaba llena de modelos con peor desempeño que los japoneses. Además, definidos por un precio superior y unos acabados peores. Todo mal, aunque siempre se puede ir a peor.

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Durante los años setenta la marca vivió un verdadero descalabro en el que la calidad de sus productos cayó en picado junto a un duro recorte de personal

Harley-Davidson Confederate, una página oscura

Para Harley-Davidson los años setenta pasaron sobreviviendo al borde de la quiebra. Una penosa situación económica que, además, no encontraba luz al final del túnel ya que la empresa no acertaba a crear nuevos modelos con los que ganarse el favor del público. De hecho, se puede decir que continuar la asociación con Aermacchi en Italia – con el Mundial como objetivo – fue una de las pocas iniciativas interesantes de la década en la cual, dicho sea de paso, las mejores páginas se deben a técnicos italianos. Además, aquello ya venía desde la década anterior.

Con todo esto a sus espaldas, llegado el año 1977 se decide lanzar la Harley-Davidson Confederate. Presentada unos meses después del lanzamiento exitoso de la Liberty – pensada para celebrar el bicentenario de la independencia de los Estados Unidos – , esta montura se planteó como una serie limitada con su apariencia como principal atractivo. Justo el punto donde llegó el problema, ya que sobre la vistosa pintura metalizada se incorporaba en el depósito una bandera confederada.

Una de las enseñas más polémicas en la historia de los Estados Unidos, recurrentemente enarbolada por miembros del KKK y otros colectivos de corte racista en recuerdo al bando sudista y su defensa de la esclavitud. Sin duda una penosa jugada por parte de Harley-Davidson, la cual cuenta en su haber con pilotos afroamericanos tan interesantes como William “ Wild Bill “ Johnson. Uno de los más enérgicos protagonistas de las Hillclimb durante los años veinte, fundando poco después un concesionario de la marca en Milwakee.

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En 1981 el rumbo de la empresa cambió, usando lo retro como basamento de lo que hoy en día es su particular imagen de marca

Obviamente, la publicidad que dio la Harley-Davidson Confederate fue de todo menos positiva, ahondando en la penosa situación arrastrada desde 1969. Eso sí, en 1981 un consorcio de treces inversores con Willie G. Davidson se puso al frente de la marca, recuperando tiempos mejores gracias al servirse del aspecto retro para conectar con los tiempos originarios. Una estrategia de éxito, a la cual también ayudaron las nuevas trabas a la importación de motocicletas puestas en marcha por la administración de Ronald Reagan. En fin, hay mucha política en la historia de Harley-Davidson.

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Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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