Siempre es agradable encontrarse con una moto cuya existencia desconocías, y eso me ha pasado a mí hoy con la Honda CA 125 Rebel. Se trata de una custom de iniciación del fabricante del ala dorada que se comenzó a vender hace más de 35 años. Tuvo su época de gloria en la década de los 90, cuando estas pequeñas minicustom estaban a la orden del día.
La historia de la Honda CA 125 Rebel es similar a las de otras custom de pequeña cilindrada de fabricantes japoneses como las Yamaha Virago, las Suzuki Marauder e Intruder o la Kawasaki Vulcan. Durante los años 80, si alguien te preguntaba por una custom, claramente te venían a la cabeza esas grandes y pesadas máquinas americanas, las Harley-Davidson o las Indian.
Toda esa estética “Sons of Anarchy” era bastante atractiva para un montón de gente que desearía comprarse una custom, pero no podían o no querían meterse en ese tipo de motos tan costosas, pesadas y difíciles de conducir, especialmente por un tipo de usuario más “novato”. Es ahí donde aparecieron los fabricantes japoneses haciendo versiones a “escala” de los grandes mitos americanos.
Pero Honda siempre va un pasito más allá y rizó el rizo con una moto que a nivel mecánico era bastante particular. La Honda CA 125 Rebel montaba un motor bicilíndrico en paralelo refrigerado por aire de 124 cc; una planta motriz muy rara de encontrar hoy en día. De hecho, estoy haciendo memoria a ver qué otras motos cuentan con mecánicas de octavo de litro bicilíndricas en paralelo refrigeradas por aire y… no se me ocurre ninguna.
Un motor simple, refrigerado por aire y de baja cilindrada… puestos a ir a lo sencillo hazlo monocilíndrico, que ahorrarás peso y dinero, y en la práctica va a funcionar igual, pero la gracia de la Rebel estaba precisamente en esta diferencia.
Estéticamente la moto tenía ese rollito “Hot Rod”. No era una custom barroca y atestada de cromados, sino que tenía su punto macarrilla. Iba en consonancia con su hermana mayor, la Honda CMX 250 Rebel. De hecho, el nombre lo dice todo. Hablando de la Rebel 250, no me extrañaría que compartiera algunos órganos mecánicos como el bastidor o las suspensiones con nuestra protagonista.
Ese colín que acaba cortado mirando hacia arriba en vez de seguir la curva de la rueda, ese depósito estrecho en forma de lágrima y los dos escapes gemelos, uno a cada lado, son sencillamente preciosos. No hacía falta irse a un “tanque” chopper para molar. Esta era pequeña, pero matona.
Prestacionalmente hablando no era ninguna joya. Las custom nunca han gozado de muy buena aerodinámica, y el motor, por muy bicilindrico que fuese, daba los mismos 11 caballos que esperaríamos encontrar en una mecánica monopistón de similares características. Sus 137 kilos lista para rodar tampoco ayudaban especialmente en las aceleraciones.
Me parece curiosísimo el detalle de la instrumentación, ya que la Honda CA 125 Rebel tenía una única esfera central para el velocímetro, que albergaba en su interior los diferentes testigos luminosos, mientras que en el lateral izquierdo, anclado al manillar en un rinconcito, podemos encontrar una pequeñita esfera con un reloj analógico de agujas. Era todo un detalle dificil de ver, donde lo normal es toparse con relojes digitales en el mundo de las dos ruedas, o en el peor de los casos, no contar con reloj alguno.
A finales de los 90 llegaría la Honda VT 125 Shadow, una moto con una calidad de acabados bastante superior, pero quizá una imagen más seria y sosa, sin ese punto de bandidito, eso sí, con un motor bicilíndrico en V refrigerado por agua que posiblemente sea lo mejor que ha hecho nunca Honda en esta cilindrada.
A nuestro país llegó este modelo, aunque hoy en día son complicadas de encontrar en las páginas de clasificados. Tras un vistazo rápido os puedo contar que los precios rondan los 1.300 euros. Vale que tengan una pila de años, pero estas pequeñas Honda son motos realmente duras e indelebles al paso del tiempo.
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Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.COMENTARIOS