Los años 80 fueron el desparrame en el mundo del motor. Estaban las bestias del Grupo B de rallies, que, te gusten o no los coches, no puedes negar que eran brutales. En la Fórmula 1 fue la época del turbo, con potencias disparatadas de más 1.200 CV. El Campeonato del Mundo de Velocidad vio como las histéricas 500 “dos tiempos” flirteaban con los 150 CV y por si fuera poco, se entró en la era más salvaje del motocross con las 500 “dos tiempos” y la Honda CR 500 R fue la Reina de la categoría.
Honda siempre ha presumido de ofrecer productos de una suavidad notable, incluso sobre cuatro ruedas, pero cuando se menciona la denominación CR 500, la cosa cambia. La saga de esta bestia del motocross comenzó su historia en 1973, cuando apareció la CR 250, pero dio el salto hacia el olimpo de las motocross en 1981, cuando llegó la Honda CR 450 R. A partir de aquí, el aumento del cubicaje pasó a 480 centímetros cúbicos y posteriormente, a 491,4 centímetros cúbicos con el lanzamiento de la Honda CR 500 R en 1984, momento en el que se alcanzaron los 52,8 CV.
Aquel motor, de un solo cilindro, dos tiempos y refrigerado por aire, resultó ser un calvario. Sí, era potente, pero tenía una entrega de potencia salvaje, costaba la vida ponerlo en marcha y para colmo, sufría de detonaciones. Además, cosa poco común en Honda, era propenso a romper y era una fuente de enormes vibraciones al estar mal montado en el chasis. Era una moto brutal y en el fondo, horrible. Duró un año, pues en 1985 Honda puso en tierra una CR 500 R completamente nueva.
El motor era un desarrollo completamente nuevo, con un cilindro que mantenía el mismo desplazamiento que el anterior –491 centímetros cúbicos y cotas 89 x 79 para diámetro y carrera respectivamente–, pero pasaba a estar refrigerado por líquido, más compresión y un nuevo tubarro que ayudaba a mejorar la fiabilidad –el pistón de la CR 500 R del 84 tendía a grietarse–. También se prescindió de la válvula de escape variable de Honda. El cambio, de cinco relaciones, se reforzó y se revisó para hacer que fuera más cómodo pasar de una relación a otra y se cambio el sistema de arranque –palanca más larga y cambio de la relación de transmisión–. Además, en 1986 se cambió el carburador y se logró alcanzar los 65 CV a 6.000 revoluciones y los 72,2 Nm de par al mismo régimen.
Obviamente, se reforzó el chasis y se cambiaron geometrías, al mismo tiempo que se instalaban nuevas suspensiones –totalmente regulables, por supuesto, y firmadas por Showa–. También se cambió el diseño de todo el conjunto de la carrocería con respecto a 1984.
Poco a poco, la CR 500 R fue domesticada y aunque mantuvo su reinado como la más salvaje, ya no era lo mismo y dejó al modelo del 85 como una de las monturas más descabelladas del mundo del motocross.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS