Guillaume Radomski no es el típico propietario de un taller de personalización de motocicletas, al menos a tiempo completo, es más bien un diseñador gráfico y decorador con gran ojo para los detalles. Los proyectos ocasionales sobre dos ruedas que emprende son impresionantes y se realizan con ayuda de los mejores artesanos de Francia. Muy pocos rechazan su llamada.

Una vez que la idea sale de la cabeza de Guillaume y se traduce en bocetos y representaciones digitales, la mayor parte del trabajo de fabricación es encargado a talleres de preparadores muy conocidos en su país natal. Por lo tanto, la deslumbrante Harley-Davidson Sportster que estáis viendo se describe mejor como un esfuerzo de equipo, aunque el director de orquesta de principio a fin ha sido Monsieur Radomski. Como puedes ver, el resultado final está lejos de una Sportster común y corriente.

Con una fuerte inspiración en el movimiento art decó, las antiguas motos de velocidad y algún automóvil de principios del siglo pasado, Guillaume logró este increíble espectáculo. La unidad de partida fue una XLH 1200 del año 1998 y requirió de aproximadamente 1.400 horas hombre para transformarse en este deslumbrante modelo único. El proyecto se completó en 2022, cuatro años después de que su autor dibujara los bocetos iniciales.

Como es costumbre en la forma de trabajar de Radomski, a estos primeros dibujos le siguieron las representaciones informáticas en 2D y 3D. A continuación, se eliminó toda la carrocería de la Sportster original, excepto sus tapas laterales. La misma suerte corrieron elementos como las ruedas, el basculante y el sistema de escapes de serie, entre otros.

Para pasar posteriormente al proceso de personalización, Guillaume contactó con sus colaboradores habituales. El primero fue el gurú de la metalurgia Cedric Trenquier del taller Cevennes Retromotors.

Su parte consistió en realizar un nuevo traje de aluminio desde cero, basándose en todas las representaciones antes mencionadas como referencia. Cedric tuvo autorización para desmarcarse ligeramente del proyecto inicial y profundizar en las partes que le parecieron más interesantes. Los guardabarros de gran tamaño fueron su principal aportación al proyecto. Ocultan por completo la mitad superior de cada rueda y están adornados con remaches para darle una apariencia retro que recuerda un poco a los trenes antiguos.

El guardabarros trasero lleva un soporte para la matrícula hecho a mano y dos luces traseras led justo encima, una al lado de la otra. Cedric también creó un elegante depósito de combustible, que es increíblemente delgado y delicado en comparación con los robustos guardabarros instalados más abajo. En esencia, la idea era mantener la mayor parte de la masa visual de la Sportster baja, mientras que la zona superior fuese lo más delgada y delicada posible. Para el final del trabajo, Cedric diseñó un imponente carenado para el área delantera de la motocicleta. Incluye un faro Led y un proyector de luz adicional debajo.

Una vez completada su parte, la máquina fue entregada al líder de Eight Cycles, Cristophe Dembard. Este diseñó un basculante con tubos de acero, nuevos puntales para lo guardabarros y el manillar de perfil muy bajo.

Cristophe también dejó su impronta en todo el tren motriz y la electrónica de la XLH 1200, renovando todo el conjunto. Instaló una nueva batería de iones de litio y un nuevo escape a la motocicleta. El colector dos en uno es de SuperTrapp y el silenciador es un Harley Breakout reutilizado. Todo ello se completa con un precioso filtro de aire de Kuryakyn.

Las llantas son aros lenticulares sólidos de 19 pulgadas, cortesía de Metalsport Wheels y los neumáticos Avon Roadrider. Todo el conjunto de frenos, de primera calidad, es de Beringer. El asiento fue tapizado por Olivier Habault en cuero negro y en su parte inferior van instalados unos discretos intermitentes led.

Sobre el manillar se encuentra un indicador digital de corte muy minimalista fabricado por Motogadget. Los interruptores son muy compactos y de aspecto industrial, puños sencillos y espejos suspendidos en los extremos del manillar. Estos, fabricados por Highsider, cuentan con pequeños intermitentes incorporados.

Por último, la Harley, fue llevada al taller de los chicos de L´Aero para al proceso de pintura. Su carrocería recibió una gran base de pintura negra con múltiples capas de barniz para que se apreciase realmente el brillo. Se inscribió el nombre del fabricante en el depósito de combustible y varias partes se dejaron sin pintar para romper con el color negro de la carrocería. Se pulieron a fondo las cubiertas del motor, las ruedas sólidas y la corona de la transmisión de la rueda trasera, entre otras.

El resultado final de todo este trabajo no puede ser más espectacular. Su nuevo y feliz propietario está más que satisfecho con la criatura. Enhorabuena a Radomski y todo el equipo por este fabuloso proyecto.