Entre los aficionados a las carreras de resistencia la Honda RCB 1000 es una verdadera leyenda. No obstante, para entender su repentina presencia en la escena deportiva hay que remontarse hasta los años sesenta. Y bueno, la verdad es que siquiera así podemos llegar a entender las verdaderas razones de la misma. No obstante, quizás nunca las tengamos de una forma exacta ya que, de hecho, Honda y la competición comenzaron a configurar una relación teñida de lagunas de conocimiento desde 1968. Vayamos paso por paso.
Para empezar, hemos de situarnos a mediados de los años sesenta. Momento en el que, exceptuando la categoría del medio litro – totalmente dominada por las MV Agusta – Honda ha logrado ya diversos mundiales en 50, 125, 250 y 350 centímetros cúbicos. Así las cosas, no sólo las marcas japonesas reinan con facilidad en la mayor parte de las carreras sino que Honda se alza como la más exitosa de entre todas ellas. A ello hay que sumar el éxito en los concesionarios, llegando a ser la empresa motociclista con más ventas globales a partir de 1963. Es decir, tanto en las pistas como en las calles Honda era cuasi todopoderosa.
Sin embargo, en 1968 la FIM anunció un profundo cambio de reglamentación de cara al Mundial de 1970. Analizar esto necesitaría un artículo en sí mismo, por lo que resumiremos diciendo que todo esto produjo la salida del Mundial por parte de Honda. Sin embargo, una empresa tan importante como ésta no podía tomar decisiones a la ligera. Por ello, realmente las razones pudieron llegar a ser bastante más complejas. Al fin y al cabo, en 1964 había entrado en F1 produciéndose un reajuste financiero para la competición en declive de su vertiente motociclista. Además, para 1966 se produjo un fuerte descenso de las ventas en los Estados Unidos y, sobretodo, hacia finales de la década se intuía una crisis económica inminente en Japón. Razones que añaden complejidad y misterio a todo lo que pudo haber pasado realmente en torno a aquella decisión de abandonar el Mundial.
Aunque Honda supuestamente había abandonado el Mundial en 1968 por desacuerdos con el nuevo reglamento que estaba preparando la FIM para 1970, lo cierto es que alrededor que aquella decisión existieron muchos más motivos relacionados con lo financiero
Honda RCB 1000, regreso triunfal a las pistas
Sea como fuese, lo cierto es que el abandono de Honda dejó no sólo un gran hueco en el Mundial sino también en la propia marca. Es más, no había mucho sentido en que ésta sacara motocicletas de alto rendimiento como la superbike CB750 de 1969 sin que al mismo tiempo defendiera sus bondades en las pistas. Así las cosas, en 1970 se produjo un fugaz retorno a la competición al presentar la CR750. Basada en la CB750 de calle, ésta ganó en la carrera más prestigiosa en los Estados Unidos de aquel momento. Ni más ni menos que Daytona.
Todo un golpe publicitario que quedó, precisamente, en sólo eso. Lo publicitario. Honda consiguió aparecer de nuevo en la primera plana de las revistas deportivas, y además el honor de su nueva e icónica superbike quedaba al fin fuera de toda duda inquisitiva. Sin embargo, tras este alarde Honda regresó a sus cuarteles de invierno para seguir haciendo un mutis por el foro al que sólo pondría fin acabando los ochenta gracias a sus éxitos en la categoría reina.
No obstante, en 1976 apareció la Honda RCB 1000 para confirmarse como una gloriosa excepción a aquel retiro. Basada en la CB750 al igual que la CR750, de ella tomaba el bloque de cuatro cilindros para aumentar la cilindrada hasta los 941 centímetros cúbicos con una potencia de 115 CV a 9.500 revoluciones por minuto. Realmente espectacular, ya que la versión de calle se quedaba en 68 CV. Además, la alimentación se realizaba gracias a cuatro carburadores de 34 milímetros. Todo ello para llegar a un generoso peso de 187 kilos. Es decir, una verdadera bestia del asfalto enfocada a las carreras europeas del Campeonato Europeo de Resistencia.
Desde el primer momento el dominio de esta motocicleta fue absolutamente abrumador, ganando todas las carreras en las que participó durante los tres primeros años de entre los cuatro en los que quedó campeona en el Campeonato Europeo de Resistencia
Responsable de ganar todas las carreras programadas en la temporada de su estreno – Mugello, Montjüic, Spa, Le Mans y Thruxton – la Honda RCB 1000 se mostró también intratable durante el año siguiente. De hecho, volvió a ganar en todas. Y bueno, lo mismo en 1978 a excepción de dos carreras no puntuables disputadas fuera de Europa. ¿1979? Pues lo mismo. Absolutamente arrolladora. Es más, lo único que pudo parar esta racha es que en 1980 el Campeonato Europeo de Resistencia torno a Campeonato Mundial añadiendo algunas localizaciones geográficas más, apareciendo además diversas categorías divididas por la cilindrada a la forma y manera del Mundial. Ahí la Honda RCB 1000 mutó a la 1000 RSC y empezó otra historia que habremos de contar otro día. Llegados a este punto, no podemos más que seguir admirando la extrema efectividad de aquella motocicleta basada en la superbike CB750. Sin duda una máquina de carreras responsable de dar ánimos a Honda para su vuelta al Mundial durante los años ochenta.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS